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Las armas no letales entran en combate, expertos alertan sobre sus peligros

Militares de medio mundo se dotan de armamento diseñado para no matar

Fuentes: Público

La CSTO, una versión mini del viejo Pacto de Varsovia, realizó unas maniobras militares en la zona de Chebarkul, en la cordillera de los Urales, la semana pasada. Participaron unos 2.000 soldados y 270 vehículos pesados de seis de los países miembros (Rusia, Tayikistán, Armenia, Kazajistán, Kirguizistán y Bielorrusia). En la operación Interaction-2010, los efectivos […]

La CSTO, una versión mini del viejo Pacto de Varsovia, realizó unas maniobras militares en la zona de Chebarkul, en la cordillera de los Urales, la semana pasada. Participaron unos 2.000 soldados y 270 vehículos pesados de seis de los países miembros (Rusia, Tayikistán, Armenia, Kazajistán, Kirguizistán y Bielorrusia). En la operación Interaction-2010, los efectivos dispusieron del más avanzado armamento ruso: granadas que hacen mucho ruido, bombas que levantan cortinas de humo o un rayo láser tan intenso que deslumbra al enemigo. No son de mentira, son armas no letales y los expertos alertan contra el peligro que conlleva no considerarlas verdaderas armas.

Aunque hay muchas definiciones de arma no letal, la aceptada por la OTAN las define así: «Las armas no letales están explícitamente diseñadas y desarrolladas para incapacitar o repeler personal, con una baja probabilidad de fatalidad o daño permanente, o para inutilizar equipos, con un mínimo de daños no deseados o impacto en el medio ambiente». Es el sueño de todo militar o político. Un armamento que cumple la misión sin matar y sin dañar el medio.

Como los rusos, el resto de las grandes potencias militares están muy interesadas en el nuevo armamento. Los británicos llevan tiempo usando un rayo láser montado sobre un rifle convencional SA80 en controles de carretera y a la entrada de sus bases en Afganistán. El láser sirve como señal de advertencia a quien se aproxima al control. El dispositivo, diseñado por la empresa Thales, puede señalar un diámetro de una pelota de fútbol a varias decenas de metros.

Como un microondas

Más dolorosa es la última creación que los militares estadounidenses llevaron a Afganistán a comienzos de año. Ellos lo llaman Active Denial System (ADS o Sistema Activo de Rechazo), pero los periodistas de EEUU lo han bautizado como el «rayo del dolor». Montada sobre un camión o un hummer, una especie de paellera de un metro cuadrado emite un rayo en forma de ondas electromagnéticas. Todo aquél que se encuentre en un radio de 500 metros (ver gráfico) sentirá como si lo hubieran metido en un microondas. El ADS penetra apenas un milímetro en la piel hasta llegar a las terminaciones nerviosas de la epidermis provocando una sensación de quemazón insoportable.

La lógica tras este aparato es sencilla: en el caso de que la patrulla se encuentre ante una muchedumbre de civiles entre los que pudieran camuflarse terroristas, el ADS hará que se dispersen. De hecho, las reglas de enfrentamiento establecidas para poder usar este aparato autorizarían a abatir a todo aquel que permanezca en la zona tras disparar el rayo, en la asunción de que sólo un hostil podría aguantarlo. Sin embargo, los militares de EEUU, aunque han reconocido la presencia de varias unidades en el escenario afgano, niegan que lo hayan usado. Un portavoz militar dijo el pasado verano a la revista Wired que no se había tomado «ninguna decisión sobre su despliegue».

Más al oeste, en Iraq, lo que se han propuesto es dejarlos sordos. En 2009 el ejército de EEUU desplegó varias unidades de LRAD, una especie de cañón sonoro que emite un sonido muy agudo con un alcance de 300 metros. Este mismo sistema se ha usado para espantar a los piratas somalíes que acosaban a los barcos en el Índico.

«Los pioneros son los israelíes», dice el miembro de la Real Academia de Ingeniería y doctor ingeniero en armas navales, el almirante retirado José Manuel Sanjurjo. «El mundo ha cambiado y más en lo militar. Ha desaparecido la bipolaridad, donde todo estaba controlado, y todos los conflictos de bajo nivel se han disparado», explica Sanjurjo. Y en este terreno Israel lleva décadas peleando con los palestinos. «Todo el armamento y mucha de la doctrina pensada para la gran confrontación hoy ya no es aplicable. No puedes entrar en una aldea, en la que los enemigos y los amigos van vestidos iguales, con un tanque. Es en este contexto en el que nacen estas nuevas armas», añade.

Los enfrentamientos urbanos, la lucha en los edificios o el rescate de rehenes son escenarios donde este tipo de armas pueden ayudar a cumplir la misión minimizando el impacto en la población, como un fin en sí mismo y, como recuerda Sanjurjo, «porque la guerra también se libra en los medios». Las policías, en especial las anglosajonas, también usan este tipo de armas para el control de revueltas o la neutralización de sospechosos.

El profesor Neil Davison, consejero de seguridad y diplomacia en la británica Royal Society, publicó el año pasado un libro titulado Non-Lethal’ Weapons. Las comillas las puso a propósito. Para él, la discusión sobre la bondad o maldad de estas armas está viciada desde el principio. «Cuando un arma láser se convierte en un distractor óptico o un arma eléctrica pasa a llamarse dispositivo de incapacitación electromuscular, hemos caído en la seducción del marketing», escribe.

Para Davison, hay más riesgos. Como se ha demostrado con las pistolas eléctricas Taser, la policía ya no intenta solucionar un problema hablando, lanza la descarga y se acabó. Pero hay otra razón de fondo. Como escribe el profesor, «el éxito de estas armas reside en la posibilidad de usarlas como un añadido en las operaciones militares regulares, como parte de un esfuerzo para mantener la ventaja militar mediante la superioridad tecnológica».

De la guerra de Vietnam al Teatro Dubrovka

Agente CS

El ejército de Estados Unidos envió toneladas del agente químico CS, un gas lacrimógeno, a la guerra de Vietnam. Aunque su misión era el control de manifestaciones en Vietnam del Sur, acabó siendo utilizado por los militares para hacer salir de sus escondrijos a los guerrilleros del Vietcong.

Fentanil

En 2002, terroristas chechenos toman el Teatro Dubrovka de Moscú, haciendo 900 rehenes. Las fuerzas especiales rusas usan un opiáceo sintético, el fentanil, unas 80 veces más potente que la morfina. Cuando creen que ha hecho efecto, asaltan el teatro, rematando a los terroristas dormidos.

Pistola eléctrica

Las pistolas eléctricas Taser son la principal arma no letal que usan las policías anglosajonas. Aunque en Estados Unidos ya se vende a particulares, en España es ilegal. Según un informe de Amnistía Internacional, las descargas de pistolas Taser han acabado ya con la vida de 439 personas desde 2001.

Control de presos

El condado de Los Ángeles (EEUU) está ensayando un ADS para controlar a los arrestados de un centro de detención. El dispositivo emite un rayo de microondas que provoca sensación de quemaduras en la piel.

Fuente: http://www.publico.es/ciencias/344458/las-armas-no-letales-entran-en-combate

rCR