Traducido del francés para Rebelión por Germán Leyens
Las leyes «antiterroristas» impuestas por EE.UU. han servido para establecer los fundamentos sobre los que se construye un nuevo orden del derecho, señala el sociólogo belga Jean-Claude Paye. Se aplican de ahora en adelante en todos los Estados europeos. Actualmente servicios secretos extranjeros pueden vigilar a cualquier ciudadano europeo en su propio país, puede ser calificado de «combatiente enemigo», ser entregado a torturadores de la CIA y ser juzgado por comisiones militares estadounidenses.
Al leer sus dos obras: «La fin de l’État de droit. La lutte antiterroriste: de l’état d’exception à la dictature» y «Global War on Liberty» [La guerra global contra la libertad] [1] se comprende una cosa que los responsables políticos quieren ocultarnos: que todas las medidas adoptadas en el marco de la Ley Patriota [2] – presentadas como si tuvieran que ver con organizaciones terroristas – han sido generalizadas y afectan de hoy en adelante al conjunto de los ciudadanos. Cuesta comprender que los Estados europeos hayan podido aprobar el abandono de su orden legal y someter sus sociedades a esas leyes de excepción.
Jean-Claude Paye: No hay nada, efectivamente, en los acuerdos europeos de extradición, firmados en 2003, que impida que ciudadanos europeos sean llevados antes jurisdicciones de excepción de EE.UU. Hay que darse cuenta de que esos acuerdos, que legitiman esos tribunales de excepción, son el resultado de años de negociaciones secretas. No constituyen más que la punta del iceberg. Una parte del texto relativo a esos acuerdos se ha hecho visible porque debía ser ratificada por el Congreso de EE.UU.
Del lado europeo, no era necesario hacerlos ratificar por el Parlamento Europeo y los parlamentos de los Estados miembros no han tenido ninguna posibilidad de influir sobre el contenido de los acuerdos. Los que negocian en el ámbito europeo son simples funcionarios designados por los diversos Estados miembros.
¡Pero al firmar esos acuerdos, el Consejo Europeo ha precipitado a nuestros países a un universo kafkaiano! ¿Si esos acuerdos no han sido ratificados por el Parlamento Europeo por qué han sido aceptados?
Jean-Claude Paye: No han sido ratificados – el Parlamento Europeo tiene sólo una opinión consultiva – pero tienen fuerza legal. Es muy revelador de la estructura imperial que ha sido impuesta. Se puede ver que la única estructura estatal soberana que subsiste, es EE.UU. La Unión Europea, por ejemplo, es una estructura totalmente desintegrada.
¿A qué nivel tuvo lugar esta negociación?
Jean-Claude Paye: Al nivel de representantes del Consejo Europeo. Se trata de funcionarios que prácticamente no tienen que rendir cuentas. Son delegados permanentes a cargo de asuntos de policía y justicia, designados por los Estados miembros. Son funcionarios europeos o nacionales que se convierten en satélites del gobierno de EE.UU. Eso vale en el plano judicial, y también en el plano económico.
Por lo tanto, la Unión Europea no se interesa por la protección de sus ciudadanos ¿Todo esto está fuera de su control?
Jean-Claude Paye: Sí, evidentemente. Ha sido construida de modo que todo esto está fuera de su control. Eso demuestra que la Unión Europea no es una alternativa al poder de EE.UU. Al contrario, está integrada en esa potencia imperial, no es más que un simple repetidor [3]
Antes del 11 de septiembre de 2001, EE.UU. negociaba de modo bilateral. Entonces, recelaba ante negociaciones con una entidad como la Europa de los quince porque siempre había un Estado miembro que no estaba de acuerdo. Con los atentados del 11 de septiembre, las cosas se aceleraron y simplificaron para EE.UU. Sigue negociando acuerdos bilaterales, pero ahora trata también directamente con la Unión Europea porque posee la relación de fuerzas necesaria para que sus exigencias sean aceptadas de entrada. Así fue durante los acuerdos respecto a los datos de vigilancia de los pasajes aéreos. Un primer acuerdo había sido firmado en 2004, después un segundo en 2006 y un tercero en 2007. Cada vez EE.UU. aumentó sus exigencias.
