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Reflexiones sobre la UE y la próxima presidencia española en 2010

Fuentes: Sin Permiso

Una semana antes del referéndum irlandés, el Gobierno Zapatero presentó en sede parlamentaria cuales serán sus prioridades políticas en la Unión Europea en la preparación de la presidencia española durante el primer semestre de 2010. Ahora, conocido el rechazo irlandés en la única consulta prevista en el proceso de ratificación, es más patente que nunca […]

Una semana antes del referéndum irlandés, el Gobierno Zapatero presentó en sede parlamentaria cuales serán sus prioridades políticas en la Unión Europea en la preparación de la presidencia española durante el primer semestre de 2010. Ahora, conocido el rechazo irlandés en la única consulta prevista en el proceso de ratificación, es más patente que nunca el fracaso del proceso de construcción neoliberal de Europa. Su continuación, mediante las nueve ratificaciones parlamentarias pendientes en el resto de la Unión, solo puede ser percibida como una imposición de la oligarquía europea y sus elites tecnocráticas a los ciudadanos que, en tres referenda, llevan ya rechazadas dos propuestas de Tratados. ¿Cómo recuperar el debate europeo desde la izquierda y proponer un modelo alternativo de construcción de una Europa de los Ciudadanos?

El malestar europeo

El No irlandés, como antes el No francés y el No holandés, ha venido precedido de un malestar que se concreta en huelgas y manifestaciones sindicales importantes desde hace meses en Alemania, Francia, Grecia, Eslovenia y Portugal contra las políticas de ajuste impuestas desde Bruselas. Huelgas de hambre masivas de inmigrantes en Francia contra las políticas migratorias de Sarkozy, razias de la policía y de la mafia contra asentamientos gitanos en Italia que recuerdan en la época de Berlusconi lo peor de las políticas raciales de los años 30. Hemos visto recientemente como el propio Presidente Zapatero participa de este malestar europeo cuando no recata reproches al Presidente del BCE, Trichet, por unas imprudentes declaraciones del mismo sobre la inflación y la subida de tipos del Euribor que habrán de tener consecuencias especulativas inmediatas sobre el euro. Manifestación del mismo malestar es el claro rechazo expresado por el gobierno del Reino de España a la propuesta de la Comisión de ampliar el límite legal de la jornada laboral semanal en Europa hasta las 65 horas, lo que supondría una violación del Estatuto de los Trabajadores. El 7 de octubre, la Confederación Sindical Internacional ha convocado una jornada de movilizaciones por el trabajo decente. Y la Confederación Europea de Sindicatos lleva meses de campaña por salarios decentes, por un aumento salarial ante la perdida de más de un 3% de media europea en la última década del poder de compra de los trabajadores ¿Se puede preparar la Presidencia española de la UE dando la espalda a la realidad social europea?

«Déficit democrático europeo»

De hecho, el divorcio entre la Europa oficial y la Europa real viene de lejos, y echa su raíz en el palpable fracaso del proyecto neoliberal de construcción europea. El Gobierno Zapatero fue un defensor de esas políticas neoliberales convertidas en Ley en un Tratado Constitucional europeo derrotado por el No francés y holandés. También ha sido un impulsor decidido del Tratado de Lisboa, que en la práctica recoge todas las políticas neoliberales, como se nos ha recordado machaconamente, dejando fuera a los ciudadanos europeos, en lo que bien merece ser calificado como una «mini carta otorgada». Recuperar un proyecto de construcción política de Europa supone hacerlo superando el fracaso de la Europa neoliberal, no profundizando en ella con menos legitimidad ciudadana.

Este divorcio entre las elites que dirigen la Unión Europea y los ciudadanos europeos responde al importante déficit democrático en el que se asienta el actual proceso de construcción europea y su estructura institucional. No se puede dirigir, hacer funcionar el aparato de la Unión, de espaldas a los intereses y a la opinión de los ciudadanos a través de mecanismos intergubernamentales o de una Comisión que solo responde a los jefes de Gobierno. Ello es ir contra la historia de Europa y de las conquistas democráticas que son la principal característica de su acerbo político. Europa tiene pendiente un auténtico proceso constituyente europeo para reconstruir sobre nuevas bases constitucionales una Europa de los Ciudadanos. Un proceso que podría partir de las próximas elecciones al Parlamento Europeo, que redactase un proyecto de constitución europea y lo sometiese a un referéndum europeo. Este acto de constitución de una ciudadanía europea es lo que quieren negar los distintos Tratados neoliberales rechazados. Hay que recuperar el propio proyecto de una Europa política asentada en las mejores tradiciones democráticas de ciudadanía. Europa solo puede construirse desde una mayoría social y política ciudadana.

Falta de control del parlamento español sobre el proceso legislativo europeo

Entre las manifestaciones del «déficit democrático» europeo hay que denunciar la falta de control del parlamento español sobre el proceso legislativo europeo, en especial del Consejo. Es imprescindible una reforma de la Ley de la Comisión Mixta UE que permita este control democrático parlamentario de acuerdo con el principio de subsidiaridad. Un control que existe en países como Francia o Gran Bretaña. La constitución de la Comisión Mixta para la UE en esta legislatura ha constatado un consenso entre la mayoría de fuerzas políticas para dar pasos en este sentido, que es fundamental cara a la preparación de la Presidencia española de la UE en el primer semestre del 2010.

