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Entrevista a Serge Quadruppani, autor del libro La política del miedo

«La locura ‘securitaria’ ha invadido el mundo entero y Francia en particular»

Fuentes: Rebelión

Escritor, ensayista, traductor y periodista, en su obra más reciente, «La Política Del Miedo», Serge Quadruppani analiza la deriva ‘securitaria’ que se ha apoderado de la política en los países occidentales tras los atentados del 11-S. Según el pensador francés, de origen italiano, Europa y Estados Unidos se han sumergido en una lógica militarista para […]

Escritor, ensayista, traductor y periodista, en su obra más reciente, «La Política Del Miedo», Serge Quadruppani analiza la deriva ‘securitaria’ que se ha apoderado de la política en los países occidentales tras los atentados del 11-S. Según el pensador francés, de origen italiano, Europa y Estados Unidos se han sumergido en una lógica militarista para tratar los asuntos ligados a la seguridad interior. Leyes liberticidas, un Estado policial, la violación de los derechos civiles, la promoción del miedo en la vida cotidiana y la explosión de las industrias ligadas a la seguridad son el caldo de cultivo que lleva al escritor, claramente anclado en la izquierda, a desconfiar del sistema capitalista y de los partidos tradicionales. A unas semanas de las elecciones presidenciales en el país galo, Quadruppani asegura que, tanto en este como en otros temas, la izquierda institucional y la derecha en ese país «no son muy diferentes» y que los grandes cambios en la historia nunca se realizaron a través de un sufragio electoral.

En que consiste «La politica del miedo» de la que habla en su libro?

– La política del miedo es algo tan viejo como la política misma. Consiste en utilizar el miedo como método de gobierno. Sin embargo, la misma ha sufrido una intensificación notable en los últimos años, particularmente después [de los atentados] del 11-S. Este métodoconsiste en unificar la población del lado del Gobierno frente al miedo a un enemigo exterior e imposible de eliminar. Este enemigo, presentado hoy como «el terrorista» es una fórmula reproductible infinitamente hacia cualquier tipo de enemigo, como pudimos verlo en Francia con la multiplicación de las leyes contra la inseguridad desde el 2001. El enemigo es : el habitante de barrios populares, el inmigrante, la juventud, el niño problemático en la escuela, etc… se trata siempre de lo mismo, provocar miedo a la población para que esta se reagrupe bajo el ala protectora del Estado.

– Francia se encuentra hoy en plena campaña electoral para las elecciones presidenciales de abril. Existe alguna diferencia entre el PS (la izquierda, de François Hollande) y el UMP (la derecha, de Nicolas Sarkozy) en materia de política de seguridad?

– [risas] Mire… hay que recordar que la primera ley de seguridad [despues del 11-S], la Ley de Seguridad Cotidiana [Loi de Sécurité Quotidienne] fue implementada durante un gobierno de izquierda [de Lionel Jospin]. Después llegó [el presidente] Nicolas Sarkozy que sumo muchas más, pero la «izquierda institucional» [PS] a adherido completamente a esta nueva doctrina representada por personajes como Alain Bauer que es uno de los ideólogos de esta «locura securitaria» que ha invadido el mundo entero y Francia en particular. Sobre este tema y muchos otros, la izquierda no es muy diferente de la derecha. Algún tiempo atrás el socialismo frances parecía en ruta hacia una verdadera reforma pero esta posibilidad se desvaneció. Como lo dijo Margaret Tatcher : no hay alternativa dentro del capitalismo. Por eso la única alternativa es salir del capitalismo, y esta solución no está ni en el programa ni en la esencia de la izquierda institucional francesa.

– Pero, a pesar de todas las críticas al «Sistema» que existe hoy desde muchos sectores de la sociedad, en Francia y en el mundo, «salir del capitalismo» no parece ser una opción para ninguno de los dirigentes políticos importantes. Hay candidatos políticos para tal emprendimiento?