El acuerdo sobre los datos respecto a los viajeros que van a EE.UU. – que entró en vigor el 29 de julio de 2007 – es un buen ejemplo. En este acuerdo, los europeos despojaron de su sustancia a todas las protecciones legales, nacionales y europeas, que existen en cuanto a los datos personales. Son accesibles 72 horas antes del embarque. Las compañías aéreas deben transmitir el número de las tarjetas bancarias, el trayecto que se recorrerá en EE.UU. Este último tiene derecho a impedir el acceso a su territorio, tiene todos los derechos. Los ciudadanos extranjeros no son protegidos por las leyes de EE.UU. Durante las negociaciones, Washington ha concedido que se trataría a los europeos como a los ciudadanos de EE.UU., pero se trata de un privilegio concedido por el gobierno, que no tiene fuerza de la ley y que puede ser alterado por el poder ejecutivo.
¿Ya no hay nada que se oponga al establecimiento de un sistema policial?
Jean-Claude Paye: ¡Evidentemente! Los gobiernos europeos quieren realizar el mismo control de nuestras libertades. Las exigencias de EE.UU. les brindan la ocasión. Dicen: «Nos vemos obligados a aceptar las exigencias de EE.UU. porque si no las compañías europeas ya no podrán seguir aterrizando allá.» Se comportan como si los Estados europeos no tuvieran ningún medio de retorsión y no pudieran, por su parte, prohibir que las compañías de EE.UU. aterricen en Europa. En los hechos, quieren hacer lo mismo que el gobierno estadounidense. Y existe el proyecto de instaurar intercambios de información similares en el ámbito europeo.
En Gran Bretaña, las leyes «antiterroristas»permiten procesar a toda persona que exprese puntos de vista considerados como susceptibles de «crear una atmósfera favorable al terrorismo.» ¿Pueden extenderse esas leyes igualmente a otros Estados?
Jean-Claude Paye: Sí. En Gran Bretaña, el gobierno Blair pudo criminalizar a través de la ley toda forma de oposición radical a su política exterior. En el continente, los Estados tratan de actuar a través de la jurisprudencia. Hubo un proceso muy interesante respecto a militantes y simpatizantes del DHKPC en Bélgica, una organización de oposición radical turca [4], que muestra como el poder trata de crear tribunales de excepción para introducir una jurisprudencia de excepción. Mediante la creación de esos tribunales, el poder trata de criminalizar toda forma de apoyo, aunque sea verbal, a grupos etiquetados como «terroristas» por EE.UU., inscritos luego en la lista europea de organizaciones «terroristas.»
Resumiendo, ¿esas leyes «antiterroristas» establecidas después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, sirven no sólo los objetivos del gobierno de Bush, sino también los de los gobiernos europeos?
Jean-Claude Paye: Las medidas de las que hablamos fueron establecidas antes del 11 de septiembre de 2001. La Ley Patriota reúne un conjunto de medidas que ya existían parcialmente. El objetivo de la Ley Patriota no fue solo imponer las medidas adoptadas, sino darles legitimidad. Lo que era aislado, disperso, está ahora reunido en una sola ley. Lo que otorga legitimidad a las medidas que son adoptadas.
¿Se puede deducir que EE.UU. precisaba de un gran atentado para imponer esta modificación del derecho penal?
Jean-Claude Paye: ¡Es obvio! Hay que saber que la Ley Patriota, que fue presentada tres días después de los atentados, tiene 128 páginas. El sistema penal de EE.UU. es complejo, funciona por referencias. Eso quiere decir que una ley modifica el contenido de otras leyes penales. Si se toma el conjunto de esas modificaciones, eso corresponde a 350 páginas. Se necesita por los menos de un año para redactar un texto semejante.
