El Libertador Simón Bolívar, en su célebre, Carta de Guayaquil de 1829 decía: «Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para sembrar de miseria a América en nombre de la libertad.» Con la Unasur, el sueño de los Libertadores de América del Sur comienza a ser una realidad de nueva integración con objetivos definidos. […]
El Libertador Simón Bolívar, en su célebre, Carta de Guayaquil de 1829 decía: «Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para sembrar de miseria a América en nombre de la libertad.»
Con la Unasur, el sueño de los Libertadores de América del Sur comienza a ser una realidad de nueva integración con objetivos definidos. Más allá de coyunturas y divergencias ideológicas y políticas nacionales, los líderes de los 12 países miembros, parece que al final entendieron que el siglo XXI, de carácter multipolar, no puede encontrarles divididos si quieren sobrevivir en medio de una economía globalizada y en crisis insoluble que, necesariamente, obligará a un cambio de época porque el neoliberalismo capitalista dejará de existir si los pueblos del mundo rechazan el sistema de explotación y depredación de los recursos naturales que quedan y de los recursos humanos cada vez más empobrecidos y sumidos en el desempleo y la desesperanza. La Unasur al consolidarse, se convierte en una subregión con un futuro de paz, unión y desarrollo para beneficio de la humanidad, y como base para la integración definitiva de América Latina.
La IV Cumbre de la Unasur celebrada en Georgetown capital de la joven República de Guayana, demostró que la organización internacionalista se fortalece al aprobar el Protocolo de la Democracia que condena cualquier golpe de Estado que se intente producir en América del Sur. Con esta Carta, las Embajadas USA y la CIA, en esta parte del mundo, se quedarán sin poder ejecutar una de sus actividades preferidas: Golpes de Estado e instalación de dictaduras títeres que obedezcan los mandatos del imperio.
Los países que han rarificado el Tratado Constitutivo de Unasur son: Argentina, Bolivia, Guyana, Perú, Venezuela, Surinam, Chile y Ecuador. Falta la aprobación de los parlamentos de Brasil, Colombia, Paraguay: Uruguay, terminada la IV Cumbre se convirtió en el noveno país que ratifica el Tratado Constitutivo, actitud que permite que la Unasur sea una organización de pleno derecho o existencia jurídica propia. El décimo país noveno podría ser Colombia ya que el Senado confirmó el ingreso de la patria de Nariño a la organización subcontinental. En la reunión del organismo en Guyana, las naciones miembros de la Unasur debían elegir un Secretario General para suceder al ex-presidente argentino Néstor Kirchner, fallecido el pasado 27 de octubre. Entre los candidatos a ocupar el cargo se encontraban el ex presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, además de Luiz Inácio Lula da Silva, a punto de abandonar la jefatura de Estado de Brasil y Michelle Bachelet, ex-presidenta de Chile.
La elección de Secretario General podría realizarse en una cumbre extraordinaria ya que hasta esta fecha no existe consenso entre los presidentes suramericanos que se encuentran ante disyuntivas por la reiterada negativa de Lula de aceptar la Secretaría Permanente de Unasur. En esta coyuntura es posible que el ex presidente de Uruguay, Tabaré Vásquez sea elegido para reemplazar a Kirchner, si logra vencer la resistencia de Argentina que mantiene una especie de revancha, ya que Vásquez se opuso a la elección de Kirchner.
Colombia ya dio fuertes indicios de que podrá ser el próximo miembro pleno de la Unasur, ya que en sesión plenaria del Senado, el pasado 10 de noviembre, el proyecto tuvo la aprobación de 68 legisladores. El analista venezolano Julio Pineda, en un artículo publicado por el diario El Universal de Caracas sostenía que las declaraciones de los presidentes en Cuzco en el 2004, en Brasilia el 30 de septiembre del 2005, Cochabamba en el 2006, constituyen la base teórica de Unasur cuando afirmaron una identidad y ciudadanía suramericanas, desarrollando un espacio regional integrado en lo político, económico, social, cultural, ambiental, energético y de infraestructura, para profundizar la unidad de América Latina y el Caribe. En estos tiempos del multilateralismo, es necesario sobrepasar la realidad del Estado nacional hacia bloques con espacios geopolíticos y geoeconómicos dentro de la unidad geográfica, histórica.
