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Los socialistas tienen una intención de voto inusitada en los Países Bajos

Fuentes: Diagonal

La crisis también salpica a Holanda y está presente en la campaña electoral, que finaliza mañana con una coalición de izquierda como favorita.

El dominó político que está creando la crisis económica en Europa continúa y ahora le toca a los Países Bajos. Después de que el Gobierno de coalición, con el conservador Mark Rutte como primer ministro, se disolviese el pasado 23 de abril sin llegar a cumplir ni la mitad del mandato por la falta de consenso sobre cómo ahorrar 14.200 millones de euros y conseguir que el déficit del país fuese inferior al 3% del PIB en 2013 (mientras que las previsiones son del 4,6%), Holanda acudirá a las urnas hoy 12 de septiembre.

Los Países Bajos entraron en recesión a mediados del año pasado y, aunque su situación no puede compararse con la de otros países europeos (la tasa de desempleo es del 6%), los holandeses ven amenazado su alto nivel de vida y peligrar la protección social que presta el Estado. Diversos organismos, entre ellos la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ya han recomendado una reforma mayor de las pensiones y los subsidios, flexibilizar el mercado laboral para facilitar los despidos y aumentar el coste de los servicios sanitarios (que ya están privatizados, aunque cuentan con ayudas estatales). Es decir, las ya conocidas recetas de austeridad.

Sentimiento antieuropeísta

Y la «cuestión europea», por supuesto, está sobre la mesa: aunque los Países Bajos fue uno de los seis Estados miembro fundadores de la Comunidad Económica Europea, los contribuyentes holandeses farfullan molestos por el rescate a otros países europeos y son más que reacios a la idea de una mayor unión fiscal y política para salvar el euro que fomentan Alemania y Francia. El sentimiento antieuropeísta es común en los extremos políticos: tanto el Partido Socialista (SP) como el ultraderechista el Partido para la Libertad (PVV) convergen en su rechazo a la autoridad de Bruselas y a la participación de Holanda en los rescates financieros. El líder socialista, Emile Roemer, anunció hace unas semana que, si sale elegido y el país superase la cota del 3% de déficit impuesta por Bruselas, tendrían que pasar por encima de su cadáver para que pagase la sanción correspondiente -aunque, frente a las críticas posteriores, matizó que Holanda nunca llegaría a esa situación-; mientras, el xenófobo populista Geert Wilders, del Partido para la Libertad, ha dejado aparcado el estandarte antiislámico momentáneamente y se erige como abanderado de la salida de Países Bajos del euro y de la Unión Europea. Su eslogan: «Su Bruselas, nuestros Países Bajos».

La campaña electoral comenzó el pasado 19 de agosto y los sondeos muestran el aumento de la intención de voto al Partido Socialista, liderado por Roemer, que en el anterior Gobierno sólo tenía 15 diputados, mientras que se llegó a esperar que en estas elecciones sacase más de 36 escaños. A pesar del feliz comienzo de campaña, cuando sacaba ventaja al Partido Popular por la Libertad y la Democracia de Marc Rutte, tras los debates televisados que mantuvieron los principales candidatos -Roemer (SP), Rutte (VVD), Wilders (PVV) y Diederik Samsom (PvdA)-su popularidad mermó en aras de la de Samsom, el líder Laborista, que en estos momentos encabeza los sondeos, mano a mano con el propio Rutte. Sin embargo, la necesidad de formar una mayoría de 76 escaños exige que se forme una coalición para gobernar. Y esa coalición tiene muchas probabilidades de ser de izquierdas, aunque todavía está por verse cómo juega cada partido sus cartas.

¿Llegará a gobernar el partido que nunca lo ha hecho?

La mayoría de los holandeses, siempre prácticos y poco amigos del despilfarro, quiere que se tomen medidas para frenar el gasto y dejar de sentir el fantasma de la crisis sobre su cabeza. Roemer gana simpatías con su discurso en contra de participar en el rescate de otros países europeos y su promesa de mantener el Estado de bienestar holandés recortando en burocracia y Defensa, así como por su capacidad para aglutinar a los votantes de izquierdas cansados de las medias tintas del Partido Laborista y a una parte de los antiguos votantes del ultraderechista Partido para la Libertad, hartos de las estridencias del Wilders y afectados por las medidas de austeridad. Sería la primera vez que el Partido Socialista tuviese la oportunidad de formar Gobierno en Holanda en sus 40 años de historia, pero su inexperiencia juega en su contra: por un lado, puede ser la solución que no han conseguido los partidos que forman parte de la coalición de Gobierno habitualmente y, por otro, también puede tener que pagar las novatadas, y en estos momentos, los Países Bajos no quieren pasos en falso. Además, lobbistas y medios de comunicación ya han vertido historias sobre los peligros que supondría dejar el país en manos de los socialistas.

Dentro de las posibles formaciones de Gobierno en las que el Partido Socialista quedaría excluído, además de una alianza entre los Laboristas y el Partido Popular, se teme que, al igual que en elecciones pasadas, Wilders saque bastantes más escaños de los que le adjudican las encuestas, aunque es dudoso que llegue a participar en la coalición de Gobierno, dada su retirada de la votación de los presupuestos, que provocó el descalabro del Gobierno de Rutte (a quien había prometido apoyar a cambio de que endureciese las políticas de inmigración) y, a su vez, la desconfianza generalizada de los partidos restantes.

Representación política

La crisis de representación política no es tan acentuada en los Países Bajos, ya que su sistema electoral es de listas abiertas y pluripartidista, pero existe. Syewert van Linden, un joven activista y lobbista, presentó el grupo G500, destinado a rejuvenecer los partidos tradicionales a través de la infiltración de sus miembros para crear debate en torno a las diez cuestiones más acuciantes para los jóvenes. Asimismo, plantea una coalición de votantes para dirigir el voto, directamente, a una coalición de Gobierno en lugar de a un partido.

Por otro lado, el movimiento Occupy Nederlands se escindió entre los partidarios de participar en las elecciones formando un partido y los más escépticos con el sistema democrático existente.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Los-socialistas-tienen-una.html