En cuanto a la Unión Europea, no es menos caricaturesco. Las dos decisiones marco – la relativa a las organizaciones «terroristas» y aquella relativa a la orden de arresto europea – fueron presentadas una semana después de los atentados. También en este caso se trata de textos que estaban listos. Se esperaba la ocasión adecuada para aprobarlos.
¿Lo que quiere decir que Bush desde 2001, y Sarkozy ahora, pueden utilizar esos procedimientos de excepción para transformar en enemigos a quienes quieran?
Jean-Claude Paye: Cuando adoptaron esos textos, ya se tenía una buena idea de a dónde podían llevar. La lista de redes «terroristas» viene de la Unión Europea. Es establecida por un reglamento europeo de 2001. En mi libro «La fin de l’État de droit» [El fin del Estado de derecho], menciono el caso de un comunista filipino, José Maria Sison, refugiado político reconocido que había obtenido asilo político en Holanda. Inscrito en la lista «terrorista» de EE.UU., su nombre pasó a ser inscrito en la lista «terrorista» holandesa, El señor Sison descubrió luego que estaba inscrito en la lista «terrorista» cuando bloquearon sus cuentas y lo expulsaron del alojamiento social que le habían asignado. Posteriormente fue retirado de la lista holandesa pero como mientras tanto había sido inscrito sobre la lista europea del Consejo, el gobierno holandés se sirvió del pretexto de que el señor Sison figuraba sobre la lista «terrorista» europea, para mantener las disposiciones que no podía justificar.
Lo interesante del caso es que, el 11 de julio de 2007, la Corte Europea de Luxemburgo anuló la decisión del Consejo Europeo. Estipuló que no existían motivos para inscribir al señor Sison en la lista de «terrorismo» del Consejo que permite el bloqueo de cuentas.
El veredicto estipula claramente que la ausencia de «motivos pertinentes» y el no-respeto de los derechos de la defensa llevaron a la decisión de anular la decisión del Consejo Europeo.
Sin embargo, el 28 de agosto, la policía holandesa volvió a arrestar al señor Sison, violando la decisión de la Corte de Justicia.
Este caso es significativo de las relaciones actuales entre la Justicia – que es la última institución de resistencia contra la concentración de poderes en manos del ejecutivo – y la policía. Esto muestra que la policía hace lo que quiere, violando las decisiones de la justicia.
Parecería que ha comenzado la primera transcripción sobre la lista «terrorista» francesa de los decretos promulgados recientemente por George Bush que criminalizan a las organizaciones e individuos que se oponen a la política actual en Iraq y en el Líbano. Una lista de nombre que podría ser publicada próximamente en conjunto por Francia y EE.UU. Cuando fue votado en enero de 2006 por el Parlamento en Francia el dispositivo legislativo relativo al blanqueo [5] nadie se imaginó que sería utilizado para atacar a oponentes políticos.
Jean-Claude Paye: En cada país, existe una lista interna de organizaciones «terroristas». En general, se trata de la simple transcripción de la lista del Consejo Europeo, a la cual agregan elementos complementarios.
Me entero en lo que se refiere al Líbano. Parece que aquí han agregado elementos complementarios sobre elementos de la oposición política en el Líbano Sería interesante saber si esos elementos van a ser integrados a la lista del Consejo de Europa.
El que declara que alguien es «terrorista» no es un tribunal; es una simple autoridad administrativa que te inscribe, sin que haya ninguna explicación que justifique que se te haya puesto sobre esa lista «terrorista.»
¿Qué le inspira todo esto?
Jean-Claude Paye: Esto muestra que casi todos los poderes se concentran actualmente en manos del ejecutivo. Que el ejecutivo posee actualmente poderes judiciales. Es el poder ejecutivo el que decide que se puede tomar tal o cual medida en tu contra.
