«No podemos aceptar más refugiados en Europa, eso no es posible». Con este tajante cerrojazo el primer ministro francés Manuel Valls exponía la nueva línea en política exterior propuesta por el país galo dos semanas después de los atentados en París. En una entrevista en el periódico alemán Süddeutsche Zeitung, el líder francés aseguraba que […]
«No podemos aceptar más refugiados en Europa, eso no es posible». Con este tajante cerrojazo el primer ministro francés Manuel Valls exponía la nueva línea en política exterior propuesta por el país galo dos semanas después de los atentados en París. En una entrevista en el periódico alemán Süddeutsche Zeitung, el líder francés aseguraba que era necesario un «control férreo» de las fronteras exteriores de Europa. «Si no hacemos eso, entonces la gente va a decir: ¡No más Europa!», espetaba Valls.
«Nosotros los vemos todos los días. Cuando les pones voz y los ves cara a cara te das cuenta de lo injusto que es este mundo. Sólo quieren rehacer su vida en paz». Mercedes López, activista de la Red Solidaria de Acogida, constata cómo las condiciones para transitar por Europa para los refugiados sirios se han endurecido tras los atentados del 13N. Los miembros de la Red ya han percibido cómo esa cerrazón en las palabras de los líderes políticos afecta al día a día de aquellos que escapan de la guerra en Siria. «Dos días después de los atentados empezaron a parar a gente en la frontera entre España y Francia y a devolverlos hasta aquí», cuenta López, mientras relata que a nuestro país entran cada día entre 150 y 200 sirios, y en su mayoría están de tránsito. Su destino es otro, Francia o Alemania, y con las nuevas normas de circulación -Francia ha suspendido la aplicación del tratado de Schengen- tienen una «sensación de encerrona». «Las compañías de autobuses ya no venden billetes si no tienes pasaporte en vigor. Para un sirio que huye de la guerra es difícil: hay algunos a los que les han robado el documento en la ruta. Están condenados a quedarse aquí», cuenta López.
Miedo, ISIS y refugiados
Entre el pánico y la desinformación, la comunidad internacional activó la voz de alerta y muchos líderes políticos no dudaron en relacionar a los refugiados con el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) cuando un pasaporte sirio fue encontrado junto al cadáver de uno de los terroristas de París. Un documento cuya veracidad han puesto en duda hasta las propias autoridades francesas. Alemania alertaba de posibles «pistas falsas» dejadas por el ISIS para «politizar la cuestión de los refugiados en Europa». Sin embargo, Polonia anunciaba un día después de los atentados que dejaría de aceptar a inmigrantes refugiados como parte del programa de acogida de la Unión Europea, siendo el primer país en sellar sus fronteras. Su ministro de Asuntos Europeos aseguraba que los ataques estaban directamente conectados con la crisis migratoria y la participación de Francia en la lucha contra el ISIS.
«Las autoridades tienen una gran responsabilidad a la hora de informar con rigor y calma a la sociedad, sin fomentar el discurso del miedo. Confundir terrorismo con religión y ahora terrorismo con refugiados es un gravísimo y peligroso error», explica Cristina de la Serna, abogada especializada en protección de derechos humanos y miembro de Rights International Spain. La estrategia del miedo al inmigrante no es la primera vez que se utiliza. En nuestro país, el terreno estaba ya abonado: «Mientras se tramitaba la enmienda que ‘legalizó’ las devoluciones en caliente desde Ceuta y Melilla, Fernández Díaz insinuó que por esas fronteras podían entrar ‘yihadistas’ sin apoyarse en realidad en ningún hecho cierto», relata De la Serna.
López, de la Red Solidaria de Acogida, señala lo injusto que es relacionar refugiados con el ISIS, y más cuando huyen de lo mismo de lo que se les está acusando. «Ellos escapan de las bombas deL ISIS y aquí los marcamos como terroristas. Además, en París los atentados los cometieron europeos», sentencia la activista de la Red Solidaria, mientras recuerda el peligro de generalizar en un mundo con «más de 60 millones de desplazados de 30 conflictos diferentes». «Estamos marcando como terroristas a mujeres víctimas de trata, por ejemplo», dice.
Mientras tanto, y con la excusa de la seguridad, los Estados están olvidando sus compromisos internacionales con la protección de los derechos humanos, tal y como nos explica De la Serna. Y es que los países «tienen derecho a regular las migraciones y proteger sus fronteras», pero «al tomar medidas que menoscaban el derecho de solicitar el asilo se está vulnerando la Convención de Ginebra de 1951 y el Derecho de la propia Unión Europea. En concreto, la Directiva de Asilo y el propio Reglamento Schengen, que, en su artículo 13, ordena el establecimiento de un procedimiento justo para todo solicitante de asilo». Un mecanismo que el miedo no puede torpedear.
Menos derechos con el estado de emergencia
El estado de emergencia establecido en Francia el 14 de noviembre por un decreto fue ampliado por ley el día 20 durante tres meses. Según informó el Gobierno francés al Consejo de Europa cuatro días después, algunas medidas tomadas en el marco del estado de emergencia «pueden necesitar una derogación de ciertos derechos garantizados por la Convención Europea de Derechos Humanos».
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/global/28560-refugiados-atrapados-entre-isis-y-europa.html