El tratado constitutivo de Unasur fue aprobado en Brasilia en el 2008, reconociendo los avances del Mercosur y la CAN. Desde 1969 Suramérica optó por la integración con la firma del Acuerdo de Cartagena, cuando se creó el Pacto Andino y luego la Comunidad Andina. Hoy dos Estados andinos están fuera de la CAN, Chile durante el gobierno del dictador Pinochet y en el 2006 Venezuela, retirada por el presidente Chávez. En la CAN continúan Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú, pero la ausencia de Venezuela y Chile y los nuevos conflictos de sus integrantes, mantienen a la CAN en un letargo permanente, agravado ahora por las tensiones entre Quito, Bogotá y Caracas que, al parecer podrían superarse en corto tiempo. Poco pueden hacer las instituciones de la CAN para avanzar en el proceso integracionista, ya que tanto el Consejo Presidencial como el Consejo de Cancilleres, la Comisión, el Tribunal de Justicia, el Parlamento Andino y la Secretaría General no funcionan con la eficacia que exige la integración. Es posible que ahora, en el marco jurídico y diplomático de Unasur, las naciones andinas puedan reencontrarse.
En el proceso de consolidación de la Unasur, continuarán pesando las diferencias existentes entre Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay que decidieron crear el Mercosur. La nueva relación desde 1985 con al declaración de Iguazú, entre Brasil y Argentina, cambió la tradicional confrontación por la necesaria cooperación. En el 2006 Venezuela solicitó su incorporación al Mercosur, pero su adhesión, inicialmente fue rechazada por los parlamentos de Brasilia y Asunción. El Mercosur también está en crisis, con dificultades por la asimetría entre las dos grandes economías de Brasil y Argentina, y diferendos bilaterales como el de la hidroeléctrica entre Paraguay y Brasil, y Montevideo y Buenos Aires en la cuestión medioambiental, lo que ha llevado a estas dos naciones a recurrir ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Existen graves desacuerdos entre Perú, Ecuador y Chile por problemas de límites marítimos. Perú demandó ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya a Chile. Ecuador aparentemente trata de mantenerse al margen de la controversia, muy a pesar de los fuertes lazos que unen a Santiago y Quito.
Unasur, con 388 millones de habitantes, une los dos sistemas subregionales, pero también Chile, Venezuela, Surinam y Guyana. Suman las experiencias y el acervo comunitario latinoamericano y se orienta bajo el paradigma UE (1982). En abril de 1998 se firmó un acuerdo marco para la creación de una zona de libre comercio entre CAN y Mercosur. Unasur establece el consenso y la participación, la cláusula democrática obliga a los gobiernos al respeto del Estado de Derecho y a la defensa de los Derechos Humanos, a la cooperación económica y energética.
Como desafío fundamental se establece la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada, un sistema de seguridad y defensa regional con la prohibición de injerencia extranjera y el control de los gastos militares. Prioridad se le ha dado al tema del medio ambiente, exigencia mundial pero también mandato constitucional en todos nuestros Estados, con la protección de la biodiversidad, los recursos hídricos y los ecosistemas, además de la lucha contra los efectos del cambio climático. Sin duda, el fallecimiento prematuro de Kirchner fue un duro golpe para el bloque, sin embargo se mantiene la esperanza de su fuerza con la creación del parlamento suramericano, más representativo y participativo de lo que han sido los parlamentos Andino, Amazónico y de Mercosur. Un logro fundamental será la participación de la sociedad civil con la colaboración plena de la ciudadanía en el proceso de la integración y la unión suramericana. Este organismo no es sólo para los gobiernos y sus intereses, sino para la protección de los pueblos y sus derechos.
