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Rumania

Rosia Montana y la lucha de una generación

Fuentes: Rebelión

Regido por un régimen comunista durante más de 50 años, la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989 precipitó los acontecimientos en Rumania. Tanto fue así que en apenas un mes, la revolución rumana acaba con el régimen de Ceaucescu en un capítulo oscuro y violento. El dictador y su mujer fueron procesados […]

Regido por un régimen comunista durante más de 50 años, la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989 precipitó los acontecimientos en Rumania. Tanto fue así que en apenas un mes, la revolución rumana acaba con el régimen de Ceaucescu en un capítulo oscuro y violento. El dictador y su mujer fueron procesados sin ninguna garantía y ejecutados de manera instantánea. Ya en enero comienza en Rumanía una transición política, económica y cultural. «Es la llegada del capitalismo salvaje.»

La nueva clase política es la misma que formaba el anterior régimen, no existió un proceso de cambio real. Ante esta farsa la capital del país estalló en varias manifestaciones de protesta. «Lejos de escuchar las reivindicaciones ciudadanas, el gobierno llamó a los mineros a acudir a la capital en su defensa, sucedió lo que se llamó entonces como la «Mineriada». Más de 5 mil mineros armados con bates y hachas se enfrentaron en Bucarest a los manifestantes, intelectuales y estudiantes. «El presidente agradeció a los mineros el haber defendido el orden y la democracia.»

Si durante el comunismo las fábricas eran propiedad del estado ahora se vendían o bien se abandonaban directamente. Lo mismo sucedió con la agricultura donde los campos habían estado colectivizados y también se abandonaron. Con una alta tasa de paro y un nivel de vida muy bajo comienza lo que la compañera y periodista Madaline Alexe llama la diáspora rumana. Actualmente hay 3,5 millones de rumanos viviendo en Italia, Alemania, Francia, EEUU y Canadá. También en España donde viven entre 800 mil y un millón de rumanos siendo el colectivo minoritario más grande de la península Ibérica. «España era un reclamo por la proximidad lingüística y cultural y también por la demanda durante los 90 de mano de obra para las industrias de la construcción y el turismo.» Las condiciones de vida en Rumanía no han mejorado mucho desde que se dieron las primeras migraciones. Actualmente hay una tasa de paro del 7% pero con el 15% de la población del país (los 3,5 millones de rumanos) viviendo en el extranjero y siendo el paro juvenil de un 25%. «El presupuesto para sanidad es el más bajo de Europa, apenas un 3,5%, los médicos ganan unos 300 euros al mes en un país donde el salario mínimo se sitúa en 190 euros.» La diáspora de los 90 continúa hoy sobre todo con los jóvenes.

Hablamos de un país latino ubicado en el este de Europa, ya que ha conservado sus raíces como provincia del Imperio Romano rodeado de pueblos eslavos. Sin embargo Rumanía es un país muy diverso con cinco regiones de influencia y tradiciones muy dispares según su influencia. Al oeste la parte más cercana a Occidente limitando con Hungría y Serbia, al este con la cultura eslava cerca de Moldavia y Ucrania y el Mar Negro, al sur con la cercanía de la cultura griega, aunque limita con Bulgaria. «Existen al menos 18 minorías étnicas reconocidas por la constitución, siendo los húngaros de Transilvania la más numerosa con un 7%, la segunda es la etnia gitana con un 3%». Sin embargo este último dato es más bien relativo, Madalina nos lo explica.

«Resulta difícil de hablar de los gitanos rumanos en general, la comunidad no es homogénea. Durante el comunismo fueron obligados a vivir en pisos y abandonar sus actividades tradicionales. Creo que es por eso que su cultura no fue muy conocida en Rumania.» Aunque la mayoría de los gitanos rumanos sufren de pobreza, hay miembros de esta comunidad que son artistas, políticos, abogados etc. «El problema es que muchas de estas personas prefieren ocultar su pertenencia a la comunidad gitana. Es una pena, porque son los que pueden cambiar la percepción que se tiene de ellos.»

