Los griegos se movilizaron ayer de nuevo en la segunda jornada de huelga general convocada por los principales sindicatos en todo el país contra las drásticas medidas de austeridad que los legisladores tienen previsto votar hoy domingo. Por segundo día consecutivo miles de personas se manifestaron por las calles en numerosas ciudades de Grecia, al […]
Los griegos se movilizaron ayer de nuevo en la segunda jornada de huelga general convocada por los principales sindicatos en todo el país contra las drásticas medidas de austeridad que los legisladores tienen previsto votar hoy domingo.
Por segundo día consecutivo miles de personas se manifestaron por las calles en numerosas ciudades de Grecia, al llamado de las organizaciones sindicales GSEE, ADEDY y PAME, con mensajes contra el nuevo paquete de recortes preparado por el gobierno y las presiones de la troika.
En la capital, los manifestantes llegaron durante la mañana hasta el Parlamento donde estuvieron concentrados durante horas, en medio de un despliegue policial de más de 6 mil agentes que se encargaron de controlar en todo momento la movilización.
Mientras tanto un grupo de militantes del Partido Comunista desplegó dos enormes pancartas, una en griego y otra en inglés, desde lo alto de la Acrópolis ateniense donde se podía leer «Abajo la dictadura de los monopolios de la Unión Europea».
La víspera el mayor sindicato policial emitió una orden de arresto simbólica contra los miembros de la delegación de la troika, integrada por la Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional, por subvertir la democracia y se negó a «luchar contra nuestros hermanos».
Pero la convocatoria que se prevé más multitudinaria tendrá lugar hoy por la tarde frente a las puertas del Parlamento, cuando los diputados se apresten a votar el polémico programa de ajuste que permita al país recibir el crédito por 130 mil millones de euros de los acreedores internacionales.
El Consejo de Ministros aprobó en la noche del viernes el proyecto, después de que seis miembros del gabinete renunciaran a sus puestos como muestra de desacuerdo con las medidas.
El Primer Ministro, Lukas Papademos, aseguró que no aceptar los duros términos del rescate financiero era condenar a la nación al desastre, «no podemos permitir que Grecia vaya a la quiebra» aseguró en unas declaraciones televisadas.
Las apuestas se centran ahora en saber si el número de diputados disidentes de las formaciones que integran el gobierno de coalición impedirán alcanzar la mayoría parlamentaria después de que 35 legisladores del partido socialista PASOK manifestaran su oposición a la ley.
El proyecto de ley incluye el despido de 15 mil trabajadores públicos, una rebaja del 22 por ciento en el salario mínimo y drásticos recortes presupuestarios, sobre todo en materia sanitaria, por valor de 3 mil 300 millones de euros.