El territorio que en la actualidad ocupan los Estados Unidos fue poblado hace unos 12.000 años por cazadores y recolectores que habían cruzado el estrecho de Bering en el extremo noroeste del continente. Estos grupos, ya en nuestro continente, más precisamente en las regiones de Mesoamérica y de los Andes del sur, unos cuantos años después, lograron desarrollar la domesticación de plantas y animales en América. Específicamente los arqueólogos hallaron vestigios de comunidades humanas sedentarias en el Valle mesoamericano de Tehuacan, pero también en la cordillera de los andes las comunidades andinas desarrollan la domesticación de plantas y animales, bajo relaciones de producción y técnicas inéditas para la humanidad: el ayllu.[2]
En el norte del continente, el primer contacto que tienen estos pueblos con los europeos se produce en 1513, cuando el conquistador español Juan Ponce de León llegó a la costa del Pacífico en el territorio que él llamó La Florida. Durante los siglos XV y XVI los territorios de América del Norte y el Caribe pasan a estar manos de la Corona española, según el reconocimiento de las demás coronas europeas (Tratado de Tordesillas, 1494 y Tratado de Alcáçovas, 1479). Sin embargo, los españoles no se encontraba en condiciones de sostener la conquista. Habían llegado hasta allí pero no podían mantener la colonización definitiva de estos territorios, en consecuencia, las regiones del norte quedaron a merced de la piratería de bandera británica y de los comerciantes de pieles franceses e ingleses.[3] Los franceses se establecieron en Nueva Francia alrededor de los grandes lagos: Ontario, Chicago, Detroit, Cleveland, Buffalo, Toronto. En este punto, me interesa señalar que hacía 1583 las actividades de pillaje, saqueo e intromisión del pirata inglés Walter Raleigh en los territorios de la costa Atlántica de América del Norte, son autorizados por la Reina Isabel I de Inglaterra.[4]
En síntesis, la conquista y colonización inglesa de lo que serán luego los Estados Unidos, comenzaron por obra de la piratería en asociación con la monarquía inglesa.[5] El pirata Walter Raleigh funda la primera colonia al norte de lo que era territorios españoles (La Florida), luego este territorio cambiaría de nombre por Virginia, abarcando los actuales estados de Carolina del Sur, Carolina del Norte, Virginia, Virginia Occidental y Maine.[6] Como en otros casos de acciones iniciadas por comerciantes y piratas ingleses, la explotación de la zona fue desarrollada por una Compañía financiada desde Londres, en este caso, para la explotación de Tabaco.[7]
A modo de síntesis, observo que mientras en el caso español y portugués, las coronas se interesaron por sostener sus conquistas con tratados y leyes de reconocimiento inter estatal, como el caso de los tratados de Tordesillas (1494), Lisboa (1668), Utrech (1715), París (1763) y San Ildefonso de 1777, en el caso de América del norte, se desarrolló todo lo contrario. A la ilegalidad de las intromisiones de comerciantes y piratas (incendios, invasiones, saqueos, violaciones, masacres) le siguió el reconocimiento de la corona británica, primero y el establecimiento de capitales privados para la explotación de los recursos naturales con sus casas centrales en Inglaterra, después.
Para precisar: el pirata Walter Raleigh funda con el apoyo de la corona, la primera colonia al norte de lo que eran territorios españoles, en La Florida. Con la misma modalidad, de piratería, pillaje, saqueo y demás delitos sobre los pobladores y pobladoras, Inglaterra ha ocupado otros territorios en América Latina y el Caribe, como es el caso de nuestras Islas Malvinas, pero también, de Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Granada, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Anguila, Bermudas, Islas Vírgenes, Islas Caimán, Montserrat y las Islas Turcas y Caicos. A pesar de haber ocupado estas tierras mediante actos atroces la monarquía británica, el actual Estado británico, apela al derecho internacional en su pretensión de ser soberano en esos territorios. Observo que La llamada historiografía oficial para América Latina y el Caribe, liderada por el equipo de la Universidad británica de Cambridge con Leslie Bethell a la cabeza (con sus 16 tomos compilados y publicados en castellano en entre 1991 y 2002)[8] no se detiene ni estudia lo extraño, paradójico y ridículo de tal pretensión.
