1. Ayer sábado 11 pude observar y escuchar con mucha atención -por Telesur de Venezuela- casi todas las comparecencias de presidentes de países latinoamericanos. Aplaudí emocionado a Rafael Correa de Ecuador, a Cristina Kirchner de Argentina, a Daniel Ortega de Nicaragua y a Evo Morales de Colombia; la realidad es que aplaudí a casi a […]
1. Ayer sábado 11 pude observar y escuchar con mucha atención -por Telesur de Venezuela- casi todas las comparecencias de presidentes de países latinoamericanos. Aplaudí emocionado a Rafael Correa de Ecuador, a Cristina Kirchner de Argentina, a Daniel Ortega de Nicaragua y a Evo Morales de Colombia; la realidad es que aplaudí a casi a todos, a los 30 presidentes que ahora se liberaron, «se soltaron el pelo», para exigir a Barack Obama respeto a Venezuela y cumplimiento con Cuba. Obama salió en tres ocasiones de la sala, sobre todo cuando Cristina le explicaba la importancia de la historia para los seres humanos, sobre todos para los explotados, para que no sigan siendo esclavos de sus opresores.
2. Cuando Hugo Chávez aún vivía, pude observar algunas otras reuniones como aquella donde el funesto reyecito de España, con el apoyo de Zapatero, pidió a Chávez que se callara; reunión donde los mismos Ortega y Correa defendieron a Chávez y criticaron al rey Juan Carlos. También en otras reuniones pude observar la posición ridícula y provocadora del presidente Uribe de Colombia que defendía la instalación de bases militares imperialistas en Colombia. Sin embargo esta «Cumbre de Panamá» ha sido unánime en favor de los pueblos, en particular a favor del gobierno de Nicolás Maduro y del gobierno cubano. ¿Aceptará Obama otra reunión frente a gobiernos antimperialistas que al fin se han liberado?
3. ¿Puede olvidarse acaso cómo eran las reuniones de la OEA que Fidel Castro definió como un «ministerio de colonias yanquis»? En 1962, en Punta del Este, Uruguay, se adoptaron nueve resoluciones, cuatro de ellas contra Cuba, titulada «Exclusión del actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano», que era la máxima aspiración yanki para deslegitimar en lo político y diplomático a la Revolución Cubana. Fue aprobada con 14 votos afirmativos (EEUU tuvo que comprar el voto de Haití para obtener la mayoría mínima), uno en contra, Cuba, y seis abstenciones: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y México. Las dos últimas naciones expresaron que la expulsión de un estado miembro no procedía, pues no existía una reforma previa de la Carta de la organización.
4. Desde agosto de 1961, la OEA buscaba imponer un programa político del presidente Kennedy, denominado «Alianza para el Progreso» para impedir que se propagara el ejemplo de la Revolución Cubana por América Latina y el Caribe. El Che Guevara señaló: «Hemos denunciado la ‘Alianza para el Progreso’ como un vehículo destinado a separar al pueblo de Cuba de los otros pueblos de América Latina, a esterilizar el ejemplo de la Revolución Cubana, y, después, a domesticar a los otros pueblos de acuerdo con las indicaciones del imperialismo». En abril ocurrió el ataque mercenario contra Cuba por Playa Girón; organizada, financiada y dirigida por el gobierno de Estados Unidos, en abierta violación a la soberanía nacional cubana y al derecho internacional vigente.
5. La inmensa mayoría de los miembros de la OEA estaban sometidos a los mandatos de los EEUU; sin embargo saltaron seis países gobernados por figuras con algunos márgenes de independencia: En México gobernaba López Mateos, que se decía de «izquierda, pero dentro de la Constitución»; en Brasil Joao Goulart, se decía también de izquierda, recién asumía el poder después de la caída de Quadros; en Argentina gobernaba Arturo Frondizi de radicalismo cívico; Jorge Alessandri, del partido liberal, el presidente de Chile; Paz Estensoro en Bolivia cubría un segundo periodo por el Nacionalista Revolucionario, y en Ecuador Julio Arosemena al parecer era el único de la corriente conservadora. No votaron por la expulsión de Cuba, pero los obligaron a romper relaciones, excepto México.
6. La fuerte presión de los radicales discursos de ayer obligó a Obama a sentarse más de media hora con Raúl Castro frente a la prensa y a comprometerse a hacer todo para que EEUU y Cuba abrieran sus embajadas. Sin embargo, donde Obama no pareció ceder fue frente a Venezuela pues pretende seguir golpeando al gobierno de Maduro hasta someterlo a los intereses imperialistas apoyando a la derecha venezolana. Esto demuestra que los venezolanos no deben bajar ningún segundo la guardia porque la actitud de Obama es suficiente para entender que el imperialismo no va a dar ningún paso atrás y que el pueblo de Venezuela debe estar muy vigilante y movilizado. Pienso que ahora la solidaridad de los jóvenes e izquierdistas de América con Venezuela debe ser militante.
7. Después de la muy fuerte tunda o limpia que recibió Obama por la voz de 30 mandatarios, el imperio no aplaudió; quizá le reclamen al presidente Obama por no haber impuesto su autoridad o por no haber abandonado la reunión. Que no se piense que los magnates del petróleo, de las armas, de la guerra y los del FED se van a quedar con los justos, pero dolorosos, golpes que recibieron. Hay que esperar la venganza que buscará disfrazarse de alguna manera. Pero ni Cuba ni Venezuela, tampoco Argentina, Ecuador o Nicaragua, carecen de experiencia y conocimientos para comprender el nuevo giro imperial. Espero que esto traiga más unidad entre los gobiernos progresistas y sus pueblos en forma de movilizaciones unitarias de masas.
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