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¿Qué significa la llegada del portaaviones Gerald R. Ford al Comando Sur?

Fuentes: Diario red [Imagen: EE.UU. reactiva el Comando Sur como eje de su nueva estrategia militar en América Latina]

El superportaaviones estadounidense llegó a la región de América Latina un día después de que Estados Unidos ejecutó a otras 6 personas a bordo de dos lanchas en el Pacífico Oriental. El gobierno de Venezuela ya desplegó sus defensas

El portaaviones estadounidense Gerald R. Ford se desplazó hacia la región de América Latina, en una maniobra militar, según fuentes del gobierno de Estados Unidos citados por Reuters, el grupo de ataque del portaaviones —que incluye varios buques de guerra y aeronaves— fue reubicado en el área de responsabilidad del Comando Sur (SOUTHCOM), la estructura militar de Estados Unidos que supervisa las operaciones en América Latina y el Caribe.

Aunque no se reveló su ubicación exacta, las fuentes confirmaron que el movimiento fue autorizado por el presidente Donald Trump el mes pasado, y que forma parte de una estrategia más amplia para reforzar la presencia estadounidense en el hemisferio occidental.

El despliegue del Gerald Ford se suma a una flota ya considerable en la zona, conformada por ocho buques de guerra, un submarino nuclear y cazas F-35, activos que refuerzan la capacidad operativa estadounidense en el Caribe.

Analistas consideran que esta decisión intensifica la presión sobre Venezuela, especialmente en un contexto de tensiones diplomáticas y disputas regionales que involucran a Caracas y Washington.

La llegada del Gerald Ford, el portaaviones más avanzado de la Armada estadounidense, representa un mensaje de fuerza y disuasión militar. Su sola presencia suele ser interpretada como una señal de advertencia geopolítica, en este caso dirigida a gobiernos considerados adversarios o inestables en el continente.

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Hasta el momento, ni el Pentágono ni el Comando Sur han ofrecido detalles adicionales sobre las operaciones, rutas o duración del despliegue. Sin embargo, la maniobra ocurre en un momento de creciente fricción en la región, con acusaciones cruzadas entre Estados Unidos y Venezuela sobre actividades militares y de seguridad en el Caribe.

El movimiento del Gerald Ford reconfigura el equilibrio de poder naval en la zona, y vuelve a colocar a América Latina en el centro de la atención estratégica de Washington.

La llegada del portaaviones al Caribe sucede al día siguiente de que EEUU ejecutó a otras 6 personas a bordo de dos lanchas en el Pacífico Oriental, los ataques a embarcaciones estaban supuestamente vinculadas al narcotráfico, sumando 76 asesinatos en este tipo de ataques ilegales en aguas internacionales.

La Marina estadounidense ha reconocido que desde el inicio de las operaciones en agosto se han destruido al menos veinte embarcaciones. Sin embargo, gobiernos de la región, entre ellos Venezuela y Colombia, han denunciado que las acciones constituyen ejecuciones extrajudiciales y violaciones al derecho internacional.

Venezuela activa despliegue nacional de defensas

El gobierno venezolano inició la madrugada de este martes un despliegue militar masivo en todo el país como parte de la fase superior del “Plan Independencia 200”, una operación que busca fortalecer la preparación ante posibles amenazas externas provenientes de Estados Unidos.

En Caracas, el presidente Nicolás Maduro respondió ordenando un “despliegue masivo” de fuerzas terrestres, aéreas, navales y misilísticas en todo el territorio nacional.

El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, informó que el movimiento involucra a todas las ramas de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, la Milicia, los cuerpos policiales y las unidades de seguridad ciudadana.

El Ministerio de Defensa venezolano calificó la maniobra estadounidense como una “provocación imperial” y reiteró su compromiso con la defensa del país ante “cualquier agresión extranjera”.

Según explicó, esta maniobra representa un paso decisivo para consolidar la integración de los diferentes componentes del poder nacional en defensa de la soberanía.

Durante la jornada, se difundieron imágenes de tropas movilizadas en distintos estados del país, evidenciando la magnitud del operativo.

Padrino López detalló que la acción incluye el uso coordinado de medios terrestres, aéreos, navales, fluviales y sistemas misilísticos, lo que permitirá garantizar el alistamiento total del aparato de defensa nacional.

Además del componente militar, el operativo contempla la protección de servicios públicos esenciales, como el suministro eléctrico, el abastecimiento de agua y combustible, así como el resguardo de la asistencia médica y la distribución de alimentos. Con ello, las autoridades pretenden asegurar la continuidad de la vida civil incluso en escenarios de conflicto.

El despliegue se enmarca en un contexto de tensión creciente entre Caracas y Washington. Desde agosto, el gobierno venezolano mantiene una alerta permanente ante los movimientos del Comando Sur de Estados Unidos en el Caribe, que ha desplazado alrededor de 10.000 tropas, varios buques de guerra, aeronaves de combate y un submarino nuclear.

Mientras tanto, las acciones militares estadounidenses en la región han generado controversia internacional. Los ataques realizados contra embarcaciones acusadas de transportar drogas han sido cuestionados por organismos de derechos humanos y expertos de la ONU, quienes han advertido sobre posibles ejecuciones extrajudiciales.