A partir de 1628 comienzan a llegar cada vez más, los barcos desde Inglaterra. Hacia 1634, Nueva Inglaterra, en la actual Bahia de Massachusetts, estaba habitada por cerca de 10.000 pobladores, en su gran mayoría puritanos, y entre la década de 1610 y la guerra de la independencia, cerca de 50.000 convictos fueron enviados hacia América del Norte por la monarquía inglesa. Lo significativo es que muchos de los inmigrantes recién llegados en el sur fueron contratados como criados. Subrayo, según los historiadores norteamericanos Thomas Bender[9], Edmund Morgan[10] y Willi Paul Adams[11], hablan que cerca de dos tercios de todos los inmigrantes que llegaron a Virginia entre 1630 y 1680 trabajaban como sirvientes. Entre las últimas décadas del siglo XVI comienzan a llegar los esclavos africanos, que rápidamente se convirtieron en la principal fuente de mano de obra. Destaco este poblamiento, para resaltar el carácter de explotación con el cual los sectores del capital inglés fueron colonizando el territorio.[12] Con la división de las Carolinas en 1729 y la colonización de Georgia en 1732, se establecieron las trece Colonias británicas, que finalmente se convertirían en los Estados Unidos de América.[13]
Como señala el político e historiador dominicano Juan Bosch[14] para el caso del Caribe, aunque bien aplica para todo el resto de Latinoamérica, luego de la llegada de los europeos al continente, la historia de la región es la historia de las luchas de los imperios contra los pueblos de la región para arrebatarles sus ricas tierras; es también la historia de las luchas de los imperios, unos contra otros, para arrebatarles las porciones de lo que cada uno de ellos había conquistado; y es por último la historia de los pueblos para libertarse de sus amos imperiales
Hacia 1699 la corona británica impide que los colonos de América del norte exporten lana, las Woolen Act. En 1732, otra disposición corto el comercio de sombreros construidos en Norteamérica que se vendían en Irlanda, España y Portugal. Otros productos (Azúcar, tabaco, Jengibre) sólo podían ser exportados Gran Bretaña. Las Molasses Act, que subió los derechos de importación de azúcar y melaza, en beneficio de los plantadores de Jamaica y Barbados agravo la situación para los colonos, siendo las competencias por estos productos, como los constantes problemas por los límites, tierras ocupadas y a ocupar por los imperios, las causas de una guerra entre las coronas de Francia e Inglaterra, guerra en donde los sajones serán los vencedores.[15]
A partir de 1760 las medidas tomadas por el Rey Jorge III de Inglaterra desencadenan las guerras de la independencia de las colonias norteamericanas. Su plan de reformas de 1763: Intervención de la producción de azúcar (Sugar Act), de impuestos a la exportación (Stamp Act), de obligatoriedad de alojamiento de la tropa de la corona (Quartering Act), y las más duras: las llamadas (Towshend Act), que afectaban a la mayoría de los productos exportables, generó la oposición de los colonos. Entre esas reformas de 1763 se había firmado el tratado de París, dando fin a la llamada guerra de los siete años (1754-1763) en donde los Imperios de Gran Bretaña, Francia y Rusia se repartieron las colonias de América, África y la India. Resalto, que recién luego de estas guerras Gran Bretaña obtiene el reconocimiento de otras naciones europeas sobre los territorios ocupados (por vía de la piratería, pillaje, saqueo y demás delitos) en América del Norte y el Caribe. Tras la victoria de Gran Bretaña y sus aliados, en el tratado de París, las partes firmaron los siguientes puntos:
-Francia devuelve a Gran Bretaña la isla de Menorca invadida durante la contienda, Senegal, así como sus posesiones en la India a excepción de cinco plazas.
–En América le cede Canadá, los territorios al este del río Misisipi (excepto Nueva Orleans), Isla de Cabo Bretón, Dominica, Granada, San Vicente y Tobago.
-Gran Bretaña obtiene de España la Florida, las colonias al este y sureste del Misisipi.