Es de esperar que la Unasur sea la adecuada respuesta a las necesidades de integración más allá de las coyunturas y componendas políticas que en muchas ocasiones acabaron con los procesos de integración que se transformaron en plataformas políticas de algunos gobernantes, demagógicamente nacionalistas e ilusos liderzuelos anacrónicos.
El analista económico Mauricio Orbe afirma que la Unasur desde su creación ha tenido lentos avances y que el proceso se ha visto demorado por una serie de inconvenientes más bien de tinte político. Considera que como en todo proceso de integración, es necesario promover la igualdad de condiciones entre los diferentes países, tarea que será particularmente difícil en esta unión ya que, países como Chile y Brasil, han alcanzado durante los últimos años un acelerado desarrollo, frente a países como Bolivia y Ecuador, en donde más bien las economías se han visto muy debilitadas y, con una tendencia a ser cada vez más cerradas.
A pesar de los avatares, y sin negar los afectos de los mandatarios suramericanos por el fallecido ex presidente Kirchner y su condición de Secretario General de UNASUR, una lectura objetiva del escenario y comportamiento de las máximas autoridades de sus Estados Miembros, evidencian el grado de sinergia política y entendimiento personal que tienen estos Jefes de Estado acerca de la significación que hoy y a futuro, tiene la existencia de UNASUR para el fortalecimiento de la Paz, la Seguridad y la cooperación política regional y, para avanzar sólidamente, por el camino de la integración y la unión de Suramérica y, en general, de América Latina y el Caribe, señala Orbe.
Al igual que muchos politólogos especula sobre la necesidad de nominar a Luis Ignacio Lula Da Silva para reemplazar al fallecido ex presidente argentino al frente de UNASUR porque, al igual que Kirchner, se trata de una personalidad de elevado prestigio, con liderazgo personal y político comprobados y una capacidad de negociación regional y global que permitiría cohesionar, desde el reconocimiento de las diferencias, a la diversidad de gobiernos y liderazgos suramericanos en la construcción de la arquitectura política y jurídica de UNASUR y el diseño y ejecución de una Posición Común sobre asuntos fundamentales de la situación política internacional, lo cual neutralizaría los niveles de influencia que, aún, mantiene los Estados Unidos sobre gobiernos de la región. Hugo Eduardo Ramírez Arcos, Investigador del Observatorio de Venezuela de las Facultades de Ciencia Política y Gobierno y de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, en artículo publicado por El Nuevo Siglo, sostiene: «Latinoamérica se reinventa y actualmente, quizás como nunca antes, busca afianzar su identidad propia. Una de las condiciones de posibilidad de la gestión de estas nuevas transiciones en la organización de los países latinoamericanos tiene que ver con el fracaso del modelo neoliberal, y de las recomendaciones que en los noventas llevaron adelante los gobiernos a partir del Consenso de Washington, el mismo que Joseph Stiglitz describió como «una estrategia de reforma que prometió crear una prosperidad sin precedentes [y que] ha fracasado de una manera sin precedentes».
Este hecho, entre otros, ha conducido al acenso de nuevos actores, provenientes de círculos políticos no tradicionales, por medio de los cuales se ha llevado a cabo una inclusión progresiva de demandas sociales hasta ahora inéditas en el contexto regional, plasmadas en proyectos como los de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).
Se puede inferir en este sentido, el que explicar este fenómeno adjudicándolo a un «periodo pasajero del populismo», es desconocer un conjunto de motivos estructurales que son los que hoy le dan sustento y validez a este proceso de reacomodación del poder en la región. Sin embargo, Unasur no es el único organismo de integración vigente en la actualidad. Desde la debilitada Comunidad Andina de Naciones (CAN), al Mercosur y el Sistema de Integración Centro Americana (Sica), una multiplicidad de instituciones hace que los gobiernos privilegien algunas, en detrimento de las otras, en función de sus intereses estratégicos. Hay que reconocer que estamos frente a un proceso de constitución de una nueva institucionalidad regional que busca establecerse a partir de tres estrategias fundamentales para su desarrollo: 1) promulgar por salidas a las crisis y la búsqueda de consensos a partir de decisiones multilaterales, 2) incluir la política interna dentro de la política exterior de los gobiernos, o lo que algunos identifican como una «sociedad civil global» o un mundo «transnacional», y 3) ubicar a los derechos humanos y a una reinterpretación de la democracia liberal como las banderas ideológicas del cambio que se propone.
