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El Salvador

Si Nicaragua venció…

Fuentes: Rebelión

Durante el periodo de la lucha contra la dictadura, la izquierda salvadoreña usaba la consigna «Si Nicaragua venció, El Salvador vencerá». Los sandinistas habían logrado derrocar en 1979 a una antigua dictadura latinoamericana apoyada por Washington, la de la familia Somoza. A poco más de un año de conformado, el Frente Farabundo Martí para la […]

Durante el periodo de la lucha contra la dictadura, la izquierda salvadoreña usaba la consigna «Si Nicaragua venció, El Salvador vencerá». Los sandinistas habían logrado derrocar en 1979 a una antigua dictadura latinoamericana apoyada por Washington, la de la familia Somoza.

A poco más de un año de conformado, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador, lanzó la «Ofensiva Final» contra una Junta golpista que prestaba la cara amistosa de la democracia cristiana y una «nueva» Fuerza Armada que en un poco más de un año había continuado con las masacres. Sumado a ellas, se implementó la modalidad del accionar de los escuadrones de la muerte con misiones de asesinatos selectivos, entre ellos el de Óscar Romero, símbolo de la dignidad y principal defensor del derecho a la vida.

Ahora es historia. La Ofensiva Final, con más combatientes que armas, con más sed de justicia que experiencia militar, fue incapaz de repetir la experiencia nicaragüense. Luego de organizar una de las guerrillas más destacadas de América Latina, se firmaron los Acuerdos de Paz en 1992. Pero además, el triunfo de los sandinistas traería una contraofensiva financiada por el escándalo Irán-Contras, cuyas armas, por lo menos algunas de ellas, eran enviadas en los años 80 desde el aeropuerto de Ilopango, en la capital salvadoreña, San Salvador.

La reelección de Ortega en Nicaragua

Luego de la arrolladora victoria electoral del FSLN y sus aliados este domingo, la vieja consigna de que ahora es el turno del pueblo salvadoreño, es tentadora, de nuevo para algunos sectores de izquierda. Sin embargo, la geopolítica del siglo XXI no es la de los años 80. Los gobiernos de Europa tienen ahora una visión diferente. Inmersos en su crisis financiera, la rebeldía de los indignados y su intervención en varios países petroleros, no tienen espacios para cambios en otras áreas del mundo. Nicaragua es ahora vista con recelo por su cercanía a la visión regional que construyen algunos países sudamericanos.

Este desplazamiento de bloques convierte a países débiles de la región centroamericana, como naciones en disputa. Honduras, recientemente, fue castigada con un golpe de estado, aunque el derrocado Presidente Manuel Zelaya está de regreso en su país, es líder de la resistencia y probablemente se postulará de nuevo a la presidencia de la república. Sudamérica jugó un papel fundamental en el regreso de Zelaya.

Nicaragua está convirtiéndose en líder de la región por su crecimiento económico aunque aun limitado, desarrollo en los campos de la salud y educación, además de su bajo nivel de violencia, contrario a la delincuencia endémica que carcome a los pueblos de Guatemala, Honduras, El Salvador y México.

Si bien el FMLN ganó las elecciones presidenciales en 2009 en El Salvador, colocó en la silla presidencial a un popular entrevistador de televisión, Mauricio Funes, que carecía de experiencia política y militancia partidaria, de la que se ha desligado en nombre del azul y blanco de la bandera salvadoreña.

El Frente, con esa estrategia, finalmente desbancó al partido derechista ARENA, después de 20 años en el poder.

La derecha había gobernado desde 1989. Acuñó a El Salvador como el país más violento del mundo, dejó impunes conocidos actos de corrupción y dejó al Estado con poco margen financiero para impulsar cambios que fueran perceptibles en las familias pobres, situación que afecta a cerca de la mitad de la población y a la decreciente pequeña clase media.

Elecciones en el 2012 y en el 2014

La presidencia de Funes recién firmó con Washington un convenio con la presunción de que a través de este podrá combatirse eficazmente la violencia y propiciar un mayor desarrollo económico, que pinta negativo para este año. Una semana después renunciaría el Ministro de Seguridad, Manuel Melgar, ex guerrillero, reputado por incorruptible, pero estigmatizado en Washington por su papel en la insurgencia. Una de la bandera electoral será entonces el tema de la violencia, tal como lo fue en los comicios de Guatemala, también el domingo.

En marzo se realizarán las elecciones para diputados y alcaldes. La estrategia derechista del miedo (Chávez, Ortega y Cuba), utilizada en las últimas elecciones no dio los resultados esperados. Ahora, se centra en los altos niveles de violencia, que han afectado a El Salvador por décadas.

El otro eje de ataque contra la izquierda, es la sustitución del tradicional voto por los partidos por el emitido a favor de individuos, precisamente ahora que la bandera del Frente es mayoritaria. El intento tiende al fracaso, pese a que la Corte Suprema de Justicia violó un artículo de la Constitución de la República en la que reconoce a los partidos políticos como «los únicos» que pueden representar al pueblo dentro del gobierno.

Esta vez, la derecha va dividida. Disidentes de ARENA han formado un nuevo partido, GANA, vinculado al ex Presidente arenero Antonio Saca y que ha mostrado contar con cuantiosos recursos económicos.

Los medios comerciales, los de mayores audiencias, mantienen su conducta tradicional de difusión de las posiciones de las grandes gremiales empresariales y de hipercrítica a la izquierda. El país sigue teniendo una sola frecuencia de radio comunitaria, con periodistas amenazados por su crítica a una minera canadiense.

Las elecciones presidenciales de 2014, seguramente llevarán al frente a un nuevo escenario. El o la candidata presidencial del Frente deberá salir de sus filas. Su programa de trabajo será simple, como en Nicaragua. Resolver la precariedad de la educación, salud, empleo, seguridad ciudadana y llevar el crecimiento económico a los de abajo, no los personajes que salen en la fotos.

«Vencer» ahora no se traduce en acciones militares y tampoco en elecciones. Vencer ahora, es lograr la reducción de la pobreza inhumana que lleva ya más de 200 años.

Es obvio que Nicaragua, El Salvador y Honduras pasan por coyunturas diferentes. Pero sería imperdonable dejar de comenzar a pensar en una estrategia regional, con raíces históricas que vienen desde la independencia de España.

Felipe V. Ortizes miembro del Sindicato de Periodistas y Similares de El Salvador (SINPESS)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.