El ejemplo respecto a la oposición en el Líbano y el ejemplo de José Maria Sison, son exactamente lo mismo. Se trata de decisiones sin motivación. Con la salvedad de que, en el caso del Líbano, hay una extensión, ya que no basta con ser miembro de una organización que ha sido calificada de «terrorista» para ser incriminado, sino simplemente de tener contactos con sus miembros. Es una tendencia general que prevalece al nivel de la aplicación de las legislaciones «antiterroristas.»
¿Por lo tanto, el objetivo de la Ley Patriota y de otras leyes «antiterroristas,» es atacar las libertades fundamentales?
Jean-Claude Paye: Sí, el objetivo es suprimir las libertades fundamentales.
Se habría podido esperar que todas las fuerzas políticas denunciaran esas normas de excepción. La izquierda, que se presenta como defensora de la justicia social, ¿no debiera movilizarse, exigir que se vuelva de inmediato al Estado de derecho?
Jean-Claude Paye: ¿La izquierda? ¿Qué izquierda? Mire a EE.UU. Los demócratas votan a favor de las leyes más liberticidas elaboradas por el partido republicano. La Ley de Comisiones Militares [MCA, por sus siglas en inglés], adoptada en 2006, fue votada por igual por una parte del partido demócrata, que, sin embargo, es mayoritario en la Cámara y que tenía la posibilidad de impedir que fuera aprobada esa ley.
Donde nosotros, es lo mismo. No se ve la diferencia con la derecha cuando la izquierda está en el poder, aparte de una aceleración, como es el caso con el presidente Sarkozy. Por ejemplo, en Francia, las primeras medidas de vigilancia de la Red, medidas de vigilancia global, fueron establecidas por el gobierno de Lionel Jospin.
El único poder que manifiesta una pequeña resistencia es el poder judicial. En EE.UU. hay decretos adoptados por el ejecutivo que son anulados. Por ejemplo, cuando la Corte de Casación en Bélgica anula por vicio de forma el juicio en apelación de militantes del DHKCP, es una resistencia al aparato judicial. El problema es que no hay ningún relevo en la sociedad civil. Esa ausencia de relevo se suma al silencio de los medios. No se puede esperar que una institución aislada pueda resistir durante mucho tiempo.
Pero es un ataque contra la libertad de opinión que se extiende al mundo entero. Por lo tanto es fundamental que los partidos políticos se preocupen de esas desviaciones y que los ciudadanos sepan que esas nuevas leyes permiten, sobre la base de una simple sospecha, que se mantenga a cualquiera en la prisión sin acusación y sin proceso, que ya nadie está protegido por la ley, ¡que se trata de una arbitrariedad total! ¿Cómo se puede explicar que en los Foros Sociales, los «altermundialistas,» los responsables de Attac, no coloquen estos temas en el centro del debate?
Jean-Claude Paye: No hablan de eso. No quieren hablar. Eso toca problemas fundamentales. No quieren hablar de esos problemas porque deberían afrentar directamente al poder. Esas preocupaciones les son secundarias. Tampoco forman parte del programa de Attac. Hablan de la tasa Tobin, de cosas periféricas. Se está en una sociedad psicótica, una sociedad del no-enfrentamiento.
Los que defienden a los ciudadanos no son nunca los partidos que gobiernan. Cada vez que los partidos han aprobado medidas favorables a los ciudadanos, lo han hecho porque había una relación de fuerzas que los ha obligado a hacerlo. La democracia se conquista cada día, nunca es concedida.
Si se estudian y explican las leyes ªantiterroristasª se desvela exactamente la naturaleza del poder. No se puede hablar de poder democrático, se ve una sociedad que ya va en marcha hacia la dictadura. Se ve que cada nueva medida adoptada es peor que la precedente. Las cosas están muy claras. Pero se niegan a verlas tal como son.