Consejos de la Unasur: origen, funciones y perspectivas
Pero el horizonte de la UNASUR se encuentra aun más lejos, ya que los Estados parecen haber encontrado en la integración regional una estrategia de desarrollo, un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político entre sus pueblos, otorgando prioridad al diálogo político, las políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento y el medio ambiente, entre otros, con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la inclusión social y la participación ciudadana, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento de la soberanía e independencia de los Estados, decía María Alexandra Racovschik, Licenciada en Relaciones Internacionales (UM), estudios de posgrado en Integración Latinoamericana, (UNTREF). Investigadora del Departamento de Estado y Políticas Públicas de FLACSO. Profesora universitaria (UM, UAI).
María Alexandra Racovschik, añade que la UNASUR, a diferencia de otros bloques regionales, -como el propio MERCOSUR o la Comunidad Andina de Naciones -CAN- la Unasur trata de una integración innovadora que incluye todos los logros y lo avanzado por los procesos del MERCOSUR y la CAN, así como la experiencia de Chile, Guyana y Surinam, yendo más allá de la convergencia. El objetivo último de este proceso de integración es y será «favorecer un desarrollo más equitativo, armónico e integral de América del Sur.»
Tomando esta noción, vemos que en este caso la dimensión comercial que caracteriza a los procesos de integración convencionales (atravesando las etapas de una zona de libre comercio, una unión aduanera, un mercado común y una unión económica y monetaria) pasa a un segundo plano.
Este nuevo modelo de integración, en consecuencia, busca incorporar los aspectos político, social, cultural, ambiental y económico -con un especial hincapié en el tratamiento de las asimetrías e impulso al factor productivo-, instaurando para ello la cooperación como mecanismo central en sectores claves como la educación, la salud, la infraestructura, la energía, la defensa, las finanzas y las políticas sociales, entre las más destacadas, con el fin de orientar estos resultados a la generación de políticas públicas regionales.
Es importante destacar que, por encima de las dificultades propias de un organismo multilateral que comienza a actuar con identidad propia, ha trabajado intensamente en diferentes campos de acción que se expresan en los diferentes Consejos creados en el ámbito de la UNASUR con el propósito de encontrar soluciones conjuntas a problemas comunes.
Consejos de la Unasur: la institucionalización de la cooperación en el proceso de integración sudamericano
«Se abren fuertes posibilidades de cooperación en materia de infraestructura, energía, complementación industrial y agrícola, medio ambiente, combate a la pobreza y a la exclusión social, fuentes de financiamiento para el desarrollo, seguridad, educación, cultura, ciencia y tecnología. Estas distintas formas de cooperación exigirán soluciones institucionales integradas.»
De esta forma, los países miembros de la UNASUR entendieron que la mejor forma de coordinar y potenciar los esfuerzos que ya se venían realizando en la región -por ejemplo en el área de infraestructura y energía-, era a través de la creación de una serie de Consejos y Grupos de Trabajo, de naturaleza intergubernamental e integrado en su mayoría por los ministros de las diversas carteras.
Estos consejos y grupos de trabajo se reúnen periódicamente y elaboran planes de acción donde se identifican problemáticas comunes y se trabaja en soluciones colectivas. En algunos casos, se tomó como punto de partida los trabajos de iniciativas ya existentes, como lo es caso de la IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana), en materia de obras públicas, o las Reuniones de Ministros de Energía y similares.
COMISIÓN ESTRATÉGICA DE REFLEXIÓN. «Documento final de la Comisión Estratégica de Reflexión: Un nuevo modelo de integración de América del Sur. Hacia la Unión Sudamericana de Naciones», Cochabamba, 9 de diciembre de 2006.
