Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
El martes 5 de febrero, el ministro del interior búlgaro Tsvetan Tsevetanov acusó directamente a Hizbollah de haber perpetrado, el 18 de julio del año pasado, el atentado con bomba en un autobús del complejo turístico de Burgas, en el Mar Negro, que mató a cinco turistas israelíes e hirió a otros treinta y dos. Aunque desde el ataque en los medios locales e internacionales han estado circulando muchos rumores, los servicios secretos búlgaros han necesitado seis meses para declarar oficialmente que el ala militar de Hizbollah era responsable de la explosión.
Habría que señalar dos frases clave en el discurso de Tsvetanov: «Tenemos datos que muestran la financiación y conexión entre Hizbollah y los dos sospechosos», y: «Puede establecerse como asunción bien fundada que las dos personas cuya verdadera identidad ha podido determinarse pertenecían al ala militar de Hizbollah». Aunque la declaración efectuada por el ministro del interior suena muy convincente teniendo en cuenta el uso de expresiones como «los datos muestran» y «asunción bien fundada», sin embargo, el gobierno búlgaro no se refirió a ninguna prueba explícita, fuera la que fuera, que corroborara sus asunciones. Ni tampoco se dieron los nombres de los autores durante la sesión que celebró el Consejo de Seguridad Nacional de Bulgaria.
No es sorprendente, por tanto, que la desperdigada oposición de ese país de la UE condenara unánimemente y rechazara el informe efectuado por el partido gobernante (GERB), describiéndolo como «carente de pruebas concretas» y «absolutamente infundado». «La vinculación con Hizbollah ha venido dictada por presiones externas», dijo Sergei Stanishev, líder del Partido Socialista, que es el principal bloque de la oposición en el parlamento búlgaro. El ex ministro de asuntos exteriores y actual diputado en el parlamento de la UE, Ivaylo Kalfin, advirtió que: «A partir de hoy, la amenaza de ataques terroristas a los ciudadanos búlgaros es mucho mayor». El resto de partidos, por todo el espectro político del parlamento búlgaro, expresaron preocupaciones similares.
En efecto, la declaración no sólo carece de pruebas claras sino que además crea confusión. Según las conclusiones de la investigación búlgara, hubo tres sujetos implicados en la explosión; de los tres, uno tenía pasaporte australiano y el otro canadiense. «Ambos vivieron en el Líbano entre 2006 y 2010 y formaron parte del ala militar de Hizbollah», dijo Tsvetanov. Sin embargo, no aclaró si el terrorista que colocó la bomba pertenecía o no a Hizbollah. El único comentario ofrecido a este respecto fue que el perfil del ADN de Jacques Philippe Martin (el nombre estampado en el falso permiso de conducir del suicida-bomba) se correspondía con el de Ralph William Rico, hasta ahora considerado como el cómplice del suicida. Así pues, incluso la identidad del terrorista sigue siendo confusa. Como no había medios presentes cuando el gobierno búlgaro hizo sus declaraciones, no pudo aclararse el comunicado.
Implicaciones de la declaración
Desde luego, el alarmante informe parece ser un intento de limpiar a nivel internacional la imagen de un país pobre como Bulgaria: abre el camino para que la Unión Europea incluya a Hizbollah en su lista de organizaciones terroristas, algo en lo que EEUU e Israel vienen insistiendo desde hace bastante tiempo. Sin embargo, aunque el ataque se perpetró sobre suelo europeo, no hay indicios claros de que el resto de los estados miembros de la UE vayan a apoyar la posición búlgara. Además, es preciso celebrar consultas entre todos los representantes de los 27 miembros antes de poder incluir a Hizbollah en su lista negra, lo que convertiría automáticamente en ilegal cualquier transferencia financiera de la UE a Hizbollah como grupo o a miembros individuales.
La reacción de la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton, consistió en mostrarse notablemente reservada teniendo en cuenta la ausencia de pruebas sustanciales del informe búlgaro. Un portavoz de la jefa de política exterior de la UE subrayó «la necesidad de reflexionar sobre el resultado de la investigación», añadiendo que los estados miembros de la UE «discutirían una respuesta apropiada que se basara en todos los elementos identificados por los investigadores».
Cabe señalar que en vez de publicar la declaración oficial búlgara, la versión en inglés de la página en Internet de Hizbollah citaba la afirmación del líder del Partido Socialista búlgaro Stanishev diciendo: «La implicación de Hizbollah por el gobierno búlgaro en el caso del atentado del autobús de Burgas está escasamente fundada y pone en peligro la seguridad nacional», rechazando así las acusaciones. Poco después de que se publicara el informe, preocupado por las posibles consecuencias, el ministro del interior búlgaro se apresuró a trazar una línea divisoria entre la rama militar de Hizbollah y su brazo político. De forma parecida, el ministro de exteriores, Nikolay Mladenov, convocó una reunión con los embajadores árabes en Sofia para asegurarles que la política búlgara hacia el mundo árabe no había cambiado.
Ciertamente, teniendo en cuenta las complejas dinámicas de la política en Oriente Medio y el papel clave de Hizbollah como actor político en el Líbano y, ahora, en Siria, Bulgaria debería ser más cauta a la hora de hacer extemporáneas declaraciones de ese tipo aunque tenga muchas ganas de mejorar su estatura en Washington. Sin embargo, no hay seguridad de que la UE vaya a etiquetar a Hizbollah como organización terrorista a menos que reciba pruebas convincentes -no una mera declaración emitida por Sofia- de que el grupo está vinculado con la explosión en el autobús.
Bulgaria, ¿una cortina de humo para EEUU-Israel?
La declaración publicada por el gobierno búlgaro ha desencadenado muchas especulaciones. Marca el final de tres agitados meses en los que Tsvetanov, el primer ministro Boyko Borisov y Mladenov han dedicado una cantidad considerable de tiempo a ir y venir entre EEUU e Israel. Las visitas de alto nivel incluyeron reuniones con el presidente Barack Obama, su principal asesor en asuntos de contraterrorismo, John Brenan, y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
Todo esto facilita que se especule con que EEUU e Israel se han implicado excesivamente en la investigación e intentado influir en cualquier posible resultado que pudiera culpar a Hizbollah.
El Congreso estadounidense adoptó una declaración en diciembre pasado instando a la UE a denunciar a Hizbollah como organización terrorista y pidiendo a Obama que le proporcionara a Bulgaria todo el apoyo necesario para que llevara a cabo su investigación. Como la oposición búlgara sospechó, es muy posible que las autoridades de ese gobierno hayan estado soportando considerables presiones por parte de EEUU e Israel, que están intentando utilizar el atentado como una cortina de humo para complicar aún más si cabe las complejas situaciones en que está inmerso Oriente Medio a causa de la actual situación en Siria y el Líbano.
Tony Vladkov es un investigador de origen búlgaro que vive actualmente en Madrid. Licenciado por la Escuela de Estudios Africanos y Orientales del Reino Unido, la Universidad de Sofia y la Universidad de Jordania. Ha dedicado diez años al estudio de la zona de Oriente Medio, viviendo y viajando en el Mundo Árabe y en Europa. Sus investigaciones principales se han centrado en el Islam político, el activismo islámico, la política y los derechos humanos en Oriente Medio.
Fuente:
http://www.jadaliyya.com/pages/index/10153/why-did-bulgaria-link-hizballah-to-the-burgas-bus–