En vísperas del 30 aniversario de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), Italia aún está lejos de alcanzar la igualdad de género.
«Creo que algo está cambiando… Sin embargo, la Convención todavía no es muy conocida en Italia, y lo que ha sido ratificado aún no fue implementado», dijo Ivanka Corti, ex presidenta del Comité de la CEDAW.
Según el último Índice de Brecha Global de Género, en Europa, sólo la República Checa, Rumania, Grecia, Chipre y Malta tienen mayores brechas de género que Italia. Este país se ubica en el puesto 67 entre los 167 incluidos en el estudio.
La CEDAW fue adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 1979, e Italia la ratificó en 1985. Las mujeres italianas constituyen 51,4 por ciento de la población, y 55,8 por ciento de todos los estudiantes universitarios, pero su poder político y económico está muy por debajo de la igualdad.
En el ámbito político se encuentra la mayor brecha, pero también hay discriminación en el mercado laboral, según el informe Mirada a la Educación 2009, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Según el estudio, tener título universitario beneficia 2,36 veces más a los hombres que a las mujeres en Italia. El promedio para la OCDE, que incluye a 30 de los países más industrializados, es 1,4.
Un cuarto de siglo después de firmar la Convención, Italia está peor en el índice que, por ejemplo, Uganda (en el puesto 43) o Lesotho (16).
En sus informes número cuatro y cinco sobre Italia publicados en 2004, la División de las Naciones Unidas para el Avance de las Mujeres señaló «la baja participación de mujeres en la vida pública y política, (y) la falta de programas para combatir los estereotipos a través del sistema de educación formal y estimular a los hombres a que asuman su justa parte de responsabilidades domésticas».
El Comité de la CEDAW, cuya principal responsabilidad es apoyar la implementación del acuerdo, llamó a Italia a «adoptar un programa a gran escala completo y coordinado para combatir la propagada aceptación de los roles estereotípicos de hombres y mujeres».
También recomendó que «los medios y las agencias publicitarias sean específicamente tomadas como objetivo y estimuladas a proteger la imagen de las mujeres como iguales en todas las esferas de la vida, y que se hagan esfuerzos concertados para cambiar la percepción de las mujeres como objetos sexuales y principales responsables de la crianza de los hijos».
Entonces, ¿qué se ha hecho y qué queda por hacer? IPS habló con Ivanka Corti, quien integró el Comité de la CEDAW por 16 años –cuatro de ellos como presidenta–, sobre la situación de las mujeres en Italia.
IPS: ¿Qué piensa de las cuotas femeninas?
IVANKA CORTI: Estoy totalmente de acuerdo con las cuotas. Estoy a favor de ellas como medida temporal, como establece el artículo cuatro de la CEDAW. Como muestran muchos ejemplos, las cuotas son totalmente necesarias para ganar igualdad en los sectores laborales y públicos. Los países escandinavos son los ejemplos más claros de cómo las mujeres han alcanzado la igualdad en todos los sectores (a través de cuotas). Por tanto, se deberían aplicar tanto en el sector político como el laboral.
IPS: ¿Por qué es tan amplia la brecha salarial en Italia para las mujeres con educación?
IC: Esta situación es causada por varios factores que no son favorables para las mujeres, incluyendo la idea de que las mujeres de ninguna manera pueden llegar a ser tan productivas como los hombres, ya que pueden quedar embarazadas. Esta idea es profundamente errónea, pero todavía dominante.
IPS: ¿Cuáles son los estereotipos sobre las mujeres en Italia?
IC: Debo abrir un paréntesis. Lamentablemente, las recomendaciones del Comité y de la Convención, que Italia ha firmado sin reservas -y subrayo, «sin reservas»-no están siendo implementadas.
En Italia nadie le presta atención a este documento de regulación internacional. Dudo que nuestros parlamentarios sepan que esta Convención ha sido ratificada por todos. En muchos países occidentales, los informes que se han enviado al Comité de la CEDAW han sido antes discutidos en los parlamentos. Esto no sucedió en Italia, nunca.
No veo muchos cambios tampoco después de que las últimas recomendaciones fueron publicadas en 2005. Las recomendaciones del Comité de la CEDAW deben ser publicadas con la máxima publicidad, algo que no se ha visto acá. Ni siquiera el Ministerio para la Igualdad de Oportunidades lo ha reconocido.
