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¿Tercer crimen de lesa humanidad? Represión de las y los migrantes frente a la pandemia

Fuentes: Mediapart

En lugar del refugio requerido por las circunstancias, las medidas de contención impuestas por la pandemia de Covid 19 son un nuevo pretexto no solo para cerrar las fronteras de la UE a las y los exiliados, sino también para encerrarlos, en la propia Europa, en campamentos tan insalubres como favorables al desarrollo de la epidemia. ¿Vamos aquí hacia un tercer crimen de lesa humanidad? [tras la cancelación de la operación Mare Nostrum y la colaboración con las milicias libias; nde]

Revueltas y represión policial en los centros de detención administrativa de Mesnil-Amelot y Vincennes, confinamiento de refugiadas y refugiados en campamentos en Grecia, en particular en el abarrotado hotspot de Moria en la isla de Lesbos, nuevo rechazo hacia Turquía de personas exiliadas que intentan encontrar refugio en la UE, cierre de los puertos italianos y malteses al único barco de rescate que todavía está activo en el Mediterráneo central, mientras se multiplica el número de hundimientos de las barcas que llevan a personas inmigrantes que intentan llegar a Europa. En los Centros de retención administrativa (CRA) de Francia, en la frontera greco-turca, entre Libia e Italia, los exiliados y exiliadas son, de hecho, las primeras víctimas de las medidas de contención requeridas por la pandemia y que no están en condiciones respetar. Confinamiento, represión, rechazo, muerte, ¿se está preparando la UE para cometer un tercer crimen de lesa humanidad contra las y los migrantes?

Hagamos memoria. En octubre de 2013, dos barcos que transportaban a mil exiliados, hombres, mujeres y niños, naufragaron frente a las costas de la isla de Lampedusa, entre Libia y Sicilia. A pesar de la intervención de la guardia costera italiana, la mayoría perdieron la vida. El gobierno italiano respondió a esta tragedia lanzando la operación Mare Nostrum: en menos de un año, más de 100.000 personas en peligro en el Mediterráneo fueron rescatadas, acogidas en Italia y tratadas como solicitantes de asilo.

Sabemos lo que sucedió al cancelar esta hospitalidad humanitaria, por desgracia, transitoria . Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM vinculada a la ONU), solo durante el año 2019, 1283 personas exiliadas murieron tratando de cruzar el Mediterráneo. Y también según la OIM, desde principios de 2014, han muerto exactamente 19.164 exiliadas y exiliados en su intento marítimo de llegar a algún país de la Unión Europea. Esto se debe a que en el verano de 2014,el gobierno italiano se vio obligado a abandonar la operación de rescate y acogida de personas en el exilio. Mare Nostrum fue reemplazada por Frontex Plus, un programa de control de la frontera sur impuesto y administrado por la Unión Europea.

El cierre represivo de las fronteras de la UE a las personas migrantes tomó las múltiples formas que conocemos: construcción de muros fortificados y empalizadas en las fronteras este y oeste de la UE, control electrónico y policial de las travesías marítimos desde Libia y Turquía, operaciones a gran escala para externalizar las fronteras de la UE, como el acuerdo del 18 de marzo de 2016 con Turquía, que acordó retener en su territorio a más de tres millones de personas refugiadas, en su mayoría sirias, o los repetidos acuerdos con los guardacostas libios, cuyas aguas territoriales se han extendido, para reprimir a los exiliados y exiliadas. En las mismas fronteras de Europa, hemos sido testigos de la instalación de centros de clasificación discriminatorios que son puntos críticos, hotspots; en Grecia se han convertido en grandes campos de detención de refugiados y refugiadas que los demás países de la UE se niegan a aceptar. A los muros externos se agregaron las barreras erizadas de alambre de espino erigidas por Hungría, Croacia, Eslovenia, etc.

¿Y qué decir de los obstáculos legales al trabajo de las ONG activas en el rescate en el Mediterráneo? En Francia mismo podemos mencionar tanto la caza de migrantes organizada en la frontera franco-italiana (en Ventimiglia, en el valle de Roya o en los pasos montañosos alrededor de Briançon), como la represión constante de los exiliados y exiliadas que intentan viajar a Gran Bretaña y que son las víctimas en Calais; y eso sin tener en cuenta las evacuaciones regulares que sufren las y los migrantes que intentan sobrevivir en condiciones de promiscuidad e higiene inaceptable a lo largo de los canales del noreste de París. Quienes intentan ayudarles, en el estado de extrema precariedad al que les reducen el acoso y la represión, caen bajo el golpe del crimen de solidaridad.

Volviendo al Mediterráneo central y a finales de 2013, resulta que desde el final de la operación Mare Nostrum, la estrecha cooperación de la UE con un consorcio de milicias libias ha provocado, en los nuevos naufragios conocidos, la muerte de al menos 14.000 personas; a esto se suma la probable desaparición de varias decenas de miles de otros exiliados y exiliadas. Además, esta colaboración se ha traducido en la interceptación y el traslado forzado a Libia de casi 50.000 personas migrantes forzadas a huir de guerras, represión y miseria en campos de internamiento donde la tortura sistemática, la violación, la esclavitud, las ejecuciones, el crimen organizado, el trabajo forzado y la trata de personas son comunes.

Esta doble problemática ha determinado la larga investigación de tres años que ha llevado a Omer Shatz, especialista en derecho de las personas refugiadas en el Instituto de Estudios Políticos de París, y Juan Branco, antiguo asistente del Fiscal del Tribunal Penal Internacional, a someter en junio pasado a ese mismo Tribunal una comunicación argumentada de 250 páginas: en ella se acusa a las y los dirigentes de la Unión Europea de crímenes contra la humanidad 1/.

En efecto, el artículo 7 del Estatuto de Roma de la CPI (17.7.1998) también designa como crímenes contra la humanidad «otros actos inhumanos de carácter similar (es decir, asesinato, deportación, encarcelamiento, esclavitud, tortura, persecución, etc.) que causan intencionalmente un gran sufrimiento o daños graves a la integridad física o a la salud mental o física». Es una definición que encaja exactamente con el movimiento de la UE por tercera vez en su renovada política de confinamiento o de devolución de migrantes bajo coacción ante la amenaza de epidemia.

De todos modos, escuchemos para terminar la conclusión del discurso de Giusi Nicolini, el Alcalde de Lampedusa en 2013, en la Universidad de Ginebra, en la que fue invitado de honor en octubre pasado: «Es posible luchar contra esta inmensa emergencia humanitaria de una manera diferente, no solo llorando y olvidando, sino reconociendo a estas personas como sujetos de derecho, pisoteados en sus tierras, a lo largo de la ruta migratoria, en campamentos en Libia y hoy incluso en el mar. Solo así podemos dar respuestas políticas a la complejidad de un desafío que sabemos que es largo y difícil, agotador y exigente”.

Claude Calame es director de estudios en École des hautes études en sciences sociales (EHESS, Paris). Miembro del consejo científico de ATTAC, de la LDH, de Ensemble (Paris 11e), de SolidaritéS (Suiza), de SOS-Asile (Lausanne) et du SSP/VPOD

Notas:

1/ Al hacerlo, los dos abogados daban una forma jurídica desarrollada a la denuncia por crímenes contra la humanidad formulada por quien firma este artículo, como miembro de la LDH (Sección EHESS) y de ATTAC (área migraciones), ante el Tribunal Permanente de los Pueblos en la sesión “Violaciones de los derechos de las personas migrantes y refugiadas”, en parís en enero de de 2910. Ver https://www.lemonde.fr/idees/article/2015/04/08/denoncons-le-crime-contre-l-humanite-commis-contre-les-migrants_4611269_3232.html, tambien https://blogs.mediapart.fr/claude-calame/blog/080118/pres-de-40000-personnes-exilees-mortes-en-mediterranee-un-crime-contre-l-humanite y https://blogs.mediapart.fr/claude-calame/blog/120120/les-effets-de-la-politique-migratoire-de-lue-en-mediterranee-et-en-libye-des-crimes-contre-lhuman

Fuente: https://blogs.mediapart.fr/claude-calame/blog/230420/repression-de-migrants-confrontes-la-pandemie-un-troisieme-crime-contre-lhumanite

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur