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Perú

“Sabíamos trabajar la tierra, pero no administrar su producción”

Fuentes: Rebelión

En una reciente visita a la que fuera la Cooperativa Agraria de producción Huando, pregunté a la persona que nos ofertaba pecanas, por qué lo que antaño fue la reconocida hacienda Huando por su naranjas, hoy no hay naranjas, y la casona, centro turístico, está deteriorada.

La repuesta es el título que encabeza este artículo. En síntesis, los trabajadores, campesinos, obreros luego cooperativistas, sabían arar, sembrar, regar, cosechar la tierra, vender una jaba, dos jabas de naranjas, mandarinas, pero no toneladas en mercados que nunca conocieron, menos negociar con mayoristas y exportadores, y ni qué hablar el  tratar y negociar con los bancos. Es decir, hacer empresa.

Las 1500 hectáreas de la cooperativa Huando terminaron repartidas  entre el banco y los que optaron por la parcelación cuando  quebró la cooperativa.

 Pero el hecho consumado es que la  zona agrícola esplendorosa dio paso a la expansión urbana. Y el banco y su urbanizadora lo promuvieron y promueven. Traigo a colación este hecho a puertas de iniciarse   la II Reforma Agraria que -contraria a la primera reforma- “no busca expropiar” sino “incluir a productores, principalmente de la agricultura familiar”, “industrialización del agro y llevar tecnología”  de acuerdo a lo expuesto por el ministro Víctor Mayta en el Congreso de la República.

Son dos las leyes las que refrendan los lineamientos de  este nuevo proceso agrario. 1) La LEY DE PERFECCIONAMIENTO DE LA ASOCIATIVIDAD DE LOS PRODUCTORES AGRARIOS EN COOPERATIVAS AGRARIAS – Ley N 31335, cuyo objeto es “brindar servicios relacionados con la actividad agrícola y/o forestal y/o ganadera… el abastecimiento de productos y servicios, comercialización, procesamiento, transformación, servicios productivos y postproductivos en general, servicios de valor agregado, financiamiento y asesoría técnica…”.  Y 2) la  LEY QUE PROMUEVE LA INDUSTRIALIZACIÓN DEL AGRO- LEY Nº 31339, para “promover la industrialización del agro con la finalidad de generar nuevos motores de crecimiento económico que lleven a la diversificación y la sofisticación económica, la reducción de la dependencia de los precios de materias primas, la mejora de la productividad, el aumento del empleo formal y de calidad, y un crecimiento económico sostenible de largo plazo”.

Entre la primera reforma agraria y la segunda median 52 años. En ese lapso se ha desmantelado a la primera, produciéndose la reconcentración de miles de hectáreas en manos de nuevos y pocos propietarios. Y el cooperativismo no escapó de la corrupción y mala gestión. Resucitarlo es como ir contra la corriente. Lo que sí se percibe es que la segunda reforma es lo que le faltó a la primera, el enfoque empresarial.

Todo proceso agrícola es la conjugación de factores: propiedad de la tierra, calidad de la misma, abastecimiento de agua, riego, productos a sembrarse, comercialización y mercado de destino y por supuesto la calidad sanitaria como el financiamiento de la campaña entre otros. De todos estos, tres concitan atención en relación a los proyectos de Irrigación Olmos y en el Proyecto Especial de Irrigación e Hidroenergético del Alto Piura-PEIHAP: propiedad de la tierra, el abastecimiento del agua y las técnicas de riego.

En Olmos, el Estado financió el primer componente, la presa y el túnel de trasvase. Según el expediente técnico, la presa debía ser de 85 metros de altura pero solo tiene 43 metros para almacenar 33 hectómetros de las aguas de los ríos Marañon, Tabaconas, Manchara y del Huancabamba. Pero lo real es que el río Huancabamba es el único que abastece la presa.

En lo que respecta a las tierras, éstas en su casi absoluta mayoría pertenecen a unos pocos propietarios de miles de hectáreas, quienes con gran capacidad de financiamiento han implementado el riego tecnificado en terrenos nivelados. Eso sí, han obviado un pequeño detalle: al Fenómeno del Niño (FEN), que periódicamente se hace presente en el norte del país. Al no haberse realizado obras de drenaje, los sembríos sufrirán las inclementes lluvias con el consiguiente riesgo que las millonarias inversiones escurran hacia el cauce más próximo, por ende, al mar.  Recordemos que los Moches padecieron este fenómeno: “El Niño afecta a esta zona con regularidad, pero por entonces fue inusualmente fuerte y prolongado: intensas e interminables lluvias asolaron la región durante treinta años”. (1)

En lo que respecta al Proyecto Especial de Irrigación e Hidroenergético del Alto Piura-PEIHAP, no obstante que sería uno de los más rentables de la costa peruana, está paralizado y por años no pasamos de horadar los primeros 2.5 kilómetros. El área estimada a beneficiar se calcula en 50 mil hectáreas, las que pueden triplicarse si el riego es tecnificado. La propiedad de 31 mil hectáreas es de medianos y pequeños agricultores. Las restantes 19 mil hectáreas serían para ampliación agrícola. Queda por saberse si tal como en Olmos, terminen en unos pocos propietarios.

Al ser Piura cabecera de cuenca, las aguas del Huancabamba se almacenarían en la presa Tronera Sur en un volumen de 40 hectómetros, para ser trasvasas al Alto Piura, lo que ocasionaría un conflicto con Olmos en época de estiaje. Para evitar el conflicto la solución es hacer realidad el  trasvase de las aguas que se vierten al Marañón de los rio Tabaconas y Manchara al Huancabamba, garantizando así la reserva hídrica para ambas irrigaciones. Y porque no decirlo, para seguir ampliando la frontera agrícola. Piura región geográficamente tiene la más amplia planicie entre el mar y los andes en el Pacifico sur de toda Sudamérica. Con agua, reverdecería tal como acontece después de cada Niño.

 El PEIHAP tiene como la joya de la corona, la generación de energía eléctrica en las dos centrales proyectadas. Con una caída de 1200 metros, se generarían 300 MW hora, suficientes para iluminar y atraer industrias a toda la región norte y venderla mediante la red nacional.  

Piura ha vivido recurrentemente y vivirá cada vez más, el fenómeno del Niño. No tienen que contarnos “las travesuras” fatales que ocasiona.  Nuestros cultivos contaban ya con drenes y los proyectados por el PEIHAP, debe considerarlos para su habilitación. El potencial agrícola de la región Piura es inimaginable. Solo haciendo realidad el PEIHAP en el marco de la II Reforma Agrícola se evidenciará. Pero preguntémonos ¿por qué llevamos años sin lograrlo?

Nota:

(1) El dramático final de la civilización mochica (nationalgeographic.com.es)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.