-España obtiene de Francia la Luisiana y de Gran Bretaña la devolución del puerto de La Habana y de la ciudad de Manila (Filipinas), ocupadas durante la guerra. *Francia conserva la Isla de Gorea, los derechos de pesca en las costas de Terranova y las islas de San Pedro y Miquelón. Gran Bretaña le devuelve Guadalupe y Martinica.
-El Reino de Portugal obtiene de España la devolución de la Colonia del Sacramento.
La guerra sin embargo, volvió a desatarse en América cuando Francia y España se decidieron a reconocer la emancipación de las colonias norte americanas que se habían rebelado al Imperio británico, una cuestión que además significaba la intervención de los franceses y españoles prestando diferentes ayudas para mantener la independencia de los Estados Unidos. Claramente había una razón geopolítica que era: debilitar al imperio Ingles. Hay otra razón, comercial, vinculada a la circulación, compra y venta de productos entre estos imperios y las colonias.[16]
Entre 1770 y 1776 se suceden los enfrentamientos, en Julio de 1776 los colonos liderados por Washington declaran la independencia de los Estados Unidos de América, con una gran ayuda de Francia, y en 1814 vencen definitivamente a los británicos, que firman en 1815, con la paz de Versalles.[17]
Cuatro años después, con la compra a los españoles del territorio de La Florida, los Estadounidense (sí, otra vez los sajones) daban inicio a un periodo ininterrumpido de avance sobre el resto del territorio americano, por mencionar tan sólo un ejemplo entre tantos, en el caso de México, en la llamada por los historiadores norteamericanos: “La Revolución de Texas”, el país latino perdió cerca de un tercio de su territorio. ¿Qué fue lo que ocurrió? Entre octubre de 1835 y abril de 1836 el Estado de México y la provincia de Texas, perteneciente por aquel entonces al estado de Coahuila y Texas, entran en conflicto. En realidad el problema se produce entre el gobierno mexicano y los colonos angloparlantes en Texas, estos que no aceptan la promulgación de la constitución de 1835, de tono centralista, conocida como las siete leyes. Esta nueva legislación, promulgada por el presidente mexicano Antonio López de Santa Anna, dejaba sin efecto la antigua Constitución, de tinte federal de 1824. En oposición de la constitución de 1835 y bajo el amparo del Estado sajón, los estadounidenses radicados en México rápidamente tomaron La Bahía y San Antonio Béjar, aunque pocos meses después serían derrotadas. Tras algunas victorias mexicanas, la guerra terminó con la batalla de San Jacinto, a más de 300 kilómetros de la actual ciudad de San Antonio. Tras la conclusión de la guerra, se formalizó la independencia de la República de Texas de facto. El congreso mexicano nunca aceptó el Tratado de Velasco argumentando que al estar firmado por un presidente preso, no tenían validez legal. Prueba de ello es que entre 1842 y 1844 se llevó a cabo una segunda campaña en Texas al mando del general Mariano Arista.
La farsa, defendida aún hoy por la historiografía oficial (de la Universidad británica de Cambridge) que aduce una guerra surgida de una rencilla inter regional por la sanción de una constitución centralista, termina en 1845, cuando el Estado de Texas se une a los Estados Unidos. Las reclamaciones mejicanas no finalizarían, llevando a una nueva guerra entre Estados Unidos y México que se prolongaría entre 1846 y 1848.[18] Lo que sigue a este primer avance de los estadounidenses sobre sus vecinos americanos es una continuada ofensiva de los norteamericanos contra el resto de las naciones del continente, aquí un repaso:
En 1854 la marina de EEUU bombardeó y destruyó el puerto nicaragüense de San Juan del Norte. Un año más tarde (1855), William Walker, operario de los banqueros Morgan y Garrison, invade Nicaragua y se proclama presidente. En 1898 los militares norteamericanos ejecutaron la invasión contra Puerto Rico y Cuba, entonces eran colonias españolas. Actualmente Puerto Rico sigue siendo una colonia estadounidense. En 1901, las fuerzas ocupantes de EE.UU. en Cuba imponen la intervencionista Enmienda Platt en la Constitución de la nueva República, mediante la cual se arrogaba el derecho de intervenir en los asuntos cubanos cada vez que creyera conveniente. En 1903 EEUU promovió la segregación del Canal de Panamá, que entonces era parte de Colombia, y se adueñó de sus derechos. El 29 de septiembre de 1906, el Secretario de la Guerra de Estados Unidos, William H. Taft, asumió el cargo de Gobernador Provisional, con lo cual se consumó la segunda ocupación militar norteamericana en Cuba y en 1908 interviene en el ejército de EEUU nuevamente, justificándose por las irregularidades en las elecciones presidenciales. En 1912 los marines estadounidenses ocuparon Managua, Granada y León para evitar el derrocamiento de un presidente aliado a E.E.U.U., Adolfo Díaz. No fue sino hasta 1933, que las tropas se retiraron después del levantamiento popular liderado por el General Augusto César Sandino. En 1914 los estadounidenses vuelven a ocupar México, esta vez la Marina ocupó la ciudad portuaria de Veracruz, aparentemente motivado por la detención de soldados norteamericanos en Tampico. En 1915 los marine ocupan Haití para salvaguardar los intereses de corporaciones de EEUU y se quedan hasta 1934. En 1916 los Marines estadounidenses ocupan República Dominicana a causas de supuestas irregularidades en las elecciones, la ocupación se prolongó hasta 1924. En 1918., las tropas estadounidenses ocuparon Panamá para «supervisar» las elecciones legislativas y municipales. En 1924, la infantería de marina estadounidense invadió Honduras para «mediar» en un enfrentamiento civil, luego que diversos sectores alegaran fraude en las elecciones de 1923. En 1926, EEUU decide crear en Nicaragua una Guardia Nacional, Augusto César Sandino se opone y propone crear un ejército popular para combatir a los ocupantes. En 1930 en la República Dominicana, comienza la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, gestión apoyada por EEUU. Su tiranía, que se extendió hasta 1961. En 1934 es asesinado el líder revolucionario César Augusto Sandino. Su muerte fue ordenada por el dictador Anastasio Somoza García, con la complicidad del embajador estadounidense Arthur Bliss Lane. En1941 en Panamá es depuesto el presidente Arnulfo Arias Madrid por un golpe militar liderado por Ricardo Adolfo de la Guardia, quien primero consultó su plan con el embajador de Estados Unidos. Cinco años después, en 1946, EEUU crea la Escuela de las Américas en Panamá. En esta organización se formaron varios de los protagonistas de las dictaduras militares en Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Venezuela. En 1952, en Cuba, el general Fulgencio Batista dio un golpe de Estado contra el presidente Carlos Prío Socarrás con el apoyo de EEUU. En 1954, en Guatemala, la CIA, con el apoyo de la United Fruit Company, orquestó el derrocamiento del gobierno democráticamente electo de Jacobo Árbenz. En 1961, una brigada de mercenarios entrenados y dirigidos por EEUU, con apoyo aéreo y logístico, desembarcan en Bahía de Cochinos en Cuba. Los invasores son derrotados en menos de 72 horas en Playa Girón. En 1964, el gobierno estadounidense promovió y apoyó un golpe de Estado contra el presidente de Brasil Joao Goulart, quien adoptó medidas sociales. Se proponía llevar a cabo una reforma agraria y nacionalizar el petróleo. En 1965, EEUU envió más de 40.000 marines a la República Dominicana para reprimir un movimiento que intentaba restaurar en el poder al anteriormente derrocado presidente progresista y democráticamente electo Juan Bosch (la acción dejó cerca de 3.000 muertos). En 1966, el gobierno estadounidense envió armas, asesores y Boinas Verdes a Guatemala, para implementar una llamada campaña contrainsurgente. Durante las décadas de los 70´ y 80´ y bajo el telón de fondo de la llamada Operación Cóndor, EE.UU. promovió y apoyo las dictaduras de Hugo Banzer en Bolivia (1971-1975), Ernesto Geisel en Brasil (1974-1979), Augusto Pinochet, Chile (1973-1990), Alfredo Stroessner en Paraguay (1954-1989), Juan María Bordaberry en Uruguay (1973-1976) y Jorge Rafael Videla, Argentina (1975-1978). La Operación