Los europeos contemplan la posibilidad de instaurar un circuito comercial alternativo, una especie de trueque a gran escala, para sortear las sanciones estadounidenses y permitir que Irán siga exportando petróleo. Alemania, Francia y Reino Unido podrían así crear un instrumento especial (Special purpose vehicle – SPV), que actúe como una bolsa de intercambios que permitiría […]
Los europeos contemplan la posibilidad de instaurar un circuito comercial alternativo, una especie de trueque a gran escala, para sortear las sanciones estadounidenses y permitir que Irán siga exportando petróleo.
Alemania, Francia y Reino Unido podrían así crear un instrumento especial (Special purpose vehicle – SPV), que actúe como una bolsa de intercambios que permitiría tratar de manera aislada las transacciones comerciales con Irán, informaron el viernes dos medios alemanes, el diario Der Spiegel y el económico Handelsblatt.
Si por ejemplo Irán vende petróleo a una empresa española, y un fabricante alemán de máquinas herramienta entrega material a una planta en Teherán, la suma correspondiente a la entrega del petróleo serviría directamente para pagar al proveedor alemán.
«Es un trueque sofisticado. El comprador paga derechos de compensación que dan [a Irán] un derecho de compra de bienes de primera necesidad», confirmó un alto responsable francés a la AFP bajo condición de anonimato, y precisó que terceros países como China o India podrán asociarse.
La opción está siendo contemplada por otros países y pretende crear «canales de pago independientes» con Irán, indicó por su parte a la AFP una portavoz del ministerio alemán de Finanzas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, se retiró en mayo del acuerdo nuclear internacional con Irán, por el cual Teherán se comprometía a limitar sus capacidades nucleares a cambio del alivio de las sanciones económicas.
«Medios técnicos»
Washington restableció desde entonces una serie de sanciones contra las empresas o países extranjeros que continuarán haciendo negocios con Teherán. Bajo esta amenaza, muchos grupos (Total, Daimler…) presentes en Estados Unidos interrumpieron entonces cualquier actividad con Irán por temor a represalias.
El 4 de noviembre, una nueva ola de sanciones afectará directamente a las exportaciones de petróleo iraníes y las operaciones bancarias con este país, que se encontrará de facto desconectado de los circuitos financieros internacionales.
Irán posee las cuartas reservas mundiales de petróleo y muchos países, especialmente en Asia, necesitan el crudo iraní, teniendo en cuenta además que sus refinerías están concebidas para tratar esta variedad de petróleo.
Los europeos, creando esta bolsa de intercambios, podrían «reducir los pagos transfonterizos con salida o con destino de Irán», según un documento de la Comisión Europea citado por Handelsblatt. Los bancos internacionales, muy expuestos al riesgo estadounidense, quedarían al margen de las transacciones.
«Para nosotros, la cuestión es encontrar los medios técnicos para que Irán pueda continuar importando y exportando a pesar de las sanciones estadounidenses sin que los operadores europeos sean sancionados», resumió un diplomático europeo.
Francia, Alemania y Reino Unido están decididos a proteger el acuerdo nuclear de 2015 con Irán -firmado junto a Rusia y China- con el fin de evitar el desarrollo del programa iraní que podría desencadenar una carrera por el arma atómica en la región.
Cuestión de soberanía
También ven con preocupación el debilitamiento del presidente iraní, Hasan Rohani, gran defensor del acuerdo pero que por ahora no cosechó los beneficios económicos esperados.
«Las medidas adoptadas por Washington […] podrían reforzar los elementos más duros del régimen», advirtió el ministro francés de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian.
«Washington cree que estas presiones pueden provocar un cambio de actitud del régimen, incluso [un cambio] del propio régimen; pero nosotros no lo creemos», añadió en una entrevista a finales de agosto en el semanario francés L’Express.
Los europeos denuncian igualmente, a través de las sanciones estadounidenses, un ataque a su soberanía y a sus intereses económicos, y no solo en Irán.
Berlín teme especialmente que las sanciones de Washington contra Rusia afecten a la industria alemana en ese país.
Ante estas amenazas, «debemos reaccionar y reforzar la autonomía y la soberanía de Europa en materia comercial, económica y financiera», insistió el jefe de la diplomacia alemana, Heiko Maas.