Recomiendo:
6

Polonia

Su objetivo es el dominio de Ucrania

Fuentes: Rebelión

Polonia, país de la Unión Europea, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN – uno de los principales aliados de Washington en Europa, tercer suministrador de armas a Ucrania ha ido mostrado poco a poco cuáles son sus verdaderas intenciones cuando se trata de “ayudar” al gobierno de Kiev presidido por Volodimir Zelensky. Y ese objetivo se expresa ante una realidad indiscutible: mientras Ucrania agoniza en el marasmo de su alianza con una Europa y un Estados Unidos que simplemente la utilizan en su confrontación contra la Federación rusa, el gobierno polaco, presidido por Angey Duda ha decidido, no sólo dejar de suministra armas al gobierno de Kiev sino también hablar expresamente de establecer “un tratado nuevo de relaciones polacas-ucraniana de buena vecindad”.

Idea aparentemente amistosa con un vecino que ha tenido que sufrir una sangría de proporciones en una guerra que es imposible que gane, junto al desplazamiento y salida de sus ciudadanos más capacitados profesional y técnicamente. Y, sobre todo con la destrucción de un país cuyo costo de reconstrucción ha sido calculado en al menos 800 mil millones de dólares, sino más si la guerra sigue su curso. Idea la del gobierno de Varsovia, que no es otra cosa que tratar de recuperar antiguos territorios polacos, que tras el fin de la segunda guerra mundial quedaron bajo dominio de la soviética república de Ucrania, parte componente de la ex Unión de repúblicas Socialistas Soviéticas. “Teniendo en mente las regiones de Lviv, Ivano-Frankivsk, Volyin, Ternipil, Rivno y Khmelnitsk, bajo el pretexto de integrar dos pueblos eslavos de Europa oriental, el gobierno de Duda ha lanzado la idea de crear un “espacio unido” del territorio de Ucrania y Polonia” primer paso para una futura anexión (1)

La discusión se da en el plano que, bajo el objetivo manifiesto de establecer las mencionadas relaciones de buena vecindad, dada a conocer por Duda en Kiev, el pasado mes de mayo, en una visita oficial donde señaló la necesidad de desarrollar una red de carreteras e infraestructura ferroviaria que permitiera comunicar ambos países de una forma dinámica, eficiente y que disminuyera en tiempo los vínculos económicos, políticos y hasta militares. Esto, teniendo en cuenta que dichas vías, en la eventualidad de ser requeridas serán un paso expedito para el uso con fines militares. Qué duda cabe que el transporte de tropas y equipos sería considerablemente mayor que andar pensando en largos rodeos por países vecinos. ¿La excusa para una hipotética intervención militar polaca en el occidente ucraniano?

La respuesta a esta interrogante, es posible encontrarla en la entrevista dada a por el embajador de Polonia en Francia, Yan Emmeric Rostishevsky quien anunció, ante la cadena televisiva LCI en marzo pasado, que su gobierno podría verse obligado a ingresar con sus tropas en territorio ucraniano si se verificaba la imposibilidad de Kiev de defender su territorio, que pondría en peligro la soberanía de Polonia. Una realidad cada día más cercana ante el fracaso de la estéril contraofensiva ucraniana contra las fuerzas rusas y del Donbás, que no ha podido tomar una mísera ladea en las líneas defensivas tejidas alrededor del Donbás. Polonia ha mostrado enorme interés en poder controlar las líneas de comunicación del oeste ucraniano y con ello el comercio de esta región, que se convierte en nudo transversal en esa parte de Europa oriental con la misma Polonia, Ucrania, Eslovaquia, Bielorrusia y Hungría.