– Las revoluciones no se hicieron nunca a través de las elecciones. Los grandes cambios que marcaron la historia nunca fueron resultado de una contienda electoral. La historia prueba que jamas hemos pasado de una sociedad a otra nueva, respetando las reglas de la vieja sociedad. Lo que no quiere decir que yo apoye la violencia, o la idea de imponer por la fuerza una eventual solución … pero yo soy defensor de los movimientos sociales… voilà! (sic) No tengo ninguna confianza en las fuerzas políticas institucionales.

-Existe en este momento un resurgimiento de las manifestaciones a gran escala y de los símbolos de lucha social, como los Indignados en España, Occupy Wall Street y el grupo cyberactivista Anonymous…

– Si, todo eso es entusiasmante pero no alcanza. Debo decir que por el momento yo constato una inmensa resignación en la sociedad. […] Tengo la sensación de que la gran mayoría de la gente se siente completmente superada por la situación que estamos viviendo, lo que más me impresiona es el sentimiento de impotencia generalizado. Porque cuando estamos obligados a suplicar a nuestro patrón para que no nos eche [a causa de la crisis] y asi mantener nuestro empleo para seguir siendo explotados […] Hay rebeliones esperanzadoras, creo que hay esperanza, pero estamos recién en el comienzo del comienzo.

– Volviendo a la política gubernamental, usted habla de «leyes liberticidas» y de medidas que violan los derechos civiles, las cuáles vendrían en aumento en estos últimos años en Francia y el Europa. Podría citar algunos ejemplos?

– Existe hoy una explosión increíble de expedientes, con información que incluye hasta datos genéticos. Estos expedientes, cada vez más numerosos y extensos, tienden además a interconectarse unos con otros. Y para colmo, son consultables por todo tipo de gente, porque al principio solamente las fuerzas policiales tenían acceso a este tipo de «ficheros». Pero hoy, de manera oficial o no, cada vez más sociedades privadas encuentran la forma de acceder a estas fuentes de información. Eso sin mencionar que la «seguridad informática» es… lo que es. [silencio] Llegamos así a un mundo en el que todo el mundo vigila a todo el mundo. Y no lo digo en sentido figurado, ya que existe en Francia una ley que promueve al ciudadano vigilar a su vecino. Se trata de la operación Voisin Vigilant (Vecino Vigilante), que incluye un delegado vecinal encargado de avisar a la Gendarmería cualquier movimiento extraño en la zona. Esta política [de vigilancia ciudadana] esta muy desarrollada en Inglaterra. Por otro lado hay una voluntad explícita de hacer desaparacer las leyes específicas para los menores de edad. Leyes que apuntan a bajar la edad legal para que un joven pueda ser enviado a prisión, la creación de centros penitenciaros cerrados para los jóvenes. Eso lo vemos hoy en Francia y también en Gran Bretaña. Inglaterra es sin dudas uno de los países con mas detenidos menores de edad en el mundo [1]. No hay que olvidar que hasta unos años antes del comienzo del siglo 20 en Inglaterra se ahorcaban a los niños.

– Justamente en su libro usted cita el ejemplo británico y menciona que la policía inglesa vigila a los niños desde la edad de cuatro años en busca de chicos «vulnerables a la propaganda islamista».

– Eso existe también en Estados Unidos dónde consideran que los niños son como bombas que pueden explotar en el futuro. Se trata sobre todo de chicos de origen musulmán, los cuáles son de gran interes para el FBI. Parte del hecho de tener tal o cual nacionalidad u origen étnico, y luego si éste dice alguna tontería, como puede decir cualquier chico, tales como «viva Ben Laden»… ya ha ocurrido tanto en Inglaterra como en Estados Unidos que la policía se presente en una casa para interrogar a los chicos y sus familias.

