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Guatemala

Patas para qué te quiero

Fuentes: Rebelión

Hace unos días me preguntaban: ¿Y cuáles han sido los avances en el país, con este nuevo gobierno? A veces, se torna difícil omitir opinión, por un lado, porque mucha población sigue esperando que llegue la “nueva primavera” y por el otro, porque quienes dirigen el gobierno y el movimiento semilla, pensarán que estamos en contra de todo lo que hacen como gobierno y que queremos que las cosas cambien así de rápido. Y no es así.

Nos preocupan los problemas de Guatemala, que sabemos que no son fáciles de resolver, porque, tienen su origen en la historia larga de la república, del Estado y de la sociedad, creadas en la modernidad, fortalecidos con la independencia criolla, como en todos los países de América Latina y donde impera el capitalismo-neoliberal-extractivista y expoliador.

Guatemala, controlado profundamente por los intereses de los Estados Unidos y Europa, y dependiente de las políticas de los organismos internacionales como el FMI, Banco Mundial, BID, BICIE. Y que sigue siendo, secuestrada por una derecha y extrema derecha criolla, parasitaria del país, que tiene como peones a una clase política, clase mediera, que más que políticos, son “zánganos de la política” y que no dejan, que construyamos esta nación sobre las bases mínimas de la democracia.

Se sigue lidiando con un grupo de mercenarios, criminales y sicarios, que han hecho del país y del Estado una piñata y de una ciudadanía acomodada y silenciada, como base para perpetuarse. Este grupo de sicarios; por un lado, gritan a los cielos, cuando Guatemala, en Naciones Unidas, da su voto por el reconocimiento del Estado Palestino, gritan, relincha y rebuznan, cuando China no deja entrar sus productos, que es que explotan el trabajo campesinos e indígenas, en su mayoría mujeres, jóvenes, niños y niñas.

Gritan y claman justicia cuando la población defiende a los pueblos y comunidades, expoliadas de sus tierras y territorios. Es decir, son los grupos que claman soberanía, no injerencia y democracia a su medida, porque siguen siendo criminales.

Este grupo, está esperando la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y del ala dura de los republicanos, para fortalecerse. Se piensan restablecer, restaurar, revitalizar y cambiar de piel, para volver a tomar con más fuerza su proyecto político y construir un modelo como Ecuador, El Salvador o Argentina y encuentran su fortaleza en los encuentros internacionales de la extrema derecha, fascista y libertarios, que están realizando en varios países.

En medio de toda esta situación, un gobierno como el de Arévalo, puede comenzar a cerrársele el círculo de operación. Por un lado, como lo hemos afirmado en su momento, carece de cuadros técnicos, para poder desplazar a los que dejó el grupo criminal. Pero por el otro, porque “semilla”, aunque sea un partido suspendido, sigue actuando con mucha egolatría y pareciera que con poca estrategia política y táctica para hacer las cosas. Por ejemplo: el proyecto de ampliación del presupuesto 2024, ya tiene sus detractores en algunos simpatizantes del gobierno o la poca receptividad que tiene en el congreso, la reforma a la ley del Ministerio Público, que permitiría pedirle la renuncia a uno de los demonios de Guatemala, la fiscal general.

Al mismo tiempo, que la situación en las áreas rural, se torna mucho más difícil. Como dice un amigo, que el desastre social se suma al desastre climático y han optado preferencialmente por “los pobres” y no queremos darnos cuenta. Esto, no se resuelve con firmar acuerdos con algunos sectores. Y así como se piensa en el futuro hay que pensar en el hoy, que apremia a muchas familias. Si ahora, nos enfrentamos al hambre por el calor, en los próximos meses nos enfrentaremos al hambre por los deslizamientos, derrumbes, destrucción de viviendas y esto requiere urgentemente una estrategia de país y no paliativos.

Habrá que dejar la miopía política o el narcisismo político, que nos lleva a pensar que solo nosotros podemos hacerlo. Se debe ser más estratégico, que implica no solo ver la coyuntura, sino hasta donde queremos llegar. Cuál es nuestra visión de país. Porque el grupo criminal se está rearticulando. Los militares están tomando el control del país, vuelve a controlar las elecciones de magistrados de las diferentes salas de la CSJ, tienen el control de la Corte de Constitucionalidad, del Ministerio Público, de los medios de comunicación.

Algunas estructuras de las llamadas autoridades “ancestrales”, se han acomodado al derecho de piso que les dio este gobierno y posiblemente se han olvidado, que el proyecto de los pueblos indígenas va mucho más allá de los cuatros años y se dejaron las calles. Se olvidaron que vamos más allá de la democracia burguesa.

Desde hace años, carecemos de un movimiento social fuerte que aglutine a todos. Entonces la fuerza está en las comunidades, pero ahora se enfrentan a los nuevos despojos y desalojos, donde el gobierno también no tiene el control, porque quienes deciden son: el MP, Sistema de Justicia y las cámaras empresariales como la cámara del AGRO y a la vista de la PDH, que tolera todo.

De tal suerte que un gobierno, no cambiará la situación de su país, de su nación, de su pueblo, con discursos bonitos, académicos y refinados. El gobierno debe convocar al pueblo, a defender lo poco o lo mucho que se avanzado. Cada paso, debería de estar acompañado por pueblos, que reclaman dignidad. Pero, si se sigue dejando las calles, los grupos criminales, van a lograr lo que quieren, ¡Volver a tomar el control! Y si esto sucede, “corre patas para que te quiero”.

Kajkoj Máximo Bá Tiul. Maya Poqomchi, antropólogo, filósofo y teólogo, investigador, guatemalteco.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.