El problema fundamental no es que el poder se transforme en dictadura, porque, como lo muestra la historia, un poder incontrolable se convierte siempre en dictadura. El problema fundamental de nuestra época es la abdicación de la gente ante ese proceso. Y eso constituye un fenómeno bastante nuevo. La gente abandona al poder y a la maquinaria económica sus libertades; y a última instancia, en vista de los problemas ecológicos y climáticos, su supervivencia como especie viva.
¿Desde cuando ha presentido que las cosas se desarrollaban en ese sentido, y que se prohibiría que se exprese la gente que critica el sistema político y mediático?
Jean-Claude Paye: Desde fines de los años noventa. En esa época ya se veía el establecimiento de este Estado policial. Pero las leyes establecidas en aquel entonces ya parecen casi democráticas en comparación con lo que vemos ahora. El proceso vive una fuerte aceleración.
¿Eso significa que la autoridad ejecutiva de EE.UU. ataca directamente los derechos fundamentales de los ciudadanos del mundo entero, entre ellos los de la Unión Europea?
Jean-Claude Paye: ¡Sí, evidentemente! Pero no se trata sólo del ejecutivo estadounidense, sino del conjunto de los ejecutivos del planeta entre los cuales existe una verdadera solidaridad contra sus poblaciones. Las prisiones secretas de la CIA son un buen ejemplo de ese proceso. [6] En el ámbito europeo, los gobiernos han sido directamente integrados en esta organización de la tortura. En el mejor de los casos, todo lo que se ha podido obtener de los gobiernos europeos es que se comporten como los tres pequeños simios; ciegos, sordos y mudos [7].
¿Qué va a pasar con los que están inscritos en esas listas «terroristas» que siguen siendo mantenidas en el secreto?
Jean-Claude Paye: Las listas «terroristas» no son todas secretas. En el ámbito europeo, sólo la lista «Europol» es secreta. Permite que se tomen medidas de vigilancia y el uso de técnicas especiales secretas de vigilancia y de investigación respecto a personas identificadas como «terroristas» [8].
La lista del Consejo Europeo permite que se tomen medidas financieras, como el bloqueo de cuentas bancarias. Todos esos elementos serán utilizados si la relación de fuerzas es favorable al poder existente. Lo primero que hay que hacer es revelar lo que sucede, difundir el máximo de informaciones y hacer que esas listas sean conocidas.
¿Todo esto no le sugiere alguna analogía?
Jean-Claude Paye: Sí, con el clima de los años treinta. Pero actualmente se establece una dictadura mundial. Una especie del «mejor de los mundos» y no un simple proceso de «fascistización.»Silvia Cattori: Desde 2001, se secuestra a personas, se tortura a supuestos «terroristas» de origen árabe y de confesión musulmana. ¿Hay que esperar que mañana se castigue a los que denuncian esos abusos?
Jean-Claude Paye: El imperio necesita enemigos. Crea, inventa, a sus propios enemigos.
Lo primero que hay que hacer es sacar a la luz lo que está oculto [9] ¡Hay tantas leyes que permiten hacer cualquier cosa, cuando se quiera! Pero eso se hace en función de la resistencia inmediata de los interesados. Antes existía un marco legislativo que nos protegía. Ahora, pueden hacer cualquier cosa si tienen la capacidad de imponerla. Hoy en día, las cosas reposan sobre una simple relación de fuerzas.
El señor Dick Marty [10], nombrado por el Consejo Europeo, ¿podrá obtener de la Unión Europea que anule esas listas ilegales?
Jean-Claude Paye: ¡El informe que ha redactado el señor Dick Marty es muy importante! Su informe da en el blanco, se opone a la línea política de los gobiernos europeos. Pero, en realidad, el señor Marty no tiene ningún poder; su informe no ha podido cambiar nada porque va a contracorriente. Sin embargo, ese informe es esencial.