Cóndor trabajaba como una red clandestina de las dictaduras para perseguir, vigilar, torturar, asesinar y desaparecer a grupos subversivos. Esta operación también incluyó labores en el Caribe, Venezuela, y demás países de la región, donde se persiguieron y asesinaron a miles de comunistas. En 1973, el militar Augusto Pinochet toma el poder tras ejecutar un golpe de Estado apoyado por la CIA en contra del presidente electo socialista Salvador Allende. En 1980, EEUU incrementa la asistencia masiva a los militares de El Salvador que se enfrentan a las guerrillas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). En 1981, la administración del presidente de EEUU, Ronald Reagan, inició su guerra contra el sandinismo y autorizó a la CIA recursos por 19,5 millones de dólares para crear la llamada Contra, fuerza paramilitar, compuesta de antiguos miembros de la Guardia Nacional de la derrocada dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
En 1983, 7.000 soldados norteamericanos invadieron la Isla para derrocar a su presidente Maurice Bishop en Granada. La operación fue denominada «Furia urgente». En1989 el presidente George H.W. Bush ordenó la invasión de Panamá con la excusa de arrestar a quien fuera su protegido, el general Manuel Antonio Noriega. La operación dejó unos 3.000 panameños muertos y se ejecutó luego que Noriega traicionara los intereses de Washington en el negocio del narcotráfico en la región. En 1994 miles de militares estadounidenses invaden Haití con el pretexto de garantizar la transferencia de poder de la cúpula golpista, encabezada por el general Raúl Cedras, al presidente electo Jean Bertrand Aristide. En 2004, lanzaron una campaña de violencia para desestabilizar Haití, que proporcionó el pretexto para que las fuerzas estadounidenses entraran en el país caribeño y quitaran a Aristide de la presidencia del país. En 2008, el gobierno del presidente Evo Morales de Bolivia logró abortar un golpe militar que amenazaba la democracia de ese país. La intentona fue planificada y promocionada por el gobierno de EEUU. En 2009 EE.UU. apoya a sectores opositores hondureños para iniciar una crisis política en los poderes hondureños. Finalmente, el 29 de noviembre del 2008, secuestran al presidente Manuel Zelaya y colocaron como jefe de Estado impuesto por EE.UU. a Porfirio Lobo, quien fue reconocido por Washington inmediatamente. En 2010, una supuesta revuelta policial contra una ley salarial fue la excusa para emprender un golpe de Estado contra el presidente, Rafael Correa de Ecuador, con el auspicio de Estados Unidos. En 2012, se ejecuta el primer golpe parlamentario en la región. Esto auspiciado bajo la figura del «lawfare» o persecución judicial. Ese año la víctima fue el presidente Fernando Lugo, quien fue depuesto de su cargo en un juicio político irregular impulsado por la derecha paraguaya y apoyado por EEUU. En 2016, se ejecuta el segundo golpe parlamentario en la región. Se destituye a la presidente Dilma Rousseff de la presidencia y de fragua el golpe de Estado al colocar al dictador Michel Temer. Entre 2002 y el presente, los diferentes gobiernos de EE.UU. promovieron y apoyaron el golpe de Estado en Venezuela contra los Presidentes constitucionalmente elegidos Hugo Chávez Frías primero y Nicolás Maduro después, las acciones las emprendieron conjuntamente con grupos poderosos de la economía nacional. En el 2019, una situación similar sucede en Bolivia generando el tercer golpe parlamentario de la región.[19]
El artículo, claro está, no es un intento por apelar a la cuestión racial ni mucho menos. Tan sólo es un intento por reflexionar en torno a la interpretación evolutiva, marcadamente racista y eurocentrista imperante en el mundo académico, científico y escolar de nuestro continente durante el siglo XIX y buena parte del XX. Relato en donde los civilizados (blancos y sajones) fueron siempre legalistas, racionales, democráticos y republicanos mientras que los latinoamericanos (bárbaros, mestizos, negros, mulatos, indígenas y católicos) fueron anárquicos, salvajes, antidemocráticos, populistas y montoneros.
