Recomiendo:
0

Guantánamo: las cárceles rodantes

La UE, dividida ante Guantánamo

Fuentes: Rebelión

La cárcel existe desde que un hombre se apropió de otro, lo sojuzgó, reprimió sus ideas, sus costumbres, vicios o delitos. Los cristianos eran enrejados antes de ser lanzados a las fieras, los gladiadores eran encerrados a punto de contender con otros hombres o con animales descomunales. La Santa Inquisición encarcelaba a quienes serían quemados […]

La cárcel existe desde que un hombre se apropió de otro, lo sojuzgó, reprimió sus ideas, sus costumbres, vicios o delitos. Los cristianos eran enrejados antes de ser lanzados a las fieras, los gladiadores eran encerrados a punto de contender con otros hombres o con animales descomunales. La Santa Inquisición encarcelaba a quienes serían quemados en la hoguera; rara vez un monarca padeció prisión. Los nazis la empleaban contra las etnias, las ideologías y las religiones que perseguían. En el siglo XXI los nuevos campos de concentración- eufemísticos centros de detención- en Guantánamo, Abu Ghraib, Bagram, Mayotte y Diego García sorprenden a causa de su novedosa tecnología carcelaria.

El invento de la RUEDA facilitó el progreso, la comunicación, las portentosas obras arquitectónicas, la relación entre los pueblos y las culturas. Algo rodante presupone un avance, desarrollo, o una mejoría. Cuando el hombre incursionó en las alturas, también la rueda ayudó a la aviación. Ahora corresponde mencionar la cárcel rodante o volante, recién propuesta por el actual gobierno de Estados Unidos a sus aliados de la Unión Europea y a otros países, con la intención de emerger del descrédito y la ignominia, instaurados por el expresidente George W. Bush en Guantánamo. Abruma tanta inventiva.

Los prisioneros ya no serán torturados, sino trasladados ¡otra vez! hacia los nuevos destinos, a países comprometidos a recibir «módicas cuotas» de seres humanos que volarían del Caribe hasta Europa, el norte africano, Canadá… ¡quién sabe! Porque se ven compelidos a escuchar el clamor universal y a mejorar el tambaleante «Estado de Derecho» que tanto propagan los gobiernos de la Unión Europea. Por ello conviene actualizar los más recientes puntos de vista de varios gobiernos y de la UE:

El segundo lugar a causa de su actuación respecto a Guantánamo lo ocupa el Reino Unido. Y no se trata de ecuaciones matemáticas, sino de hechos que han aflorado entre los premieratos de Anthony Blair y Gordon Brown. La ilegal base naval, atestigua cómo se desentrañan, gradualmente, las asesorías del servicio de inteligencia británico (MI5) para las torturas, el que hoy es acusado por varios prisioneros con ciudadanía o residencia en Albión. En teoría, Scotland Yard haría las pesquisas pertinentes, a instancias de la Fiscal General. En fecha reciente el comisionado especial de Naciones Unidas contra la tortura, Martin Sheirin acusó a Londres por su complicidad con Estados Unidos al aplicar la denominada «rendición extraordinaria» para enviar sospechosos de terrorismo a terceros países.

La aparente «sorpresa» oficial británica ha provocado que varios oficiales visiten al prisionero, Binyam Mohamed, según declaraciones de la Oficina de Relaciones Exteriores (FCO) para liberarlo, luego de cinco años de encierro. El Secretario del Foreign Office (titular de Relaciones Exteriores), David Milliband, rechazó, sin embargo divulgar el caso de la presunta tortura de éste. El final era esperado: los jueces fallaron que «el gobierno de Estados Unidos había obligado al Reino Unido a suprimir las informaciones reclamadas por el citado prisionero». Mientras, en febrero pasado, Estados Unidos se negaba a liberar al último residente británico en la base, Shaker Aamer. No es casual que los mencionados -y otros más- siempre lleven nombres de origen árabe.

Desde España, cuyo anterior gobierno asumió todos los compromisos planteados por Washington, surge una acusación judicial contra varios funcionarios estadounidenses por cometer delitos contra la humanidad: genocidio, tortura y terrorismo. Uno de los acusados es el principal asesor legal de la Casa Blanca en 2005, Alberto González. No es preciso adivinar: el denominado principio de jurisdicción universal vigente en la justicia hispana tampoco prosperará en este caso, aunque España haya suscrito los estatutos de la Corte Penal Internacional y se evidencien, una y otra vez, los «traslados» desde su propio territorio rumbo a Guantánamo -a petición de Washington-, claro está.

¿Alguien recuerda a estas alturas al Imán capturado por la CIA en Milán, cuyos secuestradores eran militares estadounidenses? ¿Les resulta familiar el rechazo por la Agencia de Inteligencia francesa que el 24 de febrero pasado, declaró inocentes a cinco musulmanes «detenidos» en Guantánamo? La respuesta sería negativa. El titular de exteriores francés, Bernard Kouchner destacaba en enero que su país «siempre había abogado en pro de los valores universales que debían mantenerse en la lucha contra el terrorismo, incluso en las prisiones secretas de la CIA» y encomiaba la decisión de Obama. Habría que preguntar entonces: ¿son permisibles las detenciones secretas?

