El problema energético es sumamente complejo. Pero en esta crisis surgen unos elementos esenciales que distinguen el problema único de la energía en el caso del pueblo puertorriqueño.
Al menos se pueden identificar tres grandes elementos: primero, la energía como bien común, es similar a la arena de las playas, las gotas de lluvia o el aire que respiramos. Es un bien común de todos, derecho humano fundamental, sin la energía todo colapsa. Por eso el sistema ha operado como corporación pública. Porque si un partido la administra mal al cabo de 4 años el pueblo lo sustituye mediante el voto, supervisa así su administración.
Segundo, Puerto Rico queda en el Mar Caribe, ruta de potentes huracanes y tormentas que destrozan naturaleza y obra humana. Eso quedó demostrado en la crisis provocada por el Huracán María. Mientras que en los huracanes Hugo (1989) y Georges (1998) se pudo restablecer rápido el servicio energético, debido a que había una plantilla adecuada de más de 6,000 trabajadores, los planes privatizadores trajeron a la Donahue que votó miles de trabajadores y no compró suministros. Debido a ello no se pudo reconstruir el sistema luego del huracán Maria y murieron más de 4,000 personas.
Tercero, la experiencia acumulada pública al administrar la energía ha producido unos trabajadores con experiencias y destrezas imprescindibles. LUMA, el Gobernador, los políticos, son de paja, no cuentan a la hora de la verdad. Se pueden embarcar en medio de un huracán y nadie los llorará. Pero los celadores, los trabajadores energéticos salvan vidas, son imprescindibles.
Ese elemento humano de los trabajadores energéticos es vital, de vida o muerte para los puertorriqueños. En la medida que se privatice algún sector para que un grupo o individuo privaticen fases de la producción y servicio energético surgirán problemas inmensos. Qué hay problemas como la politización, nepotismo, burocratismo, mal servicio en la administración pública, cierto es y hay que superarlos. Pero no se superan con privatizaciones. La energía en manos de empresas privadas no puede ser supervisada por el pueblo. El pueblo no vota en las empresas privadas, solo sus accionistas.
¿Entonces cuál es la solución en esta coyuntura tan difícil? Tan difícil que LUMA no ha podido reclutar celadores suficientes, solo ha reclutado 250, y hacen falta más de 800 para enfrentar un huracán. Y LUMA ante ese problema ha solicitado a la Comisión de Energía que enmiende su contrato y la releve de responsabilidad por sus actos. Es decir que pueda matar y destruir y no ser responsable. Eso es la negación de la responsabilidad ante la administración pública. No aporta capital y además pide ser totalmente irresponsable. Eso es incumplimiento de contrato. Por eso debe ser resuelto el contrato de LUMA porque se ha decretado incapaz de administrar responsablemente el contrato.
El Gobernador es el responsable último de la administración de la energía como bien público y derecho humano de todos los ciudadanos. Será responsable de cada daño, muertes o desgracias ante cualquier evento de la naturaleza como huracanes, vientos, lluvias o obra humana.
Si entonces los trabajadores energéticos son imprescindibles, hay que traerlos de nuevo a la administración de la energía, es un deber imperativo, categórico, necesario, imprescindible. ¿Y como hacerlo? Citen a una asamblea de los trabajadores energéticos, para que escojan una comisión negociadora que los represente ante el Gobernador en una negociación. Para que al corto plazo reinstalen todos sus derechos adquiridos, su convenio y derechos de pensiones. A mediano plazo elaboren un plan estratégico para administrar adecuadamente la energía, hacerla más eficiente y eco amigable con fuentes no fósiles. Consideren seriamente la otorgación de un contrato de administración de la energía y bienes aledaños (agua, fibra óptica y fuentes alternas) a una cooperativa de los trabajadores energéticos, alternativa que se ha estudiado por expertos y está bastante desarrollada.
Si el Gobernador se tranca y pretende que un incapaz e irresponsable como LUMA se quede al mando dejando en riesgos de vida al pueblo, no habrá otra salida que la lucha decidida en las calles de todo el pueblo, como en julio del 2019, con varias cosignas que presidan los reclamos: (1) Fuera LUMA y su contrato; (2) Que vuelvan los trabajadores energéticos a sus puestos y con sus derechos, (3) Transformar el sistema energético para bien incluyendo una cooperativa de trabajadores para que administre la energía.
José Nicolás Medina Fuentes. Abogado, profesor, escritor de múltiples ensayos, autor del libro La Deuda Odiosa y la descolonización de Puerto Rico (Publicaciones Libre Pensador, 2018), egresado de Harvard, Magna Cum Laude (1987)