Esas políticas que nos hablan de justicia y libertad; ¿no son más que aire, nada?
Jean-Claude Paye: Tenemos que ser lúcidos: mostrar las cosas tal como son. Los que hacen críticas y se limitan a decir: «Sí, hay que tener leyes antiterroristas, es necesario luchar contra el terrorismo, pero hay que evitar los abusos» no hacen otra cosa que legitimar el punto de vista del poder. Hay que mostrar que las leyes que tienen por objetivo la lucha contra el «terrorismo», son en realidad leyes contra las poblaciones.
La última ley promulgada en EE.UU., la Ley de Comisiones Militares, es una ley constitucional de alcance mundial, como lo demuestro en mi último libro «Global war on Libertyª. El presidente de EE.UU. tiene la posibilitar de calificar de enemigo a todo ciudadano estadounidense o a todo nacional de un país con el cual EE.UU. no está en guerra. La gestión de las poblaciones, incluyendo a los ciudadanos estadounidenses, se convierte en un acto de guerra y ya no sólo en una acción policial.
Tomemos el ejemplo del Acuerdo Swift. Swift es una agencia belga que se ocupa de las transferencias financieras internacionales. Swift ha transmitido, desde 2001, todas las informaciones sobre las transacciones de sus clientes violando no sólo la legislación belga, sino la legislación europea [11]. Es el derecho de EE.UU. aplicado en Europa.
Todo lo que dice el gobierno estadounidense es del dominio de la fe. La tesis gubernamental sobre los atentados del 11 de septiembre, nadie puede creerla racionalmente. El informe de la Comisión no indica siquiera que se derrumbó una tercera torre. Es un informe psicótico en el cual el discurso del amo reemplaza a los hechos en sí. Un reciente sondeo Zogby muestra que la mayoría de los estadounidenses desea que se reabra la investigación. [12] Mientras que en Europa basta el hecho de posarse preguntas para ser estigmatizado.
¿Qué mecanismo subsiste para exigir el retorno a un Estado de derecho?
Jean-Claude Paye: Hay que dejar las cosas en claro. Hablar claro. Mostrar de qué se trata. Depende de la capacidad de resistencia de la gente.
La lucha «antiterrorista» es en realidad una guerra contra las libertades. Esa guerra contra las libertades es la primera etapa de una guerra contra las poblaciones. Y la Ley de Comisiones Militares es una ley penal que tiene un carácter mundial y que, de hecho, es un acto de soberanía imperial. Es una ley que confunde relación policial y relación de guerra. Es el establecimiento de una nueva forma de Estado mundial que, al integrar las funciones de policía y de guerra, lucha contra sus propias poblaciones.
Algo importante: esta ley se aplica en el ámbito mundial, da la posibilidad de EE.UU., no sólo de secuestrar, sino, sobre todo de hacerse entregar a cualquier ciudadano en el mundo, es decir a personas que ha calificado de «enemigos combatientes.»
Los acuerdos europeos de extradición con EE.UU. no se oponen a que las personas calificadas de «enemigos combatientes» puedan ser transferidos a EE.UU. Por lo tanto es una ley de alcance mundial. Es un Acta constitutiva del Imperio.
Actualmente, el derecho penal es constituyente. Eso ya ha existido en la historia de nuestras sociedades. El derecho penal ejerce un papel constituyente en los períodos de transición (por ejemplo al comienzo del capitalismo el derecho penal ha sido dominante).
Si el derecho penal es dominante actualmente, es porque se prepara una nueva forma de derecho de propiedad. Es lo que podría ser llamado el fin de «la propiedad de sí mismo». El conjunto de nuestros datos personales ha dejado de pertenecernos. Pertenecen al Estado, e igualmente a las firmas privadas. La dominación del derecho penal prepara el establecimiento de ese futuro derecho privado.
¿La gente piensa generalmente que esas medidas no afectan más que a individuos determinados?