Ahora se trata de «distribuir el pastel», con perdón de los secuestrados, torturados, mutilados, ocultos y apartados en una base contraria al Derecho Internacional y, mucho más, a un Derecho Internacional Humanitario que vapulean los poderosos como si fuera una marioneta en un circo. Concretemos las actitudes actuales y las presumibles conclusiones.

Todavía en enero de este año los Ministros de Relaciones Exteriores de los Estados miembros de la Unión Europea, iniciaban un debate en el intento para alcanzar una Posición Común sobre «cómo ayudar a Estados Unidos a cerrar el centro de detención». En febrero aducían que «esperaban una petición formal del gobierno presidido por Barack Obama» y «se regocijaban por su decisión sobre Guantánamo».

Quien dude sobre las disparidades para asumir la culpabilidad gubernamental o nacional ante el «caso de Guantánamo» puede releer la Resolución del 19 de febrero de 2009 del Parlamento Europeo, aprobada con 334 votos a favor, 247 en contra y 86 abstenciones. Las revelaciones, las acusaciones de organizaciones internacionales y las pruebas de más de mil vuelos, rumbo a Guantánamo siguen cuestionadas: «la supuesta utilización de países europeos por la CIA para el transporte y la detención ilegal de presos; las presuntas torturas; la decisión del Primer Ministro polaco de entregar a la Fiscalía documentación sobre vuelos y prisioneros; la legitimidad de utilizar el secreto de Estado sobre el procedimiento para entregar al imán Abu Omar y el programa de entregas extraordinarias -fórmula que pretende ocultar el delito de secuestro-.

En la citada Resolución hay algunas pinceladas aceptables: «algunos Estados miembros solicitaron la liberación y repatriación de nacionales suyos; hasta ahora ni los Estados miembros ni el Consejo han tomado medidas para aplicar las recomendaciones del Parlamento; piden al Consejo y la Comisión que lleven plenamente a la práctica las recomendaciones de febrero de 2007; a Italia que ratifique los acuerdos sobre extradición y asistencia judicial mutuas; y reitera que, según el artículo 14 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura, las víctimas de ésta tienen derecho jurídicamente exigible a una reparación y compensación justa»

En marzo el comisario europeo, Jacques Barrot y el ministro del interior checo, Ivan Langer -en representación de la actual presidencia de la UE- viajaron a Washington para conversar sobre el «eventual» recibimiento de ex detenidos. Desde entonces proliferan los artilugios: unos dicen que sí, otros dicen que no, otros que no sería legal recibirlos en sus países y otros, que estudiarían «caso por caso». ¡Cuántas posiciones disímiles para una Posición Común! Está más que claro que el acuerdo es que los 27 no están de acuerdo: los representantes gubernamentales franceses, alemanes, italianos y españoles plantean analizar la acogida caso por caso; los checos dicen que no sería legalmente posible aceptarlos. Austria, Suecia, Dinamarca y Países Bajos los rechazan; Portugal los recibirá con agrado; otros recuerdan que la aceptación de los exdetenidos significaría modificar la libertad de circulación en los Estados que aplican los acuerdos fronterizos Schengen.

El pasado 3 de abril el Presidente francés aseguró durante la Cumbre de la OTAN (celebrada en las ciudades de Estrasburgo y Kehl) la disposición de su país a recibir a algunos prisioneros de Guantánamo y añadió que «Obama había pedido a los europeos que fuesen consistentes y respondiesen afirmativamente a la petición de ayuda». Nada más lejano que lo sucedido, dos días más tarde en la Cumbre de Praga, entre Estados Unidos y la Unión Europea. De la abultada agenda traída para su primer encuentro oficial con los eurocomunitarios, solo el tema de Guantánamo quedó postergado, para «ulteriores soluciones que buscarían los Ministros de Justicia»…

Moraleja: el aletargado debate de los gobiernos de la UE ante la propuesta del Presidente estadounidense para recibir seis decenas de los más de 200 hombres aún prisioneros en Guantánamo, invita a reflexionar sobre la veracidad de los conceptos de justicia, respeto a los derechos humanos y la aceptación del apoyo que brindaron a los planes antiterroristas del anterior inquilino de la Casa Blanca.

En definitiva, quienes sufren prisión son, en su inmensa mayoría individuos residentes en algunos Estados europeos, considerados de inferior categoría que los ciudadanos autóctonos de la UE: los de origen árabe o islámico, asiático o de cualquier «oscuro rincón del mundo». La reacción elitista de la UE desde la campaña electoral de Barack Obama confirma el viejo adagio de que siempre hay unos hombres más iguales que otros. La CARCEL de Guantánamo, será VOLANTES o, tal vez, NAVEGANTE, por su ubicación geográfica. Las de Bagram y Abu Ghraib, podrían convertirse en CARCELES RODANTES. Pero hay menos prisa para ello. ¿Y el resto? Tal vez encuentren cobija en la perdida Atlántida o en el infinito cosmos.