La discriminación contra los gitanos en Rumania perdura desde hace varios siglos, pero recientemente se trata más bien de una discriminación generalizada contra los pobres. «Por ejemplo, en París donde yo vivo, existen campamentos a las afueras de la ciudad donde hay también rumanos que no son gitanos, pero sí son pobres. Si preguntas a los gitanos porque salen de Rumania, responden generalmente que es porque no hay trabajo ni nada para vivir. Es la misma respuesta de los rumanos que trabajan en la agricultura, la construcción o la limpieza… aunque a veces tengan calificaciones para otros sectores.»

Antes de pasar a explicar las luchas contra la explotación del medio ambiente que se están llevando a cabo en Rumanía, Madalina, como periodista que es, nos hace un pequeño análisis sobre cómo funcionan los medios de comunicación en su país. «La televisión tiene una gran importancia, pertenecen a grupos económicos a los que les resulta relativamente fácil ejercer un control sobre la opinión pública ya que la gente más mayor está muy acostumbrada a la etapa comunista donde asumían a través de los medios las ideas del régimen. Los jóvenes usan internet para informarse, muchos de los que han estudiado periodismo no quieren trabajar para los medios tradicionales porque no se sienten representados en ellos. Hay medios alternativos pero pocos, los jóvenes que han viajado y saben hablar otras lenguas tienen una visión del mundo diferente y saben dónde buscar la información que les interesa.»

Dicho esto, entramos de lleno en nuestro acercamiento a las movilizaciones ciudadanas de Pungesti y Rosia Montana en favor del medio ambiente. Comenzamos por la primera. «Pungesti es un pequeño pueblo al este cerca de la frontera con Moldavia. Hasta este lugar llegó la Chevron para realizar perforaciones de gas pero se encontró con un potente movimiento de campesinos y activistas en su contra que les plantó cara durante todo el otoño de 2013.» Sin embargo la multinacional iba a contar con el apoyo del gobierno de una forma directa y sin ambages. «En diciembre envió a sus tropas especiales para que durante la noche en una maniobra sin duda ruin dispersara a los activistas acampados y permitiera la entrada de las máquinas perforadoras de Chevron. Una acción violenta que no pasa en ningún otro lugar de Europa.» Chevron comenzó a perforar pero la lucha sigue igualmente. En agosto se celebró el primer festival de música contra las perforaciones en la zona, para apoyar la lucha de población local y los activistas medioambientales.

El peligro más grande es por el agua que queda contaminada. «La población trabajadora del campo en su gran mayoría no puede vivir sin el agua ya que el trabajo de la tierra es su única forma de vida.» Además, están los consabidos peligros ecológicos, como los casos catastróficos ocurridos en EEUU en zonas donde se ha practicado la fracturación hidráulica. «Este tipo de perforaciones están prohibidas en Francia o Bulgaria sin ir más lejos y lo que se está pidiendo desde Rumanía es que exista una legislación conjunta sobre el tema para que las multinacionales no puedan hacer lo que quieran en unos lugares sí y otros no.»

El actual gobierno del país es de izquierdas, socialista, porque el comunismo está prohibido en Rumanía desde la caída del régimen de Ceaucescu. Durante la campaña electoral se mostró en contra de la fracturación, denunciando incluso el caso de Rosia Montana del que ahora hablaremos. Una vez ganó las elecciones, y «donde dije digo diego Diego», y cambió radicalmente su discurso en favor de las multinacionales. «Lo que resulta extraño y escandaloso al mismo tiempo, es que los beneficios que el país obtiene de permitir estas perforaciones es apenas de un 6%, una miseria.»

Pasemos ahora a hablar sobre el lugar que da nombre a este artículo. Rosia Montana, la Montaña Roja, es una localidad minera al noroeste del país en Transilvania. El pueblo está rodeado por cuatro espectaculares montañas que guardan oro, plata y otros metales y que resiste desde hace 20 años a las intenciones de explotación de la Rosia Montana Gold Corporation, compañía creada por la multinacional canadiense Gabriel Resources.

Ante la contundente respuesta de la población local que lleva movilizada desde 1994, el gobierno, al igual que hizo en el caso de Pungesti, decidió echar una mano a la compañía canadiense, aunque esta vez sin asaltos, de forma más «sutil». «En septiembre de 2013 el gobierno propuso un proyecto de ley que permitía a la multinacional expropiar casas y terrenos de la población local.» Se trata de un caso único en Europa. La indignación llenó de manifestaciones la capital del país y otras capitales europeas y ciudades de Estados Unidos. «Ante el amargo recuerdo de la Mineriada y la poco cultura de protesta de los más mayores fueron los jóvenes quienes movilizaron a la ciudadanía, es por esto que se dice que Rosia Montana es la lucha de una generación.» Desde septiembre a enero se han hecho manifestaciones en las que acudían cada domingo varios miles de personas, al parecer inexistentes para las televisiones públicas. «Las manifestaciones no estaban autorizadas pero la gente acudía en masa. Ante la insistencia de la gente en las calles, las televisiones hicieron hueco en su programación para hablar de grupos violentos y alteradores del orden público. La gente que no accede a internet desconoce la verdadera naturaleza de las protestas y entiende el cambio de opinión del gobierno como un asunto de estrategia política.» Por otra parte, la diáspora rumana tiene una gran influencia en las movilizaciones ya que las apoya con protestas en las embajadas extranjeras dando una importante difusión a la causa. Finalmente el parlamento rumano se vio obligado a rechazar tan aberrante proyecto de ley. «Sin embargo la gente sigue alerta, aunque ya no hay manifestaciones saben que no se pueden fiar de sus políticos.»

De este modo y como cada año desde 2000, se sigue celebrando un festival en Rosia Montana en favor de la resistencia local y en contra de las multinacionales. Desde mediados de agosto se celebran conciertos, proyecciones y debates, en el último encuentro una representación de Corcoesto de Galicia fue invitada, dado que sufren una amenaza parecida. «El ambiente es cordial, la gente se aloja en casa de los lugareños y prueba sus platos tradicionales, además se puede disfrutar del paisaje, con esas hermosas montañas que quieren destruir y no pueden.»

Madalina quiere remarcar la importancia que la tierra tiene para la gente de su país. «El pueblo rumano es tradicionalmente rural y culturalmente el contacto con la tierra es muy importante. El 40% de la población sigue viviendo en el campo y la gente de la ciudad sigue manteniendo los vínculos con sus familiares de los pueblos y mantiene la relación con su tierra.» Por eso las luchas de Pungesti y Rosia Montana son muy importantes para la gente del país en general. Hay diferencias entre el nivel de vida entre la ciudad y el campo pero ahora mucha gente ha vuelto a sus pueblos con la crisis. «La cultura del pueblo y el contacto con la tierra es muy característica de los rumanos y esa sensibilidad supone una diferencia importante con los países occidentales donde el capitalismo está más arraigado.»

Sobre el futuro, la compañera nos deja algunas claves. «Hay elecciones en noviembre pero las soluciones no llegarán de mano de la clase política aunque los medios de comunicación sólo dediquen sus espacios a hablar de ellos. Existe un problema de representación muy importante y las luchas ciudadanas van a continuar. La gente de la diáspora tiene un papel muy importante en la política del país ya que pueden mostrar fuera los problemas de Rumanía. El primer ministro suele hablar mal de ellos, acusándoles de que Rumanía tiene una imagen negativa en el extranjero porque ellos hablan mal de su pais.» Es optimista con la gente de su generación «que tiene otra mentalidad y está dispuesta a luchar por los cambios.»

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.