– Pero esta política del miedo tiene también un costado económico, la vigilancia cuesta dinero…

– Por supuesto, cuando en países como Estados Unidos se invierte enormemente en fuerzas antiterroristas y se crea constantemente nuevos organismos y agencias de seguridad, esto transforma en una fuerte industria económica. Y esta «industria del miedo» debe después justificar todo el dinero que se invierte en ella, lo cual los ha llevado a invertarse enemigos. En los últimos dos o tres años, todos los supuestos casos de complots terroristas que el FBI sacó a la luz no se trata más que de individuos aislados, en algunos casos desiquilibrados mentales, a los cuáles el FBI incitó e incluso proveyó de los elementos necesarios para llevar adelante un atentado para así poder detenerlos a último momento «a la luz de las cámaras» y así justificar el dinero que se invierte en ellos […] nos damos cuenta entonces hoy que el Estado gasta millones de nuestros impuestos para instalar micrófonos y cámaras para vigilar militantes que, según ellos, podría convertirse en terrorista. Se trata de la teoría del «Descubrimiento Precoz», que consiste en identificar a aquellas personas que por sus convicciones políticas podrían, algún día, tal vez, convertirse en terroristas.

– Es la doctrina de la «Guerra Preventiva» de George W. Bush pero aplicada a la propia sociedad occidental…

– Exactamente, se trata de la adaptacion sobre el plano interior del concepto de «Guerra Preventiva».

– Sin embargo, para poder detener un terrorista es necesario hacer un trabajo de inteligencia, para lo cual es necesario un cierto grado de vigilancia de toda la sociedad con el fin de «encontrar» los potenciales peligros. Dónde se encuentra el equilibrio entre la lucha contra el terrorismo y el respeto de los derechos civiles de la ciudadanía?

– Bueno, primero que nada, no está en mi ponerme en lugar de la policía para encontrar la solución a ese dilema. Pero por de pronto me parece que la mejor manera de evitar [un acto terrorista] es impidiendo que esa gente [los terroristas] existan, teniendo una política internacional más justa, no dando la impresión de que existen dos reglas para medir las cosas. Por ejemplo en el conflicto israelo-palestino. Haga lo que haga Israel, siempre tiene razón. Israel puede permitirse bombardear y asesinar, y siempre se encuentra una justificación, mientras que los que estan enfrente [palestinos] son «indudablemente» [ironisa] terroristas. Otro ejemplo es Arabia Saudita, que es uno de los principales semilleros del integrismo pero que nadie puede tocar porque está protegida por Estados Unidos. Por eso repito que la mejor manera de proteger a los ciudadanos [occidentales] es teniendo una política más justa sobre el plano internacional.

– Volviendo a las medidas de seguridad interior. Por las calles de Paris se puede ver hoy cada vez más militares vigilando los puntos estratégicos de la ciudad como la Torre Eiffel. Ya a nadie parece sorprenderle cruzarse en pleno Paris con un soldado ametralladora en mano, se volvió parte del paisaje parisino. Por qué cree usted que la gente aceptó de manera tan natural la militarización de las calles?

– Por todo lo antes dicho. Es a eso a lo que yo llamo «La política del miedo». Se logra que la gente acepte eso haciendo aumentar la sensación de un inminente ataque [2], que en caso de realizarse, según ellos, sería el peor de los horrores al que se puede enfrentar nuestra sociedad . Sin embargo, si hacemos una estadística sabremos muy bien que hay más gente que ha muerto de frío en las calles de Paris que por atentados terroristas. Lo grave de esta situación es la de acostumbrarse a esa presencia, porque el día en que ésta aumente de manera notable no vamos a estar alerta para darnos cuenta de que hay militares en lugares dónde no debería haberlos, y eso en sí mismo sería muy grave.

– En su libro cita usted un caso muy llamativo sobre la política de seguridad en Europa. Se trata del joven suizo-tunesino Skander Vogt. En 1999, a la edad de 19 años, fue arrestado por un delito menor. Lo condenaron a 20 meses de prisión, por lo que debería haber salido en 2001. Sin embargo en 2010 seguía aún en prisión sin haber sido condenado de ningún nuevo delito. Cómo explica el caso?