Jean-Claude Paye: Afectan a todo el mundo. Afectan a toda forma de resistencia. Un «terrorista» ha llegado a ser alguien que no quiere abandonar sus libertades al poder, alguien que quiere vivir.
Desde este verano, EE.UU. consideran como sospechosos de «terrorismo» a los oponentes a su política en Iraq y en el Líbano [13]. El director de la agencia de prensa libanesa New Orient News, miembro de la Red Voltaire, ya figura. El gobierno de Bush habría exigido al gabinete Sarkozy, que transcriba al derecho francés las nuevas listas de oponentes políticos y que haga aparecer al periodista Thierry Meyssan, quien ya es personna non grata sobre el territorio de EE.UU. ¿Le sorprende este hecho?
Jean-Claude Paye: Yo no conocía la exigencia concreta de Bush respecto a Thierry Meyssan. Pero se trata de un contexto de simple relación de fuerzas en un momento determinado. Cuando se piensa en la histeria que así llamados «intelectuales» franceses han desarrollado y en los ataques que Thierry Meyssan ha sufrido en Francia desde la aparición de su libro sobre los atentados del 11 de septiembre [14] que osaba presentar las preguntas que había que hacerse, ya nada nos puede sorprender.
Mi trabajo muestra, que las disposiciones «antiterroristas» tienen por objeto atacar a los oponentes políticos así como a las poblaciones y no sólo a los «islamistas.» Por lo tanto uno no se puede sorprender fundamentalmente, si eso se comprueba, ante una posible inscripción de Thierry Meyssan en las listas «terroristas.» Sin embargo, eso indicaría que hemos pasado a una nueva etapa en la criminalización de la palabra opositora. Eso indicaría que el poder se siente perfectamente cómodo, al sacar a la luz pública objetivos que siempre ha negado hasta ahora.
¿Quién puede creer la tesis gubernamental sobre los atentados del 11 de septiembre? ¿Quién puede creer que una torre alcanzada por un avión caiga de modo controlado? El problema es que EE.UU. da todas las informaciones que permiten poner en duda su tesis, y la gente simula que lo cree. Nos hallamos ante un mecanismo perverso, en el cual el individuo, para no enfrentar lo Real, simula que cree lo inverosímil.
A pesar de que Thierry Meyssan ha revelado hechos que habría que tomar en serio, sorprendentemente, los periodistas lo han puesto de vuelta y media.
Jean-Claude Paye: ¿A quién pertenecen esos periódicos que han difamado a Thierry Meyssan? Esos «periodistas» son personas que copian lo que les dicen que digan. ¿Conoce a muchos periodistas «oficiales» que verifiquen sus fuentes y que hagan un trabajo serio de investigación?
Sus libros son importantes para todos los que defienden las libertades.
Jean-Claude Paye: He escrito esos libros porque creo que era necesario hacerlo. Cuando vi que se aprobaban esas leyes en Bélgica y por doquier en el mundo, todo iba en la misma dirección. Había que subrayar esa coherencia. Hay poca gente que haga ese trabajo. Yo soy prácticamente el único que trabaja de manera global. Todos esos datos no son recolectados. Debo recolectarlos, hacer el trabajo de los juristas y al mismo tiempo mi trabajo de sociólogo: poder pensar la nueva forma de organización del poder. Mis trabajos toman en cuenta los dos lados del Atlántico. Estudian no sólo las leyes antiterroristas sino todas las leyes de control social. Eso forma un todo.
……..
Silvia Cattori, periodista suiza.
Entrevista realizada el 30 de agosto de 2007
[1] «La fin de l’État de droit. La lutte antiterroriste: de l’état d’exception à la dictature.» La Dispute, Paris, 2004. Este libro fue publicado en italiano por Manifesto libri, en alemán por Rotpunktverlag.
«Global War on Libertyª. Éditions Telos Press, New York 2007. La traducción en turco aparecerá próximamente en IMGE, en español en HIRU, en holandés en EPO.