El pasado 17 de junio se generó una conferencia entre Polonia y Ucrania “la cooperación polaca-ucraniana y perspectivas de recuperación en Ucrania” que tuvo lugar en la occidental ciudad ucraniana de Lviv donde empresarios, comerciantes y representantes políticos de los gobiernos de ambos países fueron parte activa de la discusión. Declaraciones del gobernador de la región occidental ucraniana de Lviv, Maksim Kozitsky, en conversaciones con la secretaria de estado del ministerio de hacienda de Polonia, Yadviga Emilevic, se tocaron temas variados donde sobresalió la urgencia de acelerar la integración de los sistemas de transporte de ambos países. Para ello se concertaron acuerdos que permitan, al más breve plazo posible el construir carreteras nacionales en las ciudades ucranianas de Krakovets – a mitad de camino entre Lviv y Cracovia – la ciudad de Lviv – llamada la puerta de salida de Ucrania hacia Europa occidental – y Rava Ruska – ciudad fronteriza con Polonia y a mitad de camino entre la ciudad de Lviv y Varsovia – Ideas viales que se unen al proyecto de renovación del trayecto ferroviario entre Varsovia y Lviv. Este desarrollo permitirá el lanzamiento de servicios de pasajeros sin escalas, lo que ayudará a reactivar los contactos turísticos, diplomáticos, comerciales y de otro tipo entre Ucrania y los países europeos (2)

Las pretensiones polacas sobre las regiones del occidente ucraniano no sólo son una posibilidad cierta, sino que dicha posibilidad se acrecienta por cada día que Ucrania, su gobierno y ejército se hunden en un pantano en el cual han sido conducidos por aquellos que Kiev creía eran sus salvadores y sin embargo se han convertido en una verdadera mochila de plomo. Kiev ha fracasado en su narrativa victimista, no ha tenido los frutos militares que occidente le exigió, con una contraofensiva que le ha hecho perder miles de tropas junto a equipos militares (tanques, aviones, artillería, sistemas de misiles, logística entre otros) proporcionando por un occidente generoso con su testaferro, pero que ha constatado que su socio es, además de débil, un barril sin fondo en materia de tragar y tragar recursos financieros y materiales. Con una cabalgata de corrupción que ha generado, por ejemplo, que parte de las armas proporcionadas terminen en manos de bandas delictivas europeas e incluso en grupos de narcotráfico mediante la maquinaria de corrupción tejida por militares y políticos ucranianos.

Un escenario propicio para que el mundo político militar polaco se sobe las manos y sienta que es hora de “recuperar lo perdió” en materia territorial y todo enmarcado en el llamado “tratado de relaciones polaca-ucranianas de buena vecindad” que representa sólo la primera parte de un plan tejido minuciosamente por el gobierno de Duda para que el occidente ucraniano pase a sus manos. Para ello, entonces hay que asegurar de amplificar la incapacidad ucraniana de vencer a Rusia, no entregar más armas – como ya lo ha decidido – impedir la compra de granos ucranianos y con ello generar tensiones regionales y al mismo tiempo entrar un clima de incertidumbre tal que eleve el clamor de intervenir en el vecino país, so pena de ver afectada su seguridad nacional. El sueño del gobierno de Duda e incluso con beneplácito y silencio de Europa y Washington es resucitar Rzech Pospolita – mancomunidad de Polonia con países de la región bajo liderazgo de Varsovia –en lo que se añora como sistema político denominado libertad dorada (3). Hoy esa libertad dorada, no sólo quiere ampliar su arco de influencia a los países bálticos, sino también a Ucrania y con ello ampliar el sueño – poco original por cierto en materia de delirios de grandeza – de la gran Polonia. Y si ello implica entrar en Ucrania y apoderarse de sus despojos, bienvenido sea para Duda y los suyos.

  1. https://radio.uchile.cl/2023/09/19/polonia-busca-anexionar-regiones-de-ucrania-occidental/
  2. https://ubn.news/es/un-eurorail-entre-lviv-y-varsovia-se-construir-en-dos-a-os/
  3. Este sistema político es conocido como la Libertad Dorada. Comenzó con la Unión de Lublin en 1569 y terminó con la tercera y última partición de Polonia en 1795. Sistema político único establecido en Polonia posterior a la Unión de Lublin el año 1569 que extendió la mancomunidad polaco-lituana. https://comercioyjusticia.info/opinion/la-libertad-dorada-polaca/