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Sarkozy: «El incidente irlandés no debe convertirse en una crisis»

Fuentes: Gara

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, insistió ayer en que la voluntad de la ciudadanía irlandesa contraria al Tratado de Lisboa no debe convertirse en una crisis. Por ello, instó a seguir el proceso de ratificación del tratado exclusivamente en los parlamentos del resto de miembros de la UE. El Estado francés asumirá la Presidencia de turno de la UE el 1 de julio y tendrá que gestionar el rechazo irlandés.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, insistió ayer en que «es necesario continuar con el proceso de ratificación» del Tratado de Lisboa, «para que el incidente irlandés [la derrota en las urnas del proyecto] no se convierta en una crisis». Asimismo, llamó a hacer una reflexión profunda sobre la UE y a «actuar de manera diferente» en el futuro.

Sarkozy realizó estas declaraciones durante una rueda de prensa conjunta en París con el presidente de Estados Unidos, George Bush, en la que destacó que el rechazo irlandés al Tratado de Lisboa supone «una dificultad añadida, pero no es una casualidad».

«El `no’ irlandés es una realidad política, ya que el pueblo irlandés se ha pronunciado y esto es algo que debemos aceptar», añadió Sarkozy quince días antes de que el Estado francés asuma la Presidencia de turno de la Unión Europea, por lo que le corresponderá gestionar el modo en el que se hará frente a la votación de Irlanda.

«Pensamos, al igual que Merkel, que es preciso continuar con el proceso de ratificación», reiteró Sarkozy, insistiendo en lo manifestado por el documento conjunto que París y Berlín hicieron público el viernes.

«Puesto que hoy en día 18 estados europeos lo han ratificado, es preciso que los demás sigan ratificándolo. Esta es la intención del primer ministro británico, Gordon Brown, con el que hablé por teléfono ayer [el viernes], de manera que el incidente irlandés no se ha convertido en una crisis», reiteró.

Los ciudadanos irlandeses han sido los únicos de los 27 estados miembro de la UE que han tenido la oportunidad de expresar su opinión sobre el Tratado de Lisboa, ya que el resto ha optado por la ratificación vía parlamentaria.

En este sentido, destacan las palabras del presidente portugués, Aníbal Cavaco Silva, que ayer se encontraba visitando la Expo de Zaragoza, donde declaró que «los tratados internacionales no deben ser sometidos en ningún caso a referendos nacionales, puesto que los ciudadanos los utilizan, en muchos casos, para castigar a sus gobiernos por políticas internas».

El secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet, avanzó que «no hay otra solución para salvar el Tratado de Lisboa que una nueva votación en Irlanda, pero después de una adaptación del texto para ese país».

Jouyet abogó por repetir la fórmula tras el rechazo irlandés al Tratado de Niza en 2001. Mientras, el resto de estados continuarán con la ratificación parlamentaria.

Ségolène Royal (PS) aprovechó el referéndum irlandés para criticar a Sarkozy, señalando que «ha perdido credibilidad como defensor del relanzamiento de la Unión Europea».

Brian Cowen se enfrenta a su primera crisis

El primer ministro irlandés, Brian Cowen, es el principal responsable de la derrota en las urnas del Tratado de Lisboa, destacaba ayer la prensa de ese país.

«Sólo un mes después de llegar al cargo de taoiseach [primer ministro], Cowen ha fracasado en su primer test», remarcó «The Irish Independent» debajo del titular «La pesadilla de Cowen».

Cowen accedió al cargo el 7 de mayo para sustituir a Bertie Ahern, sumido en un proceso judicial por presunta corrupción.

«Golpe en toda la cara», titulaba «The Irish Daily Star». «Cowen recibe una paliza. No tendrá periodo de gracia», añadió el tabloide, que consideró que «Cowen y compañía lo tienen merecido.

«La credibilidad del primer ministro está en horas bajas», estimó «The Irish Examiner». «Ha fracasado en su primer test como primer ministro», agregó, antes de recordar que «Cowen dijo que lograr un triunfo del `sí’ era su prioridad».

Para «The Irish Examiner,» sin embargo, este fracaso no tendrá coste alguno para Cowen, ya que, según incidió, «la oposición no pedirá cabezas, puesto que también defendía el Tratado». Sinn Féin fue la única formación parlamentaria que pidió votar por el «no».