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Los talibanes, dispuestos a negociar con Kabul. Pero los muyahidín no se quedarán mirando.

Ruleta afgana

Fuentes: Peacereporter

Traducido por Gorka Larrabeiti

El pasado domingo, por enésima vez, el presidente afgano Hamid Karzai, cada vez más débil, volvió a invitar a la negociación a los jefes de la guerrilla talibana, cada vez más aguerrida. El día siguiente, por primera vez, el portavoz talibán Qari Yúsef Ahmadi respondió positivamente: «Si se nos hace una oferta formal, estamos dispuestos a tratar». Novedad clamorosa, confirmada y aclarada más adelante por declaraciones anónimas concedidas a la CBS News por algunos de los treinta miembros de la Shura, el gran consejo talibán.

¿Los incondicionales de Dadullah en minoría? «La mayoría de nosotros -dijo uno de los jefes talibanes afganos- se ha convencido de que debemos aprovechar nuestra actual posición de fuerza en el terreno negociando un pacto que nos garantice el control administrativo de las provincias sudoccidentales y sudorientales». En otros términos, los talibanes parecen estar dispuestos a deponer las armas si el gobierno aceptara reconocer y oficializar su poder en las provincias pashtun que controlan de hecho actualmente. Sin embargo, como bien recordó este emir talibán, hay una minoría de la Shura que no está de acuerdo: se trata de los incondicionales encabezados por el comandante militar supremo, Mansur Dadullah, o lo que es lo mismo, el ala talibana más vinculada a Al Qaeda y a Pakistán. «El Consejo, compuesto en gran parte por comandantes afganos -añadió el comandante- exhortó a Dadullah a que moderara su línea, confiando en una ruptura de sus vínculos con Al Qaeda y en el inicio de una negociación con los gobernantes afganos».

«Si garantizamos que Al Qaeda no se servirá de nuestro territorio, el mundo dejará de percibirnos como una amenaza», declaró a la CBS otro emir talibán afgano.

De acuerdo con estas declaraciones, la novedad de la negociación sería fruto de una fractura interna en el movimiento talibán, entre «anti-» y «filo-qaedistas». Estos últimos, aun siendo minoría, son actualmente los más fuertes, pues ejercen el mando militar y cuentan con el respaldo de la retaguardia talibana en Waziristán (Pakistán). Así pues, no hay que dar por descontado que la mayoría dispuesta a dialogar se salga con la suya.

Los muyahidín, listos para volver a empuñar las armas en caso de acuerdo. Si así fuera, si los talibanes volvieran a hacerse dueños y señores de la mitad pashtun de Afganistán con el consenso de Kabul y Washington, la guerra no tendría por qué terminar. Es más, parece lo contrario. Los muyahidín tayikos, uzbekos y hazara de la ex Alianza del Norte (ahora Frente Nacional Unido) no dudarían en desencadenar otra guerra civil contra los talibanes, y si fuera necesario, contra el gobierno Karzai, con el cual ya han tropezado al haberse visto alejados de todos los puestos de poder que les asignaron en 2002.

Un rumor que circula en Afganistán desde hace tiempo y que ha confirmado a Peace Reporter Akbar Jan, responsable afgano de la ong Emergency en Panjsheer y profundo conocedor de asuntos políticos afganos. «Mohamed Fahim, comandante de los muyahidín tayikos, ha dicho públicamente al presidente Karzai que el día en que los talibanes vuelvan a mandar de verdad, él dará orden a los miles de combatientes que lo siguen de volver a empuñar las armas contra los talibanes. Si termina la guerra entre los talibanes y Kabul, empezará otra entre los talibanes y los muyahidín».

En Afganistán la paz parece destinada a no ser más que un espejismo.

Gorka Larrabeiti es miembro de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a sus autores y la fuente.

Fuente: http://www.peacereporter.net/dettaglio_articolo.php?idc=0&idart=8749