Imposición de las políticas neoliberales desde la UE

La imposición de las políticas neoliberales desde la Unión ha estado simbolizada pocas semanas y días antes del referéndum irlandés por las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo, que han provocado una subida del euribor, con la consiguiente carga en las hipotecas de los ciudadanos, y del euro, ya fuertemente sobre valorado en relación con el dólar, demostrando hasta que punto es peligroso dejar a las instituciones europeas, en su pretendida autonomía, a merced de los mercados. Y también por la propuesta de la Comisión y del Consejo de reforma de la Directiva de ordenación del tiempo de trabajo, aumentando el límite legal semanal hasta las 65 horas, en nombre del principio de «flexiseguridad» que, junto a la Directiva de Servicios, abre Europa al «dumping» social. La respuesta de las instituciones comunitarias a la subida de los hidrocarburos, a la falta de competitividad en los mercados exteriores frente al dólar devaluado ha sido exigir la congelación salarial y el ajuste presupuestario, empezando por el gasto social. Pero según la CES, 30 millones de trabajadores europeos reciben unos salarios que les sitúan en los umbrales de la pobreza y el diferencial entre los salarios de los trabadores y de las trabajadoras es del 15%. Mientras el BCE inyecta miles de millones de euros en el sistema financiero interbancario, la política de congelación salarial amenaza con un declive continuo del consumo y precipitar a la economía europea en la recesión.

Agenda de Lisboa

La «agenda de Lisboa» tenía como objetivo un aumento de la competitividad europea en el ciclo alto de la economía mundial, pero manteniendo unos objetivos sociales, pactados con los sindicatos y recogidos en la Carta de Derechos. Su fracaso responde evidentemente al cambio de ciclo de la economía mundial, pero también a una perspectiva doctrinal que, basada en la «flexiseguridad» y artoiculada en la directiva de liberalización de los servicios, esta suponiendo un fuerte quebranto del «modelo social europeo» y del capital humano acumulado en la anterior fase de desarrollo europeo. La confrontación sindical que se vive en buena parte de Europa es consecuencia de las políticas de ajuste presupuestarias que merman el estado del bienestar, de los recortes salariales impuestos con la inflación y la precariedad del mercado laboral y de los altos tipos de interés que gravan el consumo y las hipotecas. La productividad europea no esta aumentando como consecuencia de la introducción de nuevas tecnologías, sino de un incremento de las horas de trabajo, como demuestran las estadísticas. Solo será posible apoyar una «Agenda de Madrid» si se produce un neto abandono de esta perspectiva doctrinal. La economía europea necesita ganar productividad, pero tiene que hacerlo combinando un desarrollo de nuevas tecnologías con un avance del estado del bienestar. Las estadísticas muestran claramente que en Europa las economías más productivas son las que tienen un mayor gasto social, como Suecia u Holanda. La «Agenda de Madrid» tiene que ser elaborada a través de un nuevo pacto social con los sindicatos europeos ¿Convocará el gobierno español a la CES para hacer un libro blanco antes de la Presidencia española sobre estos temas esenciales?

Cambio Climático

Bienvenida la prioridad europea; ¿para cuando la prioridad española? Somos uno de los países proporcionalmente más contaminantes de Europa, con un aumento constante de las tasas de emisión de gases de efecto invernadero. Para resultar creíbles en Europa es necesario establecer un plan español de reducción de emisiones y, al propio tiempo, disponer de una política energética inequívocamente fundada en fuentes energéticas renovables alternativas. En cambio, el Gobierno -y los medios de comunicación que le son afines- no deja de amagar con la reapertura de un nuevo ciclo inversor en energía nuclear, frenado hasta ahora por los accidentes y escapes en las centrales nucleares ya existentes. Es fundamental acompañar la política de lucha global contra el cambio climático, que precisa de un modelo económico sostenible y basado en nuevas tecnologías, con un plan real de seguridad nuclear europeo en un horizonte de cierre de las centrales de vieja generación. Esa es una tarea fundamental para la presidencia española. El modelo energético europeo no puede ser una combinación de energía nuclear francesa, petróleo del Mar del Norte, gas ruso y argelino, porque no es sostenible en términos de precios, seguridad de abastecimientos y peligrosidad medio ambiental.

