Mientras el país se beneficia de las remesas de los dominicanos que se vieron forzados a emigrar, nos empeñamos en señalar, en tono racista, a todos los ciudadanos extranjeros que residen en la nación; siempre y cuando sean pobres y negros haitianos.
Mientras los que estamos fuera, izamos la bandera de justicia y oportunidades para todos los inmigrantes, en nuestro país una minoría de «tontos útiles» se empeñan en hacer crecer el odio y el racismo hacia los negros y los pobres haitianos.
Mientras que muchos de nuestros privilegiados hermanos dominicanos forman largas filas en los consulados de España y Estados Unidos y mientras que cientos de hijos de machepa se lanzan en destartaladas yolas en busca de un mejor futuro económico, un reducido grupo, con intereses dudoso, expresan acaloradamente su disgusto por la presencia de pobres y negros haitianos en nuestro país.
¿Dónde
está la tan cacareada hospitalidad de los dominicanos?
¡Concentrada
en el servilismo hacia los blancos que vienen a nuestro país en
busca de placeres, algunos que prostituyen a nuestros jóvenes,
mientras dejan algunos de sus codiciados dólares!
¿Es
eso hospitalidad?
¿Por qué negamos, como el avestruz, que los
haitianos son parte íntegra de nuestro
sistema económico y como
tal, con respeto y dignidad, deberíamos tratarlos?
Piense usted, ¿quiénes se benefician y hasta pagan para que individuos inescrupulosos se dediquen a crear y mantener la falsa percepción de que son los indefensos y pobres haitianos los culpables de nuestros problemas?
¿Cuándo hemos oído que un haitiano usó un banco comercial para robarles los ahorros a los dominicanos?
¿Cuándo fue que un haitiano, apoyado por el gobierno dominicano, uso tarjetas de crédito (Pepe Card) para derrochar los dineros del pueblo?
¿A cuántos pobres haitianos elegimos para que se enriquecieran de la noche a la mañana, desempeñando un cargo en el gobierno?
¿Cuándo fue que los haitianos pobres atibaron la nómina del estado para cobrar sin dar un golpe?
¿Cuántos de los haitianos en República Dominicana estuvieron envueltos en Banniter, Barrick Gold , Sun Land , Loma Miranda, Bahía de Las Águilas, ODEBRECHT, SUPERTUCANOS o en Punta Catalina y Los Tres Brazos?
Por el contrario, los datos revelan “sus aportes históricos a la industria azucarera en el infernal corte de caña; sus aportes en la recolección del café, su trabajo en las fincas arroceras, bananeras y otras unidades agrícolas y pecuarias, sus servicios domésticos y sus enormes y recientes contribuciones a la industria de la construcción, extremadamente mal pagada” como lo espresa Narciso Isa Conde en su artículo titulado: La criminalización de la migración haitiana en República Dominicana
Entonces, ¿por qué carajo queremos desahogarnos de la frustración que nos causa la falta de coraje para enfrentar a los verdaderos culpables de nuestras calamidades con los indefensos haitianos?
Es hora de desenmascarar a esos farsantes en todas las áreas y en todas las ocasiones, enfrentándolos con pruebas estadísticas y morales.
Más de dos millones de dominicanos nos hemos convertidos, como los haitianos, en exilados económicos y, como ellos, hemos sufrido en carne propia los abusos, vejaciones y rechazo de una sociedad que se beneficia de nuestra mano de obra barata, de nuestro desconocimiento del idioma y leyes, y sobre todo, del terror que nos causan los abusos físicos y verbales de los racistas nacionales.
Llegó la hora de actuar pues el silencio nos convierte en cómplices de quienes cacarean como gallinas valores morales contrarios a los de nuestra sociedad.
¡Basta ya de descaro!