Desde luego, no es casual la decisión de los Jefes y Jefas de Estado de la región de trabajar de manera cooperativa en el diseño de políticas públicas en sectores tan sensibles y de gran impacto socio-económico.
Los Consejos y sus principales actividades
Consejo Energético Suramericano
El primer Consejo en ser creado fue el de energía, en el marco de la «I Cumbre Energética Suramericana» realizada en abril de 2007, cuando todavía existía la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN).
En esa oportunidad, se trató de una reunión de los Ministros de Energía de América del Sur en la cual varios países de la región (Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay y Venezuela) acordaron establecer mecanismos de cooperación en el área energética.
Por su parte, ya en el año 2006 la Comisión Estratégica de Reflexión señalaba en su Informe Final que «la energía, al lado de la infraestructura física, debe cumplir un papel análogo al que el carbón y el acero representaron para la integración europea.»
Asimismo, se refería a la «articulación de las políticas energéticas nacionales» y a la necesidad de construir «redes regionales de gasoductos, sistemas de interconexión eléctrica, programas de producción de biocombustibles y actividades industriales conexas en el sector de plataformas de explotación y sistemas de transporte de combustibles.»
El 25 de marzo de 2010, durante la II Reunión del Consejo Energético de la UNASUR, se evaluó la situación energética regional y se acordó dar un nuevo impulso a los procesos de integración. Uno de los proyectos propuestos para concretar este objetivo, sería la creación de una empresa que desarrolle de manera conjunta los planes energéticos de la región.
Consejo de Defensa Suramericano
En la «Declaración de Bogotá» del 14 de julio de 2006 y como resultado de la I Conferencia de Ministros de Defensa de la Comunidad Suramericana de Naciones, se consideró «necesario promover en la región mecanismos que, basados en los principios de soberanía y no intervención, faciliten la cooperación para luchar de manera más efectiva contra las amenazas a la defensa y seguridad de América del Sur conforme al ordenamiento jurídico de cada país.»
Meses más tarde, se conocería el Documento Final de la Comisión Estratégica de Reflexión en el que se señalaba: » (…) teniendo en cuenta la especificidad de la problemática de la seguridad colectiva, es de fundamental importancia una reflexión sobre el posible desarrollo de una doctrina de defensa regional, que refleje las reales necesidades y preocupaciones de la región, y el diseño de organismos que podrán implementarla en el futuro, tales como una Junta Sudamericana de Defensa (…).»
Finalmente, ese objetivo se terminaría plasmando en la creación del Consejo de Defensa Suramericano (CDS) por decisión de los Jefes y Jefas de Estado durante una reunión en Santiago de Chile, en diciembre de 2008.
Sin embargo, no sería hasta el año pasado (2009) que el Consejo tendría verdadero impulso.
La razón debe buscarse en el conflicto que enfrentó a Colombia con el resto de los países de la región, especialmente Ecuador y Venezuela, por la instalación de bases norteamericanas en territorio colombiano (cerca de la frontera con Venezuela).
A partir de los resultados que dejó el encuentro celebrado en la ciudad de Bariloche (Argentina) en agosto de 2009, en noviembre de ese año se aprobó el «Mecanismo de Medidas de Fomento de Confianza y Seguridad», lo cual constituye la base de un nuevo relacionamiento en el ámbito de seguridad y defensa para los países de la región.
En el pasado mes de mayo (de 2010), se realizó la IIº Reunión Ordinaria del CSD, la cual resultaría en la firma de la «Declaración de Guayaquil» en la que los Estados reflejaron la decisión de contribuir al fortalecimiento de la paz en la región a través del diálogo y la cooperación.
Asimismo, en la declaración se reafirma «el irrestricto respeto a la soberanía, integridad, e inviolabilidad territorial de los estados, la no injerencia en asuntos internos y la autodeterminación de los pueblos para consolidar la integración regional.»
Entre las decisiones más destacadas adoptadas en la reunión se encuentra la creación del Centro de Estudios Estratégicos, que tendrá su sede en Buenos Aires, con el propósito de convertirse en una instancia para la generación de conocimiento y difusión del pensamiento estratégico sudamericano en materia de defensa y seguridad.
De igual modo, los ministros prevén aprobar en breve los procedimientos para la aplicación de las medidas de fomento de confianza y seguridad en la región, aprobadas por su parte en noviembre del año pasado (2009).
Consejo Suramericano de Salud
El Consejo Suramericano de Salud es creado por la UNASUR en la misma reunión que se crea el Consejo de Defensa, en diciembre de 2008, aunque no se conformaría hasta abril del año siguiente.
El objetivo de esta nueva institución sería construir un espacio de integración en un área clave para la generación de políticas públicas: la salud. De este modo, el consejo ha venido canalizando los logros alcanzados en otros esquemas de integración con el fin de promover políticas comunes y actividades coordinadas entre los países miembros de la UNASUR.
En este sentido, destacamos algunos de los principales valores que rescata el organismo señalados en el documento denominado «Decisión para el establecimiento del Consejo de Salud Suramericano de la UNASUR», como ser el considerar a la «salud como un derecho fundamental del ser humano y de la sociedad y como componente vital del y para el desarrollo humano» y «promover la reducción de las asimetrías de salud de los estados miembros de la UNASUR para fortalecer la capacidad de la región en el campo de la salud.»
Asimismo, dentro de sus objetivos principales se encuentran:
1. Fortalecimiento de la unidad promoviendo políticas comunes, actividades coordinadas y cooperación entre los países de UNASUR Salud.
2. Identificar determinantes sociales críticos para la salud y propiciar políticas y acciones intersectoriales, tales como: seguridad alimentaria, ambiente saludable, cambio climático y otros.
3. Promover la respuesta coordinada y solidaria ante situaciones de emergencias y catástrofes.
4. Promover la investigación y desarrollo de innovaciones en salud.
5. Avanzar en el proceso de armonización y homologación de normas.
Para cumplir con estos objetivos, el Consejo desarrolló un «Plan de Trabajo» dentro del cual se destacan las metas propuestas por los Grupos Técnicos que abordan temáticas tales como:
Escudo Epidemiológico (propugna la articulación de las redes de vigilancia y respuesta de los Estados miembros y la eliminación de enfermedades transmisibles, entre otras metas).
Desarrollo de los Sistemas de Salud Universales (cuyo principal fin es garantizar el derecho universal a la salud).
Y el acceso universal a los medicamentos.
Recientemente, el Consejo de Salud adoptó su «Plan Estratégico Quinquenal 2010- 2015» mientras que se trabaja en la creación del Instituto Suramericano de Gobierno en Salud y del Programa de becas UNASUR-SALUD.
Consejo Suramericano de Desarrollo Social
Durante la III Reunión Ordinaria del Consejo de jefes y Jefas de Estado de la UNASUR, celebrada el 10 de agosto de 2009, en la ciudad de Quito, Ecuador, se crearon cuatro nuevos Consejos: el de Desarrollo Social; el de Infraestructura y Planeamiento; el de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología e Innovación y el Consejo Suramericano de Lucha contra el Narcotráfico.
Esta decisión de crear nuevos espacios para la coordinación de políticas regionales refuerza la voluntad de los gobiernos de los países de la UNASUR de trabajar conjuntamente en torno a las principales áreas de gestión pública y de esta manera alcanzar resultados más efectivos.
El Consejo Suramericano de Desarrollo Social dejó claramente establecidos en su «Plan de Acción Bianual 2009-2011» cuáles son objetivos generales:
1. Propiciar la aplicación de políticas de desarrollo social integral que permitan superar la pobreza y las desigualdades, así como prevenir y enfrentar eficazmente los impactos de la crisis mundial.
2. Contribuir al intercambio de experiencias exitosas y buenas prácticas de políticas y programas sociales para enfrentar los problemas estructurales de pobreza y desigualdad, así como la coyuntura de la crisis mundial.