[2] 2) La Ley Patriota es definida como una «Ley para unir y reforzar EE.UU. suministrando los instrumentos apropiados para descubrir y contrarrestar el terrorismo.» Aprobada por el Congreso de EE.UU., fue firmada por George W. Bush, el 26 de octubre de 2001. Adoptada a título provisorio, este dispositivo de excepción expiraba el 31 de diciembre de 2005, pero fue prolongado por la Cámara de Representantes y se perenniza. De las dieciséis disposiciones de la Ley Patriota, asegurando un control generalizado de las poblaciones, catorce han sido convertidas en permanentes. Esa ley permite igualmente al gobierno de EE.UU. que detenga sin límite y sin acusación a todo ciudadano extranjero que sospeche de «terrorismo.»
[3] » L’OTAN: du Gladio aux vols secrets de la CIA «, par Ossama Lotfy, Red Voltaire, 24 de abril 2007.
[4] Los juicios de primera instancia y de apelación fueron anulados por el Tribunal de Casación de Bruselas en junio de 2007. Este proceso recomienza en apelación el 13 de septiembre en Amberes.
[5] El capítulo VIII de la ley Nº 2006-64, publicada en el Diario Oficial del 24 de enero de 2006, estipula que toda persona moral o física que haya estado en relación con una persona inscrita en las listas europeas de sospechosos de financiamiento del terrorismo, por ejemplo (las cuales incluyen listas de oponentes a la política de EE.UU. en Iraq y en el Líbano) debe responder a toda pregunta relacionada con esa relación. En el caso de que disponga de recursos o de bienes cuyo origen no pueda justificar, será considerado, por defecto, como si los hubiera recibido en el marco de una actividad «terrorista.» Francia puede bloquear sus posesiones, mientras un juez antiterrorista puede hacerlo arrestar y encarcelar, luego procesarlo y tal vez condenarlo a 3 años de prisión y a 75.000 euros de multa.
[6] » La CIA possède des prisons secrètes en Europe «, por D. E., Red Voltaire, 10 de noviembre de 2005.
[7] » L’Union européenne a autorisé par écrit les prisons secrètes de la CIA dès janvier 2003″, Red Voltaire, 13 de diciembre de 2005.
[8] » L’Euro Patriot Act», Red Voltaire, 17 de noviembre de 2003.
[9] » La loi Ashcroft-Perben II » y » La France autorise l’action des services US sur son territoire», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de febrero y 8 de marzo de 2004.
[10] » Faut-il combattre la tyrannie avec les instruments des tyrans?», par Dick Marty, Red Voltaire, 22 de marzo de 2007.
[11] «La CIA a contrôlé les transactions financières du monde entier via la société SWIFT», por Grégoire Seither: y «SWIFT: le Trésor états-unien au-dessus des lois européennes», Red Voltaire, 26 de junio y 29 de septiembre 2006.
[12] «La majorité des États-Uniens souhaite une enquête sur le rôle de MM. Bush et Cheney dans les attentats du 11/9″, Red Voltaire , 7 de septiembre de 2007.
[13] La calificación de «terrorista» ha sido extendida por el presidente George W. Bush a los oponentes políticos por la Executive Order 13438- Blocking Property of Certain Persons Who Threaten Stabilization Efforts in Iraq (firmada el 17 de julio de 2007) y la Executive Order 13441-Blocking Property of Persons Undermining the Sovereignty of Lebanon or Its Democratic Processes and Institutions (firmada el 1 de agosto de 2007).
[14] «L’Effroyable imposture», éd. Carnot, 2002. Reedición a mediados de junio de 2007.
Jean-Claude Paye: » Les lois anti-terroristes. Un Acte constitutif de l’Empire » [Las leyes antiterroristas. Un acto constitutivo del Imperio]
http://www.voltairenet.org/article151318.html.