Tanto los gobiernos de Venezuela como de Colombia han denunciado que estas operaciones buscan justificar una agresión militar y desestabilizar ambos gobiernos.

Ante declaraciones recientes del presidente estadounidense Donald Trump sobre la posibilidad de extender las operaciones al ámbito terrestre, Caracas ha reiterado que su ejército y su población están preparados para defender la soberanía nacional ante cualquier intento de intervención.

Punto de inflexión 

La confirmación de la llegada del portaaviones al área de responsabilidad del Comando Sur de Estados Unidos (USSOUTHCOM) no es solo una maniobra militar: representa la consolidación de una nueva etapa de proyección estratégica en América Latina.

Con esta acción, Washington refuerza el papel del Comando Sur como su plataforma principal de operaciones en el hemisferio occidental, en medio de una creciente tensión con Venezuela y de un discurso que retoma los postulados clásicos de la Doctrina de Seguridad Nacional.

El despliegue —autorizado por el presidente Donald Trump y ejecutado por el secretario de Guerra, Pete Hegseth— sitúa al Gerald R. Ford, el portaaviones más avanzado y de mayor tamaño del mundo, en aguas del Caribe, con una flota de ataque integrada por ocho buques de guerra, un submarino nuclear, aviones F-35 y más de cuatro mil efectivos. 

Comando Sur, el brazo militar activo de EEUU desde la guerra fría

El Comando Sur, con sede en Doral, Florida, ha sido históricamente el brazo militar de la política exterior estadounidense hacia América Latina. Su creación formal en 1963 respondió a los lineamientos de la Guerra Fría y a la necesidad de mantener una estructura de control militar sobre el continente. Hoy, más de seis décadas después, el USSOUTHCOM vuelve a ocupar un lugar central en la estrategia hemisférica de Washington.

El despliegue del Gerald R. Ford coincide con una serie de operaciones coordinadas por el Comando Sur en el Caribe, y con la reciente visita de su entonces jefe, el almirante Alvin Holsey, a Surinam.Su posterior renuncia, presentada sin explicaciones, ha avivado las especulaciones sobre tensiones internas en el Pentágono y sobre la naturaleza real de las operaciones en curso. 

Analistas advierten que el nuevo enfoque del Comando Sur apunta a una mayor autonomía operativa y a un incremento de su presencia física en la región, con énfasis en el Caribe y el Pacífico suramericano.

La militarización del Caribe

La presencia del Gerald R. Ford frente a las costas venezolanas tiene además un valor simbólico: coloca nuevamente al Caribe en el centro de la disputa estratégica global. El Comando Sur, que durante años operó en un segundo plano, retoma así un rol protagónico que recuerda los tiempos de las intervenciones directas y la política de contención durante la Guerra Fría.

La reactivación del Comando Sur ocurre en un contexto donde la seguridad y el control de los recursos naturales se han fusionado en un mismo discurso estratégico. 

La exjefa del Comando Sur, generala Laura Richardson, lo expresó sin ambages al destacar que América Latina “tiene el 60% del litio del mundo” y que Estados Unidos “debe aprovechar esa riqueza”.

Sus palabras sintetizan la continuidad de una doctrina que, bajo nuevos argumentos —narcotráfico, terrorismo o estabilidad regional—, busca garantizar el acceso a los recursos estratégicos del continente.

La llegada del portaaviones al Caribe sucede al día siguiente de que EEUU ejecutó a otras 6 personas a bordo de dos lanchas en el Pacífico Oriental

América Latina como “Zona de Paz”

Frente a este nuevo escenario, los gobiernos de Venezuela, Cuba y Colombia, entre otros, han reiterado la necesidad de preservar a América Latina y el Caribe como una “Zona de Paz”, principio adoptado por la CELAC. Este marco rechaza toda forma de intervención militar extranjera y promueve la cooperación y la soberanía de los pueblos del continente.

Sin embargo, la llegada del Gerald R. Ford y la intensificación de operaciones bajo la égida delComando Sur parecen desafiar esa aspiración. La militarización del Caribe y la expansión del poder naval estadounidense refuerzan la percepción de que Washington busca reinstalar un esquema de control hemisférico, adaptado a los desafíos del siglo XXI.

La maniobra del Comando Sur no solo altera el equilibrio de fuerzas en el Caribe, sino que envía un mensaje de advertencia a los gobiernos que mantienen políticas autónomas o contrarias a los intereses de Estados Unidos. La combinación de despliegue militar, discurso antidrogas y presión diplomática revela una estrategia integral de reposicionamiento en América Latina.

En palabras del propio almirante Holsey, pronunciadas días antes de su renuncia: “Somos una organización de combate. Nuestro deber fundamental es garantizar la seguridad del pueblo estadounidense”.

La frase, en apariencia rutinaria, resume la lógica detrás de esta nueva ofensiva: una seguridad concebida más allá de las fronteras, sostenida por la expansión del Comando Sur y por la presencia del portaaviones más poderoso del planeta en las aguas del Caribe.

Con el Comando Sur al mando, el Caribe vuelve a ser el epicentro del poder militar estadounidense —una frontera donde, una vez más, se mide la influencia y el destino de América Latina.

El Ciudadano México 

Fuente: https://www.diario-red.com/articulo/america-latina/que-significa-llegada-portaaviones-gerald-r-ford-comando-sur/20251112100000057953.html