Emigración

Las primeras señales de cambio de ciclo económico han tenido ya su chivo expiatorio en los emigrantes que han construido con nosotros Europa estos años. Las medidas de Berlusconi y Sarkozy no son democráticas; vulneran los derechos humanos, dividen a nuestras sociedades en ciudadanos de primera y segunda, alimentan el racismo y la xenofobia. Y han tenido su reflejo directo en la Directiva de Retorno comunitaria. Sean bienvenidas las críticas de distintos ministros del Gobierno Zapatero; falta ahora que se conviertan en posiciones políticas, en un modelo distinto, en la negociación del Pacto europeo de emigración, que debe basarse en una clara transparencia en el mercado laboral, luchando contra los traficantes de trabajadores en el mercado negro. La mejor medida pasa por la regularización y los contratos en origen. Pero también por la solidaridad y la extensión del estado del bienestar, aumentando la red de seguridad ciudadana con igualdad de derechos para quienes están asentados entre nosotros con sus familias. No se puede ceder a la derecha populista en este tema esencial, que divide a los trabajadores e intenta debilitar a los sindicatos. La solidaridad y una política de derechos con los trabajadores emigrantes son una seña de identidad de la izquierda.

La política exterior y de seguridad comunitaria

La política exterior y de seguridad comunitaria sufre de la falta de dirección del proceso de construcción europea. Al fracaso del proyecto neoliberal tal como se expresaba en el Tratado Constitucional, hay que sumar la división entre la «vieja» y la «nueva» Europa, una división que, en la práctica, lo es entre un proyecto autónomo de construcción europea y una subordinación atlantista a los intereses de EE UU en Europa. La política comercial europea esta lastrada por una Política Agraria Común, que es un factor importante de subdesarrollo y de la crisis alimentaría global, al cerrar los mercados europeos a los productos agrícolas del Tercer Mundo. En España, los principales beneficiarios de la PAC no son los pequeños y medianos agricultores, como todo el mundo sabe, sino grandes propietarios como la Casa de Alba. La falta de flexibilidad europea con la PAC y su insistencia en la apertura de los mercados de terceros países para los servicios europeos ha bloqueado las negociaciones comerciales con MERCOSUR y el bloque andino. La iniciativa Euromediterránea de Sarkozy, frente al Proceso de Barcelona ha vuelto a demostrar que la vieja competencia entre potencias coloniales no acaba de morir en la Unión Europea. Es importante un debate a fondo sobre dos orientaciones que no terminan de compadecerse entre sí: de ello depende la seguridad energética de España y su relación estratégica con el Magreb.

Oriente Medio es el centro de la situación internacional. En los últimos meses, los acuerdos libaneses, la apertura de contactos entre Siria e Israel, las negociaciones interpalestinas y las negociaciones entre el Gobierno israelí y la ANP son señales que empiezan a definir el cambio de la situación. ¿Cuál es la posición de la UE en esta «gran partida» de Oriente Medio que se prepara como escenario para una retirada parcial y gradual de tropas de EE UU de Irak? El balance de la misión de Blair en la zona es cuando menos ambiguo, si no negativo. Es necesaria una mediación real, autónoma, de la UE en todos los países de la zona, incluidos Siria e Irán, para avanzar hacia una Conferencia de Paz regional.

Vecindad y ampliación

Las políticas comunitarias de vecindad y ampliación parecen agujeros negros de la propia crisis de identidad del proyecto de construcción europea. Son la otra «cara» de las políticas de «cooperación reforzada» de una Europa concebida no como un proyecto social y político, sino como una serie de círculos del centro a la periferia, regidos por las leyes del mercado. La Europa de las desigualdades tiene así su proyección territorial en una Europa de las fronteras. No hay actualmente ninguna visión de conjunto de la política de vecindad ni para el Magreb, ni para los Balcanes, ni para Ucrania, Moldavia y el Cáucaso. Y la política de ampliación, tras haber sido el caballo de Troya con el que se ha derrotado el proceso de construcción política de la UE en su versión «delorista», se limita ahora en la práctica a disciplinar en el mercado único a los Balcanes y rechazar a Turquía. Pero la razón de esta falta de visión nace del fracaso mismo del proceso neoliberal de construcción europea.

Perspectivas Financieras

Discutir del próximo presupuesto europeo supone discernir ante todo los objetivos de la construcción europea. La prioridad debe ser el desarrollo del «modelo social europeo» y un salto en el modelo productivo europeo basado en las nuevas tecnologías. En la integración social de los nuevos europeos que vienen de la emigración y que, en muchas ciudades, suponen ya mas del 15% de la población. En el mantenimiento de las políticas de equilibrio territorial, para evitar que Europa se compartimente en zonas ricas y pobres, provocando a continuación un alud de deslocalizaciones empresariales. El presupuesto comunitario es hoy claramente insuficiente para los objetivos básicos de la construcción europea. Es absurdo que el 60% de toda la actividad legislativa se concrete en transposiciones de directivas europeas en los ordenamientos nacionales y que el presupuesto comunitario se mantenga en los niveles actuales del 1,27% del PIB de la UE.

En definitiva, la cuestión clave de la preparación de la Presidencia española es: ¿Va a continuar un modelo de construcción europea neoliberal que hoy esta agotado y deslegitimado o va, desde la izquierda, a relanzarse un debate y un proceso democrático que oriente hacia la Europa de los ciudadanos? Todavía estamos a tiempo de tomar uno u otro camino.

Gustavo Búster , miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO , es el heterónimo de un analista político madrileño.