La policía francesa asaltó la Universidad de la Sorbona y sacó hoy a la fuerza a estudiantes atrincherados tras las barricadas que montaron para protestar contra la aplicación de una controvertida ley. Durante la embestida, al menos dos personas resultaron heridas después que la policía empleó gases lacrimógenos y porras para desalojar a los estudiantes […]
 La policía francesa asaltó la Universidad de  la Sorbona y sacó hoy a la fuerza a estudiantes atrincherados tras las  barricadas que montaron para protestar contra la aplicación de una controvertida  ley.
  Durante la embestida, al menos dos personas resultaron heridas  después que la policía empleó gases lacrimógenos y porras para desalojar a los  estudiantes en una operación de apenas 10 minutos, criticada por el propio  alcalde capitalino, Bertrand Delance.
  Al respecto, Delance expresó su  profunda preocupación por el empleo desmesurado de la fuerza contra los jóvenes  que realizaban una manifestación pacífica, en la cual marcharon alrededor de ese  centro con gritos de «La Sorbona es de los estudiantes».
  Esa universidad  fue una de las más de 40, de un total de 85 en el país, que quedaron paralizadas  a causa de las protestas de los estudiantes, un movimiento similar al de mayo de  1968, cuando los educandos se pronunciaron contra las guerras en Vietnam y  Argelia.
  Los estudiantes formaron una cadena humana alrededor de la  Sorbona, ubicada en el barrio latino de París, para corear lemas como  «Resistencia pacífica» y «Policía nacional, policía del capital».
  Entre  300 y 600 alumnos lograron entrar por las ventanas y otras partes a la referida  universidad para unirse a unos 150 de sus compañeros que se encontraban desde el  miércoles último en esa instalación.
  A petición de la dirección de ese  centro de altos estudios, las fuerzas antimotines arremetieron contra los  alumnos que tomaron esa instalación para demandar el fin de una legislación que  perjudica a los trabajadores jóvenes.
  El Gobierno logró el pasado jueves  la aprobación en el Parlamento de una disposición que permite a los patrones de  empresas cesantear a empleados menores de 26 años en los primeros 24 meses de  trabajo, sin ofrecer ninguna excusa.
  La puesta en vigor de esa  disposición, que recibió el respaldo de la mayoría de la coalición  centroderechista en el poder, llevó a los sindicatos, las organizaciones  juveniles y a la oposición de izquierda a organizar demostraciones  callejeras.
  El pasado martes entre 400 mil y un millón de personas  marcharon por más de 200 ciudades francesas para demandar la derogación de la  referida ley, en tanto las mismas agrupaciones llamaron a otra protesta similar  para el próximo día 18.
  Las marchas en contra del llamado Contrato de  Primer Empleo (CPE) obligaron al ministro del Interior galo, Nicolas Sarkozy, a  recortar su visita a la región del Caribe.
  El gobierno del jefe de  Gobierno Dominique de Villepin debió prometer que revisaría en los próximos días  la controvertida legislación, puesta en práctica para supuestamente reducir el  desempleo entre los trabajadores jóvenes.
  Francia posee uno de los peores  registros en la Unión Europea en materia de desempleo al mantener en la última  década un promedio en ese rubro de 10 por ciento de la población laboralmente  activa.