Notas:
[2] JARAMILLO, ANA (dir.), Atlas Histórico de América Latina y el Caribe, Remedios de Escalada, UNLa, 2016.
[3] IAKOVLEV, ALEXANDER NIKOLAEVICH, Historia contemporánea de los Estados Unidos [2 tomos], Buenos Aires, Editorial Futuro, 1965.
[4] ARCINIEGAS, GERMÁN, Biografía del Caribe [1945], Buenos Aires, Sudamericana, 1979.
[5] MOYA, FRANK – QUINTERO RIVERA, ÁNGEL – DOMINGUEZ, JORGE y Otros, Historia del Caribe, Barcelona, Crítica, 2001.
[6] TENENTI, ALBERTO, La edad moderna S XVI – XVIII, Buenos Aires, Crítica, 2010.
[7] TRIAS, VIVIAN, Historia del Imperialismo norteamericano [3 tomos], Buenos Aires, Peña Lillo Editor, 1975.
[8] BETHELL, LESLIE (Editor), Historia de América Latina [16 tomos], Crítica, Barcelona (1991-2002).
[9] MORGAN, EDMUND, Esclavitud y libertad en los Estados Unidos. De la colonia a la independencia, Buenos Aires, Siglo XXI, 2009.
[10] BENDER, THOMAS, Historia de los Estados Unidos, Buenos Aires, Siglo XXI, 2015.
[11] ADAMS, WILLI PAUL (Comp.), Los Estados Unidos de América, Buenos Aires, Siglo XXI, 1991.
[12] HOBSBAWM, ERIC, En torno a los orígenes de la revolución industrial, Buenos Aires, Siglo XXI, 2014.
[13] MORGAN, EDMUND, Esclavitud y libertad en los Estados Unidos, op. cit.
[14] BOSCH, JUAN, Juan, De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial [dos tomos], Madrid, Espasa Calpe, 1970.
[15] PEREZ BRIGNOLI, HÉCTOR, Breve historia de Centroamérica, Madrid, Alianza, 2000; HOBSBAWM, ERIC, En torno a los orígenes de la revolución industrial, op., cit., ; TRIAS, VIVIAN, Historia del Imperialismo norteamericano [3 tomos], op., cit.
[16] ADAMS, WILLI PAUL (Comp.), Los Estados Unidos de América, Buenos Aires, Siglo XXI, 1991; BENDER, THOMAS, Historia de los Estados Unidos, Buenos Aires, Siglo XXI, 2015; TRIAS, VIVIAN, Historia del Imperialismo norteamericano [3 tomos], Buenos Aires, Peña Lillo Editor, 1975.
[17] BENDER, THOMAS, Historia de los Estados Unidos, Buenos Aires, Siglo XXI, 2015.
[18] RAJCHENBERG, ENRIQUE, “México”, en Emir Sader e Ivana Jinkings, Enciclopedia Contemporánea de América Latina y el Caribe, Sao Paulo, Boitempo, 2006, pp. 792-812; GONZÁLEZ CASANOVA, PABLO (Dir.), Historia de medio siglo, México, Universidad Autónoma de México, 1982, pp. 259-377; HALPERIN DONGUI, TULIO, Historia Contemporánea de América Latina, Buenos Aires, Alianza Editorial, 1968. La primera edición se publica en italiano en 1967.
[19] PEÑALVER, JUAN DIEGO, “La historia de las intervenciones de Estados Unidos en América Latina y el Caribe”, en Diario Granma, La Habana, 30-04-2019.
Facundo Di Vincenzo. Profesor de Historia – Universidad de Buenos Aires, Doctorando en Historia– Universidad del Salvador, Especialista en Pensamiento Nacional y Latinoamericano – Universidad Nacional de Lanús, Docente de Historia Social y Política Latinoamericana, Historia Social y Política Argentina, Historia Moderna y Contemporánea, Historia Moderna y Contemporánea, Historia Social Latinoamericana, Procesos Históricos Mundiales, Seminario Manuel Ugarte “Pensador de la Nación Latinoamericana” e Investigador del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte”, Universidad Nacional de Lanús, Columnista Programa Radial, Malvinas Causa Central, Megafón FM 92.1.