En tanto que dentro de sus objetivos específicos se destaca la promoción de «acuerdos de cooperación especialmente en zonas de frontera en materia de políticas de desarrollo social, lucha contra la pobreza y desigualdades» y desde luego, «formular y consensuar los lineamientos de políticas de desarrollo social.»
Una de las iniciativas más concretas impulsadas desde este Consejo fue la creación del Observatorio de Desarrollo Social, Humano e Incluyente, el cual trabaja sobre cuatro líneas de acción:
a) protección, promoción y seguridad social;
b) portabilidad de la seguridad social entre los países miembros;
c) economía social; y
d) seguridad alimentaria y lucha contra el hambre y la desnutrición.
La consolidación de este Observatorio -del cual participan tanto la sociedad civil como el sector académico- será sin dudas un gran paso en la integración social dado que el fin de este órgano es identificar las principales fuentes de exclusión en los países de la región para así poder establecer ciertos parámetros que permitan delinear y emprender acciones concretas en el área social.
Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento
El Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (COSIPLAN), es una iniciativa de discusión política y estratégica de programas y proyectos para implementar la integración de la infraestructura regional de los países miembros de la UNASUR.
Sus objetivos son desarrollar la infraestructura para la integración regional, reconociendo y dando continuidad a los logros y avances de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA).
La IIRSA es una respuesta consensuada a los retos de la integración efectiva y a las crecientes necesidades de infraestructura de América del Sur iniciada en el año 2000. Desde ese momento, la IIRSA se constituyó como un foro de coordinación de acciones intergubernamentales, con el objetivo de promover el desarrollo de las infraestructuras de transporte, energía y comunicaciones que fortalezcan la integración física de los doce países suramericanos, bajo un patrón de desarrollo territorial equitativo y sustentable.
Teniendo en cuenta que el COSIPLAN terminará recogiendo de algún modo los esfuerzos y avances logrados por la IIRSA, debemos considerar entonces el estado de las obras iniciadas por este organismo durante sus diez años de existencia.
I. Hacia fines del 2009, la Cartera de Proyectos IIRSA contaba con 510 proyectos distribuidos en 47 grupos con una inversión estimada de US$ 74.500 millones.
II. Casi un 74% de esta cartera presenta avances concretos, de los cuales el 10% de los proyectos se encuentran concluidos (lo cual representa US$ 6.179 millones); 36% de los proyectos están en ejecución (que equivale a US$ 37.370 millones) y el 28% de los proyectos están en la fase de preparación (US$ 24.595 millones).
En abril de este año (2010), el COSIPLAN elaboró un Plan de Acción que entre otras cosas, impulsa «la construcción de una visión suramericana estratégica e integral de la infraestructura regional que propende al equilibrio y cohesión territorial, como así también el desarrollo humano en armonía con la naturaleza.»
Está previsto además que el COSIPLAN y el Consejo Energético Suramericano inicien una importante dinámica de acción en temas claves que competen a ambos organismos.
Consejo Suramericano de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología e Innovación
Ya en el año 2006, la Comisión Estratégica de Reflexión señalaba en su documento final, la necesidad de implementar «la coordinación en el área de educación, con énfasis en el estudio de las lenguas de la comunidad y en el reconocimiento de diplomas y títulos de graduación y de posgraduación.»
Los Estados miembros de la UNASUR interpretaron esta realidad y aquello que formaba parte de las recomendaciones hechas por la Comisión años atrás, se terminó materializando con la creación del Consejo de Educación.
Este organismo, junto con el de Lucha contra el Narcotráfico, son los de más reciente creación (agosto de 2009), y si bien su actividad se ha iniciado recientemente, el pasado 14 de abril el Consejo ha aprobado su propio Estatuto y fue instruido por los Jefes y Jefas de Estado de la UNASUR para dar prioridad al tema relativo a la certificación de la calidad de la educación universitaria entre los países del organismo regional.
Consejo Suramericano de Lucha contra el Narcotráfico
El Consejo Suramericano de Lucha contra el Narcotráfico es un foro de consulta, coordinación y cooperación en materia de prevención y lucha contra las drogas.
