Gran expectativa y diversas reacciones se han originado en América Latina con el viaje que realizará el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien visitará durante el 19 al 23 de marzo Brasil, Chile y El Salvador, periplo que forjará nuevas alianzas con líderes del hemisferio. Pese a la crisis nuclear de Japón, a los […]
Gran expectativa y diversas reacciones se han originado en América Latina con el viaje que realizará el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien visitará durante el 19 al 23 de marzo Brasil, Chile y El Salvador, periplo que forjará nuevas alianzas con líderes del hemisferio.
Pese a la crisis nuclear de Japón, a los disturbios en el Medio Oriente y mientras el Congreso estadounidense trabaja sobre el presupuesto para evitar un cierre del gobierno federal, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, informó que la visita a la población hispana es parte clave de las prioridades de Obama de cara a la reactivación económica de EEUU.
Sin embargo, de acuerdo a algunos internacionalistas, el mandatario visto como un partidario de gobiernos sumisos a los intereses de su nación, efectuará un itinerario de cinco días al «patio trasero» con el objeto de desestabilizar a los gobiernos progresistas y antiimperialistas del continente como lo son Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Cuba. Naciones que no se han doblegado a sus directrices neoliberales.
En tal sentido, el sociólogo y analista político alemán, Heinz Dieterich, indicó que la gira de Obama tiene como fin intentar acercarse a América Latina con la meta de «asfixiar el proceso bolivariano», que ha sido cuestionado por Washington. «La visita a Piñera -presidente de Chile- es para afianzar el puñal contra Venezuela, a través del eje del mal de Piñera-García-Santos». Ya en anteriores oportunidades el multimillonario centro derechista, Sebastián Piñera, se ha dado a la tarea de criticar al mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, por la forma en que practica la democracia y por el modelo económico que aplica en el país.
EEUU levantándose de crisis económica
Para ahondar más sobre el panorama de la travesía se consultó a la magíster en ciencias políticas, y doctora en estudios estratégicos para el desarrollo, Sandra Márquez, quien expresó que «el viaje del presidente de Estados Unidos a América Latina, gira en torno a intereses económicos-comerciales. Recordemos que Estados Unidos tímidamente viene recuperándose de una crisis financiera que le afectó profundamente. Por lo que estrechar o reforzar lazos con países de la región forma parte de la estrategia de redención de su economía».
– Su estadía podría ser percibida como querer asegurar la posición dominante de la superpotencia en el mundo.
– No, al contrario. Particularmente pienso que la gira de Obama a los países previsto es un signo de debilidad más que de fortaleza o predominio. Definitivamente y con base en el realismo político si bien Estados Unidos continúa proyectándose y siendo percibido a nivel mundial como la primera potencia, ya eso no es tan radical como lo entendíamos hace décadas. Hay países en la región que responden totalmente a los intereses y a las políticas del gobierno de los Estados Unidos, se ha creado un bloque de naciones que se han negado a ser apéndices del gobierno de Obama. La independencia de nuestros países la estamos viviendo en estos momentos, se está dando ahora, ya no de quienes colonizaron nuestros países, sino de la influencia de los Estados Unidos.
– ¿Por qué considera que escogió precisamente a Brasil, Chile, y El Salvador? ¿Por qué razón elude Argentina y a qué se debe no ir a Colombia?
– La elección de ir a cada país y no ir a otros responde a razones individuales. Evidentemente no se realizó al azar. En el caso de Brasil y Chile pienso que predominan las razones económicas elemento que no está ausente en el caso de El Salvador, donde además se mezclan razones políticas. Brasil y Chile, además de ser los países económicamente más importantes en la región, sus respectivos presidentes tienen data reciente en el poder por lo que el acercamiento además de protocolar intenta estrechar y mantener los lazos comerciales. En el caso de Argentina, pese a ser un país económicamente importante, la presidenta Cristina tiene más tiempo en el poder y ha dado muestra de su posición ideológica que se opone a la política exterior de Estados Unidos. Además recordemos que en el mes de febrero se produjo el roce diplomático por la detención de un avión militar de EEUU con armas y drogas en territorio argentino, situación que no pudo ser justificada por las autoridades estadounidenses y que aún se mantiene latente.
En el caso de Colombia es más particular aún, la cercanía y tutelaje total del gobierno de Estados Unidos al de esa nación, en la gestión de Álvaro Uribe, se hicieron evidentes muchos aspectos neurálgicos de la política exterior de EEUU con respecto a la región. Las bases militares estadounidenses en suelo neogranadino, que implicó la renuncia de la soberanía, trajo muchos inconvenientes para el presidente actual, al punto que la corte Constitucional de Colombia declaró inconstitucional el acuerdo, esa es una situación que está detenida y que por tanto políticamente no es conveniente el acercamiento público. En todo caso, pienso que las relaciones entre ambas naciones se mantienen igual, sólo que comenzando mandato no es conveniente para el presidente Santos mostrar continuidad con la criticada política de su antecesor.
– La crítica que se ha hecho desde el sur del hemisferio es que Washington no pone suficiente atención al «patio trasero». ¿El viaje busca afianzar la idea de que esa percepción es equivocada?
– Creo que nosotros mismos somos culpables de que nos vean como eso, como el patio trasero, teóricamente nos quedamos en ese tiempo cuando Estados Unidos haciendo uso de su poder podía hacer con los países de la región lo que a su antojo le provocara, poner y quitar gobierno, implementar políticas que le redundaran en ganancias a las empresas multinacionales que tienen su origen en el gobierno norteamericano, entre otras cosas; pero ya no, hoy en día es inconcebible que nos veamos a nosotros mismos como el patio trasero de Estados Unidos, porque en la realidad ya no lo somos. Antes quizá si, los gobiernos estadounidenses nos trataban así, venían le echaban maíz a las gallinas y se iban, eso bastaba y sobraba para controlar a la región. Desde hace mucho dejamos de ser el mal llamado patio trasero, hoy en día el presidente de Estados Unidos viene a nuestros países por interés, político, pero fundamentalmente económico.
– ¿La política exterior de Estados Unidos hacia Latinoamérica con la llegada de Obama ha cambiado?
– Definitivamente no ha cambiado. Obama, pese a los problemas financieros a los que ha tenido que hacer frente desde inicios de su gestión considera al país como la superpotencia que una vez fue, por lo que ha manejado la política exterior como si aún estuviésemos en el dominio de la bipolaridad. No se ha redefinido una política exterior que se adapte a la realidad actual, bueno por lo menos no abiertamente.
− Se podría decir que uno de los objetivos de la gira de Obama es pretender frenar el desarrollo de espacios populares y soberanos en la región, como es la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba).
– No creo. Fíjate que ninguno de los países previstos en el viaje forma parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA) y ello es muy significativo, más que representar una estrategia para frenar esos espacios, yo lo veo como un reconocimiento tácito de la importancia y compromiso del bloque regional, en el estudio de sus escenarios el gobierno de Estados Unidos debe reconocer el compromiso inquebrantable con el que los gobiernos que componen el ALBA han venido trabajando.