Grecia ha visto llegar a sus costas, sólo en lo que va de 2015, a más de 120.000 personas. La mayoría, según datos de ACNUR, son refugiados que huyen de «conflictos y la violencia». La ONU califica esta situación de «caótica» y asegura que los refugiados no cuentan con unas «mínimas condiciones de recepción» cuando […]
Grecia ha visto llegar a sus costas, sólo en lo que va de 2015, a más de 120.000 personas. La mayoría, según datos de ACNUR, son refugiados que huyen de «conflictos y la violencia». La ONU califica esta situación de «caótica» y asegura que los refugiados no cuentan con unas «mínimas condiciones de recepción» cuando llegan a territorio heleno.
«Hay un caos total en las islas griegas, no hay lugares de cobijo», ha lamentado Vincent Cochetel, director del Bureau de Europa de ACNUR. «Esta emergencia humanitaria está ocurriendo en Europa y es Europa la que tiene que responder», dijo Cochetel la pasada semana, cuando una delegación de la ONU visitó los campos de refugiados. «Estos niveles de sufrimiento deben y pueden ser evitados», aseguró.
Aunque la ONU reconoce que es «consciente» de la situación económica de Grecia, pide al gobierno heleno que cumpla con sus obligaciones para con «estas personas, que ya han sufrido demasiado y necesitan protección internacional». A la Unión Europea le reclama «apoyo económico y técnico» y una mayor solidaridad entre los estados miembros para ayudar a paliar este drama humanitario.
«Pedimos a Grecia que asuma el liderazgo y la coordinación de la respuesta a esta emergencia», dijo Cochetel. «Es triste», se lamenta ACNUR, la financiación que reciben como respuesta este tipo de «emergencias sanitarias». En los campos de refugiados, además de miembros de la ONU, se encuentran trabajando decenas de voluntarios locales sin los que, según ACNUR, esta situación sería «aún peor».
La mayoría de los refugiados llegan a la isla de Lesbos, aunque también lo hacen a las de Huíos, Cos o Samos. Más del 90% de los que llegan, según la ONU, lo hacen huyendo de la guerra, principalmente desde Siria, Afganistán, Irak y Somalia. Todos los días llegan nuevas personas, en embarcaciones caseras de juguete o madera, y las condiciones climatológicas favorables del verano no hacen sino aumentar este flujo humano. Sólo en julio llegaron a las costas griegas 50.000 personas, 20.000 más que el mes anterior.