Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez
El presidente hondureño Porfirio Lobo accedió al poder mediante un golpe militar y preside la nación más criminal de la tierra. Ahora ha anunciado precipitadamente los planes de instaurar en su país una región que sea una especie de «ciudad con fueros independientes», que sería propiedad de empresas del exterior y estaría gestionada por ellas, un proyecto inspirado por un economista formado en Chicago llamado Paul Romer, de la escuela de negocios de la Universidad de Nueva York. La ciudad contaría con leyes de todo tipo (legislación laboral, medioambiental, códigos penales y civiles) establecidas por una empresa privada que no sería responsable ante nadie salvo sus accionistas, ante quienes tendrá la obligación de obtener el máximo beneficio. Activistas hondureños han intentado sin éxito que el tribunal supremo de la nación vea su caso, que se basa en la ilegalidad de la cesión a potencias extranjeras de la gobernanza sobre territorio soberano y en reivindicaciones territoriales indígenas.
Los críticos dicen que permitirá que una élite extranjera establezca un enclave con normativa favorable a sus intereses y baja presión fiscal en donde puedan eludir la normativa laboral y medioambiental.
«Esta situación quebrantaría derechos de todos los ciudadanos porque supone ceder parte de nuestro territorio a una ciudad que contaría con su propia policía, su propio poder judicial y su propio sistema fiscal», ha declarado Sandra Marybel Sanchez, que se unió a un grupo de manifestantes que ha intentado interponer un recurso ante el tribunal supremo.
Ismael Moreno, corresponsal de la revista nicaragüense de izquierdas Envío, comparó estas ciudades aforadas con las repúblicas bananeras, que se gobernaban en nombre de una élite extranjera. También advirtió de los riesgos medioambientales, sobre todo si uno de los lugares de desarrollo se encuentra en el valle de Sico, una zona de bosques vírgenes en la Costa de los Mosquitos.
«Esta ciudad modelo acabaría eliminando la última frontera agrícola que nos queda», escribía.
Los economistas de Chicago cuentan con una larga tradición de ayuda a los dictadores militares en su tarea de establecer zonas no reguladas en la que los derechos humanos se subordinen al lucro, incluidas las enormes aportaciones al régimen criminal de Augusto Pinochet que estableció el parentesco fundamental entre beneficios abultados y escuadrones de la muerte.
Fuente: http://boingboing.net/2012/09/24/pinochet-2-0-us-economist-tal.html