Del FLN argelino al Vietcong, de Fidel y el Che llegando triunfales a las calles de La Habana a las rebeliones pacifistas de los jóvenes norteamericanos, de Patrice Lumumba a Ho Chi Minh, del rock al hippismo, todo contribuía para proyectar la imagen de un tiempo histórico excepcional, grávido de giros extraordinarios. Nunca se estuvo […]
Del FLN argelino al Vietcong, de Fidel y el Che llegando triunfales a las calles de La Habana a las rebeliones pacifistas de los jóvenes norteamericanos, de Patrice Lumumba a Ho Chi Minh, del rock al hippismo, todo contribuía para proyectar la imagen de un tiempo histórico excepcional, grávido de giros extraordinarios. Nunca se estuvo tan cerca de la realización de un sueño alucinado: la bancarrota del mundo burgués. Al menos eso es lo que creían esos millones de jóvenes que a lo largo y ancho del planeta se lanzaban al reclamo de revolución. Ricardo Forster.
Siempre me han enseñado que el camino del pueblo es el camino de Dios. Donde hay mujeres y hombres que sufren, es el mismo Cristo quien sufre. Y hoy el grito de dolor del pueblo guatemalteco nos exige, como sacerdotes, que estemos a su lado para orar y, también, para combatir. Cristo dijo una vez: «Si alguien quiere seguirme, que me siga; y donde éste, ahí estará el que me sirve. Para mí, Cristo está ahora en este campamento del Ejército Guerrillero de los Pobres. D. Mackenna.1
Introducción
En una carta dirigida a L. Kugelmann, refiriéndose a los comuneros de París, Marx indica que estaban «prestos a asaltar el cielo», expresando la admiración a los comuneros por la tarea que se plantearon y la magnitud de las fuerzas contra las que pelearon. De allí, creo, la famosa expresión de tomar el cielo por asalto, de la que no es casual la referencia a la idea cristiana de ganar el cielo. Solo que aquí, quien asalta el cielo, sabe que no se hace merecedor del mismo a través del buen comportamiento. La tarea es asediarlo y tomarlo por asalto.
En todo caso implica esfuerzo o, en términos más actuales, implica una construcción colectiva. El cielo y todo lo que representa en la tradición desde la que se está enunciando, puede llegar a ser un lugar humano. Porque hay un tiempo y un lugar de redención de la humanidad. Existe la posibilidad, tras la lucha, tras el asalto, de tomar el cielo. De habitar el cielo, que es la tierra sin injusticia, sin explotación y entonces, «…se puede decir que surge en el mundo…algo que todos hemos añorado en la infancia y en donde todavía nadie estuvo: la patria» (Gimbernat, J. en Fraijó, M. 2005: 605).
Guatemala, 13 de noviembre de 1960
El 13 de noviembre de 1960 se produce un alzamiento militar en contra del fraudulento gobierno del general Miguel Ydígoras Fuentes, el militar de turno de la dictadura guatemalteca. Junto con otras experiencias como las jornadas de protesta de marzo y abril del 62, la llamada guerrilla de Concuá (por el lugar donde se intentó implantar), este evento marca el inicio del movimiento guerrillero guatemalteco cuya primera organización toma precisamente el nombre de Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre (MR-13). Cabe decir que no resulta exento de paradoja, que parte del núcleo del movimiento revolucionario sea al inicio, precisamente, el que surge de esta asonada militar.2
No obstante, lo importante es que desde principios de la década de los sesenta, hasta mediados de la década de los noventa, distintas generaciones de hombres y mujeres, con mayor o menor grado de preparación y conciencia, con mayor o menor decisión y convicción de lucha, participaron en el intento de transformación revolucionaria de la sociedad guatemalteca a través de la vía guerrillera. A pesar de todos los errores y las fallas que se cometieron,3 esto significa un hecho extraordinario en la historia del país debido a que demuestra la voluntad y la creencia de muchos en que era posible la creación, a través de esa vía guerrillera, de un país distinto, mejor. Fue un esfuerzo sostenido por la construcción de una nación verdadera y real para todos los guatemaltecos y guatemaltecas, como tanta falta hace, incluso, ahora. Su objetivo apuntó a un mundo en que la pobreza, la exclusión, la dominación, la explotación y la injusticia, serían tan solo recuerdos del pasado y no, como siguen siendo, elementos sustantivos de la realidad nacional. Muchos dirán que partieron de ideas equivocadas, otros que los métodos utilizados fueron equivocados. Es posible.
Gramática de la revolución
a) Rechazo a la situación de injusticia
b) Creencia en el cambio revolucionario
A. Camus señala en su libro El hombre rebelde que, con la creencia en la sociedad sin clases de Marx o del advenimiento del superhombre en Nietzsche, la vocación de cambiar las cosas adquirió el carácter de una urgencia. La posible transformación ya no se dejó en el campo del más allá, sino en el del aquí y del ahora (más allá de las valoraciones que Camus realiza respecto a esta posibilidad).
c) Ruptura con la vida previa y voluntad de sacrificio
«dispuesto a recibirla siempre y cuando fuera para cubrir los costos de movilización para ir a atender a la gente de las comunidades que siempre andan preguntando que cómo va la organización» (Bravo, M. 2008: 71).
d) Construcción de un espacio totalizante de la experiencia
«Desde los complejos dispositivos teóricos hasta las formas más elementales de la cotidianidad fueron marcadas por la gramática de una militancia capaz de entrelazar lo público y lo privado o, en muchos casos, capaz de doblegar lo privado en función de la relevancia absoluta del espacio eclesial o comunitario. Una forma de vida que involucraba las ideas y la existencia familiar, los estudios y el trabajo, la elección de pareja y las amistades hasta consolidar una verdadera máquina de construcción de subjetividad que se definía desde y a partir de la organización a la que se pertenecía». Forster, R. en Lorenzano, S. & Buchenhorst, R, eds. 2007: 84-5).11
e) Solidaridad
Por eso mismo, por esa combinación de empobrecimiento y violencia sufrida, se suma a la guerrilla como opción por darle carácter propio a su vida. Allí se constituye como sujeto: combatiente por un ideal, alegre, participante activo de las tareas en los campamentos. No obstante, se entera de que su único hermano sobreviviente muere en combate.
«…Vino alguien, no sé quién, y le dijo a Chiyo:
– Pajarillo murió. Ayer cayó en combate.
Para el cipote12 fue demoledor. No comió esa tarde, no habló con nadie, se desveló toda la noche. Nosotros, que nunca lo habíamos visto triste, porque él era quien nos alegraba en el campamento, no sabíamos qué hacer. ¿Qué podés decir en un caso así, «mi más sentido pésame»? Yo estaba escribiendo un volado para la radio y lo miraba a unos metros, sentado en un troncón, solo, cabizabajo, haciendo dibujitos en la tierra. En eso, se acercó Martín, otro cipote combatiente, un poco mayor que Chiyo, y que se le quedó mirