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Entrevista a Salvador Sánchez Cerén, presidente electo de El Salvador

«La lucha fue necesaria para el futuro»

Fuentes: Página/12

A partir del 1º de junio dirigirá el segundo gobierno nacional sucesivo del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) para convertirse en el primer dirigente guerrillero que llega a la presidencia de El Salvador. Después de un largo proceso de conteo y evaluación de los recursos de la oposición, el Tribunal Supremo Electoral de […]

A partir del 1º de junio dirigirá el segundo gobierno nacional sucesivo del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) para convertirse en el primer dirigente guerrillero que llega a la presidencia de El Salvador.

Después de un largo proceso de conteo y evaluación de los recursos de la oposición, el Tribunal Supremo Electoral de El Salvador decretó que Salvador Sánchez Cerén fue elegido para ser el próximo presidente del país. Tomará posesión el 1º de junio, para dirigir el segundo gobierno nacional sucesivo del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y para convertirse en el primer dirigente guerrillero que llega a la presidencia de El Salvador.

Desde su residencia nos concedió la primera entrevista exclusiva desde que fue elegido presidente, el 9 de marzo, en una reñida disputa en la segunda vuelta contra el candidato del partido opositor, Arena.

-Presidente, usted tiene en común con el presidente de Uruguay, Pepe Mujica, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, haber estado en la lucha armada contra dictaduras para volverse presidente de la República de un país latinoamericano.

-Es la historia que vivimos los pueblos de Latinoamérica. En las décadas del ’60, del ’70, la lucha fue necesaria para abrir las posibilidades del futuro en que ahora estamos. Sin ese esfuerzo no se hubieran terminado esos regímenes autoritarios que impedían el desarrollo democrático de nuestros países. Y, por lo tanto, el desarrollo productivo y social. Para mí es un agrado también ser de esa lista, de la que hace parte también otro centroamericano, el presidente Daniel Ortega, de Nicaragua, que también participó de una gesta heroica en los años ’70. Esto es parte de la historia del pueblo latinoamericano.

-Usted va a asumir el 1º de junio como nuevo presidente de El Salvador. ¿Cuáles son los temas programáticos fundamentales de su gobierno para los próximos cinco años en el país?

-Desde el inicio de la campaña electoral decidimos hacer un proceso de consulta a la población sobre cuáles son sus principales problemas, cuáles serían las soluciones y qué programas consideraban que deberían continuar. Hicimos la consulta a nivel nacional, platicamos con las familias, visitamos casa por casa, hicimos mesas técnicas de medioambiente, de salud, educación. De ese proceso, del que participaron más de 200 mil personas, nosotros elaboramos nuestro programa de gobierno, a partir de las necesidades que nos fueron planteadas en esa consulta. A partir de ahí hicimos nuestro programa, que se llama Salvador Adelante. Se determinaron como diez ejes, entre ellos temas como el medioambiente, el Estado de derecho, la reforma del Estado en el sentido de fortalecer a las instituciones, ampliar las relaciones internacionales. Pero entre ellos se definieron tres grandes temas. El primero es el empleo. El desempleo está en alrededor de un 6 por ciento, no es un nivel elevado, pero hay una enorme informalidad, que es también una forma de desempleo. Aunque este gobierno hizo esfuerzos importantes, se han generado alrededor de 113 mil empleos, además del surgimiento de 13.000 nuevas empresas. Pero la población considera que el nivel de desempleo es todavía alto. Por eso estamos planteando la necesidad de una transformación productiva, para lo cual se requieren inversiones públicas en infraestructura, en salud y en educación. Además de desarrollar políticas junto al empresariado privado. Somos un país que garantiza la libertad empresarial. Garantizamos también la seguridad jurídica, con reglas claras. Garantizamos también la seguridad financiera. Y tenemos que romper con todas las trabas burocráticas. Vamos a hacer una revisión de todas las leyes que tienen que ver con la inversión, porque muchas de ellas están desfasadas, dando continuidad a lo que está haciendo este gobierno. Esto permitiría, junto con la atracción del capital extranjero, hacer una transformación productiva que permita dar más valor agregado al producto que exportamos. No sólo exportar materias primas, sino productos con mayor valor agregado. De esa forma estimularíamos al comercio, a la industria, al sector de la agroindustria, para dinamizar la estructura productiva del país, en un plan que no sólo sea para cinco años, sino para echar bases para que en un período de más o menos quince años pudiéramos hacer realmente una transformación productiva. Para ello es necesario también que el Estado permita que se puedan incorporar nuevas tecnologías a la producción en nuestro país. Para lo cual estamos creando centros de investigación y de innovación que, junto con empresarios, puedan facilitar nuevas técnicas para mejorar la calidad de los productos.

-¿Cuáles serán los otros dos ejes fundamentales de su gobierno?

-Son la educación y la seguridad. Porque las empresas necesitan recursos humanos con mayor calificación. El tema de la seguridad, a su vez, es uno de los problemas más graves, por la extorsión que las empresas tienen que pagar, sacando recursos de las inversiones. En El Salvador se han aplicado recetas que llamaban «mano dura», que era aplicar toda la rigurosidad de la policía, pero en lugar de disminuir, la violencia ha aumentado. Nosotros decimos que hay que usar las dos manos: una mano es la de oportunidades. Tenemos un programa que se llama «No más territorios olvidados», donde hacemos inversiones para generar oportunidades para emprendedores, para que mejoren los ingresos de las familias, para que los jóvenes tengan oportunidades. Todo eso acompañado de un trabajo eficiente en el sistema penitenciario, que permita una rehabilitación de los presos. Hablamos también de una firmeza del Estado, para garantizar el trabajo de la Policía Nacional, con mayores capacidades, más efectivos, mejores condiciones de trabajo, dotada de armamento moderno, de una mayor movilidad, con más capacidad científica para ser más efectiva. Y en el caso de gravedad de la situación de seguridad, apoyarse en el ejército en algunos casos, porque la Constitución de la República establece que, cuando hay un riesgo de amenaza nacional, se puede usar el ejército, pero como apoyo de la Policía Nacional.

-Usted ha convocado a un gobierno de unidad nacional. ¿Qué significaría esto hoy en El Salvador?

-Nosotros surgimos a la vida política a partir de un Acuerdo de Paz, que es producto de un entendimiento que terminó con el conflicto, abriendo una nueva etapa que la hemos llamado de transición democrática, es decir, de construcción de instituciones que fortalezcan a la democracia en El Salvador. Desde 1992, cuando firmamos los Acuerdos de Paz, siempre se han buscado el entendimiento, el diálogo, la concertación. Nuestro gobierno también será un gobierno inclusivo, que dará representación en el gabinete a otras fuerzas políticas que ya han trabajado con nosotros. Los Acuerdos de Paz se han convertido en políticas de Estado. El Salvador es una sociedad con mucha diversidad, hay aquí fuerzas conservadoras que tienen todavía mucho peso, están la fuerzas que acompañan al FMLN, que es un partido moderno, abierto a las ideas, dialoguista. Muchos preguntan: con esa polarización, ¿cómo es posible hacer un gobierno de unidad nacional? Los salvadoreños hemos logrado entender que, aunque seamos fuerzas diversas, con enfoques políticos e ideológicos diferentes, tenemos siempre la capacidad de poner al país en el centro. Lo que buscaremos no son las diferencias, sino aquellos temas que unen a los salvadoreños. El tema del empleo es un tema que une al país. El tema de la seguridad es central para todos los partidos. Hay puntos comunes en torno de los cuales podemos construir entendimientos de largo plazo, con las fuerzas empresariales, con las fuerzas políticas de oposición, con las organizaciones de los trabajadores.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-242828-2014-03-28.html