El Consejo, creado durante la III Reunión Ordinaria del Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la UNASUR celebrada en Quito el 10 de agosto de 2009, tuvo su primera reunión los días 28 y 29 de enero de 2010 en esta misma ciudad para iniciar el debate del Estatuto.
Luego de esta oportunidad, el Consejo volvió a reunirse tres veces hasta que el 9 de abril firmaran su estatuto, el cual le permitirá contar con el marco legal para abordar la lucha conjunta contra el narcotráfico desde una perspectiva integral, es decir, a través de políticas que permitan la erradicación de la oferta, producción, tránsito y almacenamiento; y a la vez garantizar la seguridad y salud pública de todos los habitantes de la región.
(FUENTE: Acta de Reunión de la 11º Reunión del Comité de Dirección Ejecutiva de la Iniciativa para Integración de la Infraestructura Regional Suramericana -IIRSA-, 3 y 4 de diciembre de 2009. Buenos Aires, Argentina.)
Por otra parte, el Consejo se encuentra elaborando un Plan de Acción en el cual se incluirá objetivos tales como el intercambio de información y de experiencias en la lucha contra el crimen organizado y la impunidad.
Además de estos siete Consejos, la UNASUR cuenta con tres Grupos de Trabajo:
Solución de Controversias e Inversiones, Foro de Deporte e Integración Financiera, siendo éste último el más destacado por su labor.
Conclusión
Los Consejos de la UNASUR han nacido con una impronta claramente política, lo cual se debe a la propia naturaleza de este proceso de integración, diferente por cierto de otros bloques regionales cuyo acento está puesto en la dimensión comercial de dichos procesos.
Lo verdaderamente interesante de la actividad que realizan estos organismos, está dado por la búsqueda de soluciones a problemas que les son comunes a todos los países de la región. Es así que los Estados encontraron en la integración regional «la respuesta más adecuada para enfrentar las circunstancias internacionales actuales» pero a su vez, intentan combatir «los grandes flagelos que afectan a la región como conjunto, como son la pobreza, la exclusión y la desigualdad social persistentes, que se han transformado en los últimos años en una preocupación central de todos los gobiernos nacionales, los cuales han reconocido la impostergable necesidad de atender al déficit social.» En este sentido, es importante destacar que a pesar de la intergubernamentalidad que caracteriza a las instituciones de la Unión, los Estados han tenido la decisión política de trabajar en torno a temáticas claves en materia de políticas públicas, como se ha podido observar.
La creación de espacios de diálogo político y concertación a través de la conformación de alianzas estratégicas, tienen como fin la articulación de diversas políticas, aprovechando a su vez las potencialidades de la región. Consejos como el de Infraestructura y Planeamiento y el de Energía, han recogido los esfuerzos que se venían realizando en iniciativas previas; otros en cambio, son de creación reciente, y en consecuencia, con poca actividad hasta el momento.
BIBLIOGRAFÍA:
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Páginas Web visitadas:
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Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) http://www.iirsa.org/index.asp?CodIdioma=ESP
Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1033
El «Informe Final de la Comisión Estratégica de Reflexión para la Integración Sudamericana» del año 2006, señalaba en una de sus conclusiones:A pesar de sus falencias y debilidades, la Unasur ha desarrollado una intensa actividad que se ha expresado fundamentalmente en el ámbito político frente a situaciones tales como el Golpe de Estado perpetrado en Honduras, donde la UNASUR adoptó una férrea posición en defensa de la democracia y un claro apoyo al presidente destituido, Manuel Zelaya, o como el apoyo prestado a los pueblos haitiano y chileno después de los terremotos que afectaron a estos dos países (especialmente con la decisión política de asistirlos a través de la ayuda económica), el respaldo unánime de todos los Estados de la región a la Argentina en su reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas y la unanimidad de los Estados miembros en apoyo al presidente Correa de Ecuador que, al parecer, fue víctima de un intento de golpe de Estado.