– Este joven fue víctima de esta nueva tendencia que existe a nivel internacional. Se trata de esta figura poco clara de «loco potencialmente peligroso». Es una tendencia que apunta a retener de manera perpetua a personas consideradas «desequilibradas». Actualmente ya hay nuevas leyes en Francia que permiten «conservar» gente en prisión más allá del tiempo de la condena.

– Una persona puede ser detenida si la consideran peligrosa para la sociedad?

– No. Si usted es detenido por un delito cometido podría permanecer en prision más allá de la pena, de manera indefinida, si un juez considera que usted es un peligro para la sociedad. Es una de las numerosas leyes que fueron aprobadas gracias al activismo «sarkozyano» tras el asesinato de una enfermera en un centro psiquiátrico. Esa también es una nueva tendencia: tras cada hecho que atrae a los medios viene una nueva ley por detrás. Cada vez que sucede algo, aparece Nicolas Sarkozy frente a las cámara y nos dice «bueno, ahora vamos a pasar una nueva ley y verán que esto no se va a repetir».

– Cual es el rol de los medios en esta «política del miedo»?

– El rol de los medios es central, aquí llegamos a la relación de complicidad orgánica entre los grandes medios y el poder político. Por un lado, se encuentra el vínculo formado por los intereses comunes entre ambos sectores ligados al hecho de que tanto los propietarios de los grandes medios como los de las encuestadoras pertenecen a la misma oligarquía y en muchos casos son incluso amigos personales de Sarkozy. Por otro lado, se encuentra la dinámica propia de los medios de comunicación que buscan «lo espectacular». Si un gran periodista dice «hay miedo en Francia», atrae mucha más gente frente a la pantalla que si habla una vez más del desempleo.

– En su libro analiza usted las declaraciones oficiales realizadas por Alain Chouet quién asegura que el grupo Al-Qaida esta «muerto operacionalmente» desde 2002 [3]. Por qué cree usted que se lo sigue considerando, al menos mediáticamente, como el mayor de los peligros para Occidente?

– [risas] Porque es un cadaver útil. Porque es útil a la política del miedo. Por una parte, permite seguir alimentando la línea de crédito de los servicios de seguridad. Pero también es cierto que es un símbolo que permite dar notoriedad internacional, es decir que cualquiera que quiera cometer un acto y que pretenda atraer a los grandes medios de comunicación va a reivindicar la «firma Al-Qaida». Toda «banda» que quiera una visibilidad internacional hoy se declara parte del grupo Al-Qaida.

Notas:

[1] Actualmente, el sistema judiciario británico encarcela a los niños a partir de los 12 años de edad. Suicidio, automutilaciones, y prácticas de aislamiento en condiciones inapropiadas le valieron al gobierno inglés, bajo mandato de Tony Blair, una dura crítica de parte de la Comisión de la Naciones Unidas por los Derechos del Niño».

[2] En 2003 se adoptó en Francia un «Código de Colores» para medir el grado de peligro a un ataque terrorista. El mismo va del blanco al rojo. Desde los atentados del 7 de julio del 2005 en Londres el código nunca se movió del rojo (peligro inminente).

[3] Ex jefe del servicio de inteligencia, DGSE (el espionaje frances), el 29 de enero del 2010, Alain Chouet declaró en un coloquio denominado «El Medio Oriente en la hora nuclear», organizado por la Comisión de asuntos extranjeros del Senado de Francia. «Como muchos de mis colegas profesionales a través del mundo, yo estimo sobre la base de serias informaciones que Al-Qaida murió en el plano operacional en los agujeros de rata de Tora Bora en 2002» aseguró. http://videos.senat.fr/video/videos/2010/video3893.html (en francés).

rCR