El «informe sobre la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres» de la Comisión Europea destaca, como cada año, las enormes diferencias entre mujeres y hombres en el mercado de trabajo. El informe se refiere a que en los últimos cuatro años ha habido «progresos cuantitativos pero no cualitativos», lo que significa que las mujeres […]
El «informe sobre la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres» de la Comisión Europea destaca, como cada año, las enormes diferencias entre mujeres y hombres en el mercado de trabajo. El informe se refiere a que en los últimos cuatro años ha habido «progresos cuantitativos pero no cualitativos», lo que significa que las mujeres continúan accediendo al mercado de trabajo pero con empleos precarios. Este y muchos otros documentos coinciden en que una de las mayores dificultades para que las mujeres accedan al empleo de calidad es la todavía afectación sobre ellas, casi en exclusividad, de las responsabilidades del cuidado y las tareas domésticas. «Deberían aplicarse medidas que eliminen esta situación» y «los hombres deberían ejercer su parte de corresponsabilidad» reclaman las instituciones europeas.
La Comisión Consultiva sobre la Igualdad de Oportunidades de la Comisión Europea ha elaborado un informe que recoge su «opinión sobre las nuevas formas de permisos» e incide en la importancia central para la igualdad de género que tiene este área política. En este informe, la Comisión Consultiva advierte que «el desarrollo de las políticas deberían estar basadas en el objetivo de la igualdad total efectiva de hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida, pública y privada – reforzando la participación de las mujeres en el mercado laboral y la de los hombres en las tareas domésticas y en el cuidado familiar».
La Comisión Consultiva informa que «la introducción del permiso de paternidad es un buen mecanismo para promover la paternidad activa» y refleja que los hombres se toman los permisos totalmente remunerados pero no los no pagados. De hecho, hay amplia evidencia científica sobre los efectos de las diferentes clases de permisos, gracias sobre todo a la larga experiencia de los países nórdicos. Las evidencias más contrastadas son:
El empleo a tiempo parcial es femenino en todos los países.
Tanto los permisos no pagados como los remunerados a menor cuantía son tomados fundamentalmente por las mujeres y no por los hombres.
Cuando los permisos son conjuntos y/o transferibles entre ambos progenitores (el caso de los llamados «permisos parentales») son tomados mayoritariamente por las mujeres y no por los hombres.
En otras palabras, los hombres tienden a utilizar sus permisos cuando éstos son:
1) No-transferibles, 2) pagados en cuantías próximas al 100% del salario.
La Comisión Consultiva reconoce todas estas evidencias; sin embargo, ¿cuáles son los instrumentos políticos que sugiere? Incompresiblemente, La Comisión Consultiva olvida todos los efectos sobre los que informa en el mismo documento y finalmente lo que propone como instrumentos son:
incrementar el permiso de maternidad a 24 semanas
incrementar el permiso de paternidad a 4 semanas
incrementar el permiso parental (en general es un permiso conjunto para ambos miembros de la pareja)
Hay razones de peso para preocuparse seriamente por las orientaciones que provienen de la Comisión Europea . Estamos ya acostumbrados/as a que se señalen las desigualdades y se formule repetidamente el objetivo de la igualdad de género, al mismo tiempo que se adoptan medidas políticas que van en dirección contraria a los objetivos declarados: incrementando los permisos que sabemos que se toman las mujeres y facilitando el empleo a tiempo parcial (mientras se aumenta el límite de la jornada laboral a 65 horas semanales) no alcanzaremos la igualdad de género, sino que, por el contrario, estaremos reforzando el modelo de división sexual del trabajo (hombre como sustentador económco / mujer como esposa dependiente y responsable del cuidado y atención familiar)
Tras muchos años de retórica, es imprescindible pasar de una vez a la acción. Las feministas han vindicado históricamente los derechos individuales como algo necesario para la independencia económica de las mujeres. Esta conquista, todavía inacabada, implica combatir los nuevos mecanismos que, con el viejo argumento del derecho (familiar) a elegir, convierta a las mujeres (y a los hombres) en responsables de la situación, mientras las Políticas Públicas continúan reforzando la brecha de género. Con permisos desiguales y conjuntos, una mujer igualitaria no puede decidir tomar sólo la mitad de su permiso si su cónyuge (o pareja) no quiere tomar el resto del permiso. Por otra parte, si el permiso de paternidad continúa siendo menor que el permiso de maternidad, un hombre igualitario no tiene el derecho legal para compartir al 50% las tareas de cuidado. ¿Cómo vamos a aceptar que la Seguridad Social no otorgue esta prestación contributiva a los hombres, si ellos pagan las mismas cotizaciones que las mujeres?
Mientras los permisos sigan siendo desiguales y/o conjuntos para madres y padres, mujeres y hombres continuarán siendo presionados por las empresas, por el entorno familiar y por el medio social para mantener la tradicional división de roles de género. Las investigaciones constatan la evidencia de que el nacimiento de un bebé es un episodio crucial en el establecimiento de las diferentes posiciones de mujeres y hombres dentro de la pareja.
No resulta creíble la afirmación de que un gobierno está por la igualdad de género si entre las políticas que adopta se incluyen medidas con impacto de género negativo, a la vez que se resiste a emprender las que se sabe tendrían un impacto de género positivo.
Desde la PPIINA exigimos a las Autoridades Políticas, tanto nacionales como europeas, que tomen medidas y den orientaciones claras para reformar la regulación de los permisos parentales: Los permisos Iguales y NO-Transferibles (para cada progenitor/a) son imprescindibles en el marco del objetivo de la igualdad efectiva.