En un área de unos pocos kilómetros cuadrados, en el corazón de Bruselas y en las cercanías de las instituciones europeas, tienen sus oficinas entre 15.000 y 30.000 profesionales de alto nivel -abogados, publicistas, «expertos»- bien remunerados y encuadrados en renombrados bufetes de abogados, centros de estudios, consultorías, empresas de relaciones públicas, etc., que en […]
En un área de unos pocos kilómetros cuadrados, en el corazón de Bruselas y en las cercanías de las instituciones europeas, tienen sus oficinas entre 15.000 y 30.000 profesionales de alto nivel -abogados, publicistas, «expertos»- bien remunerados y encuadrados en renombrados bufetes de abogados, centros de estudios, consultorías, empresas de relaciones públicas, etc., que en su mayoría representan y defienden los grandes poderes económicos y sociales de Europa y del Mundo.
En total, están presentes en la llamada capital de Europa más de 1.500 lobbies industriales y varios centenares de consultorías de «asuntos públicos», además de las oficinas de las 500 grandes corporaciones transnacionales que disponen de un servicio propio de cabildeo en Bruselas: BASF, BP, Unilever, Shell, Daimler, etc.
Son grupos de presión al servicio de corporaciones transnacionales, sectores industriales diversos, incluyendo el armamentístico, grupos financieros, regiones, etc., cuya misión consiste en asegurarse de que la legislación que elabora y promueve la Unión Europea se establezca con arreglo a los intereses de dichos poderes corporativos.
Pero los objetivos con frecuencia suelen superar la simple defensa de unos intereses, y los lobbies consiguen una auténtica apropiación del orden del día de la UE y una dirección real de los asuntos comunitarios, por medio de su influencia en algunas Direcciones Generales claves, como por ejemplo la DG Mercado Interno, en la que los grupos asesores -grupos de «expertos»- en materia de legislación financiera están dominados por los representantes de los principales centros financieros privados.
El método consiste en el cabildeo –lobbying– ante los comisarios europeos, los miembros del Parlamento y, en general, todos aquellos con acceso a los centros de poder de la Unión Europea.
La cifra de negocios generada por esta industria de la influencia se calcula que supera ya ampliamente los mil millones de euros anuales, lo que convierte a Bruselas en el segundo gran centro mundial del lobby corporativo, después de Washington D.C.
Lobby Planet: Brussels, the EU quarter (1) es una publicación del máximo interés para conocer este aspecto casi subterráneo de la política comunitaria. Se trata de una nueva edición actualizada, publicada el 23 de septiembre de 2011, -la primera edición era de 2004- del documento de estudio elaborado por el Corporate Europe Observatory (Observatorio Corporativo Europeo – CEO) (2), organismo independiente de vigilancia del poder corporativo europeo.
El objeto de esta guía del mundo oculto de los lobbies en Bruselas es proporcionar una muy interesante introducción al tema, con nombres, apellidos y direcciones de un poder nada democrático cuya amplitud, secretismo y medios económicos lo convierte en un medio poderoso al servicio de intereses particulares.
Asimismo, Lobby Planet: Brussels, the EU quarter revela en detalle la conexión existente entre los grupos de presión y algunas de las personalidades de la Comisión Europea y el Parlamento, que hace posible que comisarios y parlamentarios utilicen la «puerta giratoria» que les permite pasar de la función pública a la empresa privada una vez finalizado su trabajo en aquélla. Casos particularmente flagrantes, como el del comisario, Charles McCreevy de la DG Mercado Interno, que a su salida de la Comisión y después del periodo de doce meses establecido fue contratado por Bank of New York Mellon en Bruselas, en abril de 2011, para hacerse cargo de la división de gestión de derivados, variedad financiera particularmente perversa que estuvo en el centro mismo de la crisis financiera de 2008.
Además de la referencia documentada a casos públicamente conocidos, como el citado del Comisario McCreevy, entre muchos otros, gran parte de las páginas la ocupa una enumeración rigurosa de los diferentes lobbies, agrupados por zonas de la geografía urbana bruselense. Un apartado no menos interesante es el dedicado a los lobbies agrupados en tres grandes grupos: el lobby financieros, el lobby del carbón y la energía, y el lobby agroalimentario y de la biotecnogía, tres de los sectores de mayor actividad de los grupos de presión.
Por una misteriosa casualidad, el pasado mes de agosto, es decir pocas semanas antes de la publicación de Lobby Planet: Brussels, the EU quarter, el sitio internet de CEO fue hackeado, por lo que en estos momentos el sitio del Observatorio se alberga en una dirección provisional. No obstante, el número de publicaciones sobre temas comunitarios accesibles en red hace de este sitio Internet un lugar de referencia preferente en todo lo relativo a los aspectos menos publicitados de la Unión Europea. Entre otros, la elaboración de una política de austeridad permanente que se está implementando en estas semanas, al amparo de la crisis financiera internacional, y que representa un ataque generalizado a los derechos sociales en todos los Estados de la Unión (4).
Notas:
(1) http://www.corporateeurope.org/publications/putting-brussels-lobbyists-map
(3) http://europa.eu/transparency-register/index_es.htm
(4) http://www.corporateeurope.org/publications/austerity-forever
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