Es muy desafortunado, especialmente si piensas que, en comparación, muchos países en desarrollo le dan una gran importancia al documento, que es publicado ampliamente y produce nueva legislación.
IPS: ¿Cómo se cambia la situación en Italia?
IC: Cambiar es cambiar la política, y me temo que los políticos italianos son muy sexistas.
Italia ha retrocedido. La contribución de las mujeres a la cultura y al desarrollo en la modernidad ha sido subvalorada. Y gracias a los medios, persiste la idea de una mujer que es atraída por el poder, por el dinero, que valora más su belleza que su inteligencia y su capacidad profesional.
Estoy horrorizada por el hecho de que no hubo casi cobertura de la predominancia de las mujeres en la entrega este año de los premios Nobel, mientras los italianos estaban más interesados en la elección de Miss Italia.
IPS: ¿Cuál es el primer factor que provoca discriminación en Italia?
IC: Depende de muchos factores: historia, cultura, política, medios y religión. La religión tiene en Italia un papel muy importante, debido a la presencia del Vaticano, con una enorme influencia en la política y en muchos asuntos relacionados con las mujeres.
IPS: Algunos expertos dicen que la lucha contra la discriminación no es una cuestión de dinero, sino de voluntad. De hecho, algunos países de África, como Ruanda y Liberia, y de otras regiones, como Filipinas, parecen confirmar esto. ¿Está de acuerdo?
IC: Basándome en mi experiencia de 16 años en el Comité de la CEDAW, estoy muy de acuerdo. El cambio ha llegado en lugares donde hubo voluntad política, no necesariamente dinero. También, donde hay un fuerte movimiento de mujeres, que presionan en las instituciones políticas, el proceso es más rápido.
Una mayoría de mujeres políticas podrían cambiar la situación. Pero ¿por qué tenemos tan pocas mujeres en la política italiana? España estaba más atrasada que Italia en los años 70 y 80, pero superó a Italia en todos los aspectos. ¿Pueden imaginar una mujer embarazada como ministra de Defensa pasando revista a las tropas en Italia?
En Italia tenemos una ministra de Ambiente. No he visto que ella esté involucrada con otras mujeres, que tienen una mayor respuesta a los problemas ambientales. Las mujeres en el gobierno no tienen ninguna política «sensible al género». Hay dos caras de este problema: el acceso al poder y las actitudes dentro de esas oficinas.
IPS: ¿Podría cambiar la situación un uso diferente de los medios?
IC: No puedes regular lo que difunden los medios, porque eso limitaría la libertad de prensa. Pero está el problema de una cultura que caricaturiza a las mujeres. Debemos cambiar los estereotipos. Cuando emergió este estereotipo, no había muchas mujeres en el mercado laboral ni en el campo científico. En la universidad, hace 30 años, había muy pocas mujeres. Hoy son la mayoría. Nada justifica la persistencia de esos estereotipos.
IPS: ¿Qué ha cambiado en Italia desde la introducción del artículo 51 de la Constitución? ¿Y qué ha sucedido con las recomendaciones del Comité de la CEDAW?
IC: Ha cambiado mucho. La Constitución nació muchos años antes, y es evidente que se han aprobado muchas leyes a favor de las mujeres desde entonces. Cuando se adoptó la Constitución no había divorcio ni aborto ni igualdad en las leyes del mercado laboral. La ley es muy completa, pero lo que falta es la implementación. También falta una verdadera implementación de la Convención.
En cuanto a la política, hay una fuerte resistencia en Italia. Es realmente una lucha por el poder. Pero éste es un fenómeno extendido, con pocas excepciones, en todo el mundo. No obstante, cuando pienso en España siento envidia. Cuando estábamos aprobando leyes a favor de las mujeres aquí, ellos tenían dictadura. Y hoy allí las mujeres y los hombres se sientan en el parlamento, en el gobierno y en todos los sectores de responsabilidad pública en iguales términos.
La verdadera democracia no es posible si las mujeres están excluidas.
*Miren Gutiérrez es editora en jefe de IPS.