Los presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y de Paraguay, Mario Abdo Benítez, coincidieron en que el Mercosur “está siempre arriba de la mesa”, pero también en la necesidad de que el bloque no sea “un corsé”, sino que permita cierta flexibilidad para que sus países lleguen a nuevos mercados con sus productos.
Los mandatarios destacaron la “complementariedad” entre ambos países y que hay oportunidades “logísticas” para sacar la carga paraguaya por puertos locales. “Entre la carne paraguaya y la uruguaya hay un empate. Me voy satisfecho”, dijo Abdo tras resaltar que hablaron sobre la “complementariedad” entre las naciones, principalmente en materia logística para sacar al mundo la producción paraguaya.
«El avance de Paraguay y Uruguay al mundo es determinante. Necesitamos entrar a los mercados en igualdad de condiciones que nuestros competidores», expresó Lacalle tras su primera reunión presencial -en la residencia presidencial del exclusivo balneario de Punta del Este- con Abdo Benítez desde que asumió el poder, en marzo de 2020.
Lacalle recibió en noviembre al presidente argentino Alberto Fernández, y viajó a Brasilia a principios de febrero para visitar a Jair Bolsonaro.
En declaraciones espejo, Lacalle afirmó que «Paraguay necesita la salida al mundo y Uruguay en sus costas tiene territorio para que Paraguay tenga su salida al mundo», y su par ratificó que «Uruguay tiene grandes oportunidades para que Paraguay pueda llevar a los grandes mercados lo que hoy produce”.
Los dos socios menores del Mercado Común del Sur, que en marzo cumple 30
años, aspiran a que cada país pueda negociar acuerdos bilaterales con otras
naciones sin la anuencia de los demás integrantes del Mercosur como está
establecido actualmente.
El presidente uruguayo, a punto de cumplir su primer año de gobierno, señaló:
«Puedo decir con mucho agrado que la vocación paraguaya de abrirse al
mundo a los codazos, que es igual a la uruguaya y es parte de nuestro éxito
histórico, sigue vigente», agregó. Mientras, Abdo subrayó que su país es “el cuarto
exportador de soja del mundo y esa producción necesita acceso a los mercados de
manera competitiva».
Gestos simbólicos
Los gestos simbólicos son una parte muy importante de la política, porque pueden instalar percepciones, construir relatos e incidir en la opinión pública. También es simbólica, y dirigida a su tribuna, al público consumidor de medios hegemónicos, la insistencia de Lacalle de plantear que el Mercosur permita a sus miembros realizar acuerdos comerciales con países ajenos al bloque, y pretender que tiene alguna chance de lograr tal resultado.
Esa modificación de las normas actuales sólo podría ser decidida por un consenso, que no es alcanzable en la actualidad ni lo ha sido desde que se firmó el Tratado de Asunción, el 26 de marzo de 1991, señala Marcelo Pereira en ladiaria. Es más, ¿para qué servirá el Mercosur si cada uno de sus miembros negocia por su parte?
La inviabilidad de esa “flexibilización” no depende de que los gobiernos de turno sean más o menos derechistas o izquierdistas, sino de intereses económicos y geopolíticos que cada socio mantiene con independencia de que su presidente se apellide Rousseff o Bolsonaro, Macri, Fernández o Kirchner.
La adopción de tal aspiración implica el dejar de lado la Resolución 32/00 del CMC del Mercosur, la cual dispone que sólo se podrán negociar Tratados Comerciales, cuando las mismas sean llevadas a cabo, en forma conjunta, por todos los miembros del Acuerdo.O sea que la aspiración de Lacalle, Bolsonaro y Abdo es que, cada uno de los Estados del Mercosur, pueda llevar a cabo, negociaciones comerciales, separadamente.
¿Pero, de qué estamos hablando, realmente, cuando hablamos de la flexibilización del Mercosur? Estamos hablando de que se quiere retroceder en el proceso de integración regional más importante de América Latina, señala el analista Francis Newton.
“Se quiere que, la Unión Aduanera, imperfecta, como la llaman, por las excepciones existentes en su Arancel Externo Común, retroceda hacia una Zona de Libre Comercio, y que por la vía de los hechos se anule un proceso de integración regional, que, más allá de sus imperfecciones, allana el camino que nos pueda conducir a superar la condición de países dependientes y subdesarrollados”, añade en Estrategia.
Lacalle está sumamente interesado en celebrar un Acuerdo Comercial con China, dejando de lado el hecho de que, existen, en el Uruguay, estudios de impacto, que indican lo inconveniente que resultaría llevar a cabo este emprendimiento. Por su parte Bolsonaro ha señalado su interés en celebrar Acuerdos Comerciales con los EU, Japón y con la India.
“Vemos a Uruguay como un gran aliado estratégico para llegar de manera más competitiva a más mercados. Hoy somos el octavo exportador del mundo de carne y el cuarto de soja, pero somos un país sin litoral ni acceso al mar, por lo que tanto la hidrovía Paraná-Paraguay como el potencial logístico de Uruguay pueden ser de gran ayuda para la cooperación mutua”, expresó Abdo.
Lo que olvidó decir es que un obstáculo para un eventual acuerdo comercial entre China y el Mercosur es que Paraguay mantiene relaciones con Taiwán, en constante conflicto con el gigante del continente.
Lacalle Pou avanzó más a su turno: “Uruguay en sus costas, en el río Uruguay o el Río de la Plata, tiene terrenos para que Paraguay tenga su salida al mundo”, y habló de que hay oportunidades en materia de “transporte y logística”. Estos temas son los mismos de los que habló a principios de mes con Bolsonaro. Entonces anunciaron planes para mejorar hidrovías (río Uruguay y laguna Merín) que conectan ambos países y otros proyectos relativos a la logística portuaria.
La idea de Uruguay de captar carga paraguaya no es nueva, y en el pasado la Administración Nacional de Puertos desplegó una estrategia para que las empresas navieras que transportan contenedores en grandes buques elijan las terminales uruguayas y no las de Argentina, otro de los socios del Mercosur.
Abdo señaló que ambos trazaron “la estrategia que vamos a presentar en la próxima reunión del Mercosur”, en referencia a la cumbre a realizarse en Argentina el 26 de marzo, que servirá para que este país traspase la presidencia pro tempore (semestral) a Brasil y celebrar los 30 años de la fundación del bloque regional.
“Algunos hablan de flexibilización, otros de elasticidad o de distintas velocidades. Tras estos 30 años del Mercosur, hay que rever lo recorrido para quedarse con lo bueno e impulsar algo mejor. Defender el Mercosur como un trampolín al mundo y no un corsé”, dijo Lacalle.
Ignacio Bartesaghi –director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica– dijo a la prensa montevideana que Uruguay sabe que no cuenta con Argentina para la reforma del Mercosur, porque hay diferencias políticas y sobre la agenda exterior con Alberto Fernández, y por eso apuesta a alinear a los otros dos socios.
Luvis Pareja. Periodista uruguayo, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)