Una coalición entre la derecha de los liberales del actual primer ministro, Mark Rutte, y los laboristas de Diederik Samson era la opción más probable de gobierno que reflejaban los sondeos a pie de urna en las elecciones legislativas de los Países Bajos. Rutte repetiría como primer ministro aunque a los liberales solo los separaba un escaño de los laboristas, según los sondeos. El que peor parado salió fue el islamófobo PVV de Geert Wilders, que perdió 11 diputados.
Los primeros sondeos a pie de urna adelantaban ayer por la noche una victoria de los liberales de derechas (VVD) del actual primer ministro neerlandés, Mark Rutte, con un escaño de diferencia sobre los laboristas de Diederik Samson, 41 y 40 representantes respectivamente de un Parlamento de 150 miembros. Si se confirman esos datos, supondría un ascenso de diez escaños en ambos casos respecto a las elecciones de 2010.
A la vez, los socialistas, críticos con las políticas de ajuste de la Unión Europea mantendrían sus actuales 15 escaños y no cumplirían el esperado ascenso.
El más castigado ha sido la ultraderecha xenófoba de Geert Wilders (PVV), a los que los primeros sondeos daban 13 escaños frente a los 24 obtenidos en 2010. «Deben estar celebrándolo en Bruselas y eso duele», reconoció Wilders, aunque añadió que «la lucha continúa».
De esta forma, se perfila un gobierno de coalición entre los dos grandes partidos -aunque en campaña han eludido hablar de esa posibilidad-, sin necesidad de otros apoyos y dirigido por Rutte.
«Europeísmo»
Durante la campaña, ambos habían reorientado su discurso ante el creciente euroescepticismo de los ciudadanos neerlandeses, que recelan de las ayudas a países como Grecia o al Estado español.
Así, Rutte no ha tenido reparos en descartar la concesión de un tercer rescate financiero a Grecia, y ha dejado claro que tiene un enfoque «pragmático» de la UE. «No tengo tiempo para la Europa de la bandera azul con pequeñas estrellas, los ideales elevados», afirmó.
«Continuaremos nuestra estrecha colaboración con Alemania y Finlandia para combatir la crisis del euro», declaró ayer Rutte antes de cerrarse las urnas, remarcando su postura a favor de los recortes: «Grecia y el resto tienen que mantener sus promesas o no les podremos ayudar», añadió.
Tras conocer los primeros datos, el ministro de Asuntos Exteriores, Uri Rosenthal, destacó «el gran apoyo de los Países Bajos a la política de Rutte, lo que muestra que la austeridad es algo bueno».
Por su parte, Samson, al que se considera más próximo a la posición del presidente francés, François Hollande, estimó que «es un error de apreciación creer que la crisis debe resolverse eligiendo entre París o Berlín».
El presidente de su partido, Hans Spekman, consideró que se trató de «un resultado excepcional, se puede sentir en la calle». Pese a las diferencias, para el banco neerlandés Rabobank, «una coalición entre los liberales y los laboristas parece inevitable».
«Se dicen muchas cosas durante una campaña electoral y después está la realidad. Lo importante es Europa», aseguraba Michiel de Haan, ingeniero de 30 años tras votar en la estación central de La Haye.
La economía neerlandesa, quinta de la zona del euro, está volcada al exterior, sobre todo vía Rotterdam, el primer puerto europeo y el cuarto mundial.
«Lo que está en juego es hacer frente a la crisis y creo que los neerlandeses son pragmáticos», opinó Chris Schaapman, de 44 años, funcionario en el Ayuntamiento de La Haya. «El lugar de Países Bajos en Europa no va a cambiar», añadió.
Países Bajos acudió ayer a las urnas por quinta vez en diez años, después de la inestabilidad derivada de las últimas coaliciones. La última de ellas, con el apoyo de la derecha de Geert Wilders, que acabó por el desacuerdo sobre la reducción del déficit público y los recortes.