El expresidente de Brasil, Lula da Silva, se reunió con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para articular una política progresista regional, la que no pudo impulsar en sus dos mandatos, porque México estaba gobernador por políticos de derecha, que apoyaron el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el más importante proyecto de Estados Unidos para toda América Latina, excluyendo a Cuba.
El encuentro-desayuno, que duró unas cuatro horas, fue sin agenda formal, “entre políticos y dirigentes sociales amigos que luchan en favor del pueblo y para lograr cambios positivos en América Latina y el mundo”, dijo el mandatario mexicano. Lula, por su parte, se comprometió a formar un corredor progresista en América Latina con ambos países como sus polos, si es que gana las elecciones presidenciales.
La visita a México de Lula, ex obrero metalúrgico y líder del Partido de los Trabajadores (PT), se da en un contexto en que el próximo 2 de octubre se llevarán a cabo las elecciones presidenciales de Brasil, en la que será su sexta candidatura. Fue presidente de Brasil durante ocho años, del 1 de enero de 2003 al 1 de enero de 2011 y hoy encabeza la intención de voto y se perfila como la única figura que puede derrotar al ultraderechista Jair Bolsonaro: es favorito con un 42.2 por ciento de aprobación frente al 28 por ciento de Bolsonaro.
Lula llegó a México el lunes, y fue recibido por el canciller, Marcelo Ebrard quien aseguró que Lula era “un gran amigo de México y de la causa de justicia”. “Inicias visita a nuestro país, donde se te quiere y respeta. Muy contentos de verte entre nosotros”, señaló en sus redes sociales.
López Obrador lo recibió el miércoles -fuera de la agenda oficial- a su “amigo” en “fraterno encuentro”, porque la relación que mantiene con Lula no es “entre gobiernos”. “Nos une la hermandad de nuestros pueblos y la lucha por la igualdad y la justicia”, tuiteó junto a una foto en la que se dan la mano sonrientes. AMLO aclaró que tiene una relación amigable con Bolsonaro.
El jefe de Estado mexicano manifestó su simpatía y admiración por el político que gobernó Brasil entre 2003 y 2010. «Es un dirigente reconocido, muy importante en Brasil, en América Latina y, diría, en el mundo, y además recibirlo con respeto, con admiración, porque él fue víctima de un acto autoritario, represivo, a él le fabricaron delitos y lo tuvieron injustamente en la cárcel», dijo
Por su parte, Lula dijo que López Obrador “ha conseguido afirmar la autonomía de México sin crear antagonismos, contribuyendo a una relación más equilibrada en nuestro continente, lo que es fundamental para el desarrollo latinoamericano”. Y afirmó que a partir de 2023 la relación entre Brasil y México será más fuerte que nunca y que él volverá a visitar Palacio Nacional, ya como presidente.
Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores (PT) afirmó que Lula y López Obrador tienen mucho en común. Se refirió, por supuesto, a su compromiso social y auguró que con ambos, a partir de 2023 América Latina vivirá una transformación profunda.
Lula participa de una variada agenda política en México. Entre las actividades que tendrá, hay un encuentro con legisladores en el Senado y participará de un evento con miembros del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido de Gobierno, entre los que se prevé estará el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Un Lula seductor
En el amplio salón que reunió a la clase política de la 4T, con apenas unos minutos en el micrófono, Luiz Inacio Lula da Silva, ya tenía cautivados a los presentes, entre quienes era evidente que no abundaban quienes entendieran el portuñol. Fue entonces cuando propuso un grito desde la Ciudad de México: ¡Basta de guerra, queremos paz!
En el amplio salón frente a la Alameda Central, Lula se refirió al escenario mundial, a los absurdos gastos de la guerra que podrían resolver muchos de los problemas de la humanidad. Luego se refirió a Brasil, para hablar de la destrucción de su legado y el de Dilma Rousseff (cinco años en el gobierno, porque fue destituida con maniobras legislativas y un golpe parlamentario de sus enemigos).
Hizo un recuento de las acciones de su gobierno y el Dilma: el incremento sostenido del salario, el mayor programa de vivienda, el crecimiento de la matrícula escolar en todos los niveles y Bolsa Familia, su plan estrella que benefició a 54 millones de brasileños.
Durante su discurso Lula también habló del conflicto entre Ucrania y Rusia, en el que Jair Bolsonaro se ha negado a condenar la invasión y se ha mostrado más cercano a las acciones tomadas por Vladimir Putin. E hizo un llamado a la paz y exhortó a los involucrados a deponer las armas y sentarse para encontrar una solución. “El mundo necesita comida, el mundo necesita empleo, el mundo necesita educación… no necesita guerra”, dijo.
Lula no escatimó elogios a Morena, el partido de López Obrador. Dijo que es un fenómeno que precisa ser discutido en América Latina y analizado por estudiantes de ciencias políticas, para explicar cómo es posible su llegada al poder en tan pocos años y en un escenario a contracorriente. Con tenacidad, dijo, es posible que lo comenzado por un puñado de mujeres y hombres logre cambiar la historia de un país. Y agregó: México tiene hoy un presidente de verdad
Gerardo Villagrán del Corral. Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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