Los ministros de Empleo de la UE volverán a estudiar este viernes la propuesta de ampliar la jornada laboral hasta un máximo de 65 horas semanales, tras su rechazo por el Parlamento Europeo.
En una reunión informal que comienza mañana y concluye el viernes la ciudad checa de Luhacovice, los países de la Unión Europea estudiarán hasta donde están dispuestos a llegar en las negociaciones con la Eurocámara sobre la revisión de la normativa comunitaria de tiempo de trabajo.
El país más reticente a introducir cambios en la propuesta es el Reino Unido, mientras que otros como España, Grecia y Luxemburgo defienden posiciones más cercanas a las del PE, según constataron a Efe fuentes comunitarias.
El principal escollo a superar en las negociaciones es el llamado «opt-out», una cláusula que permite, en caso de acuerdo entre empresario y trabajador, superar el límite de las 48 horas por semana.
La propuesta del Consejo que el PE rechazó en diciembre incluye esta cláusula, mientras que los eurodiputados defienden eliminarla en un plazo de tres años.
Tampoco cuentan con la aprobación del PE, las disposiciones relativas a las guardias médicas que pretendían descontar del tiempo de trabajo los periodos inactivos entre paciente y paciente.
Los titulares europeos de Empleo también intentarán acercar posturas en materia de movilidad laboral, en especial, geográfica. Los doce países que se incorporaron en la UE desde 2004 luchan por tener un acceso abierto al mercado laboral comunitario y eliminar los requisitos transitorios que les imponen algunos países de la UE.
Sin embargo, los viejos socios europeos se muestran en ocasiones reticentes por miedo, entre otras cosas, a que una ola de inmigración del Este ahogue las oportunidades de los trabajadores nacionales.
La Comisión Europea, sin embargo, señaló en un informe publicado el pasado mes de noviembre que favorecer la libertad de movimiento laboral entre países tiene un impacto positivo desde el punto de vista económico.
Asimismo, el Ejecutivo comunitario ha constatado que la mayoría de las personas que se desplazaron de un estado miembro a otro por cuestiones laborales tienen previsto regresar a sus países de origen.
Los Veintisiete abordarán cuestiones como la convalidación de títulos de formación entre países y las dificultades lingüísticas que afrontan los desplazados.
Asimismo, analizarán la movilidad laboral desde enfoques distintos del geográfico, como son el cambio de profesión y la inclusión social de los grupos más desfavorecidos.
El 25 por ciento de los europeos nunca ha cambiado de profesión y casi un 50 por ciento más que en Estados Unidos ha permanecido en el mismo puesto toda su carrera, según datos facilitados por fuentes comunitarias.
En este contexto, la UE se fijó en 2007 el objetivo de motivar a sus trabajadores y favorecer la formación constante con vistas a un un desarrollo adecuado a largo plazo del mercado laboral comunitario.
Otro de los retos para lograr un mercado laboral europeo de calidad es mejorar la inclusión social, de manera que grupos como las minorías étnicas, los mayores, las personas con niños pequeños a su cargo y los discapacitados encuentren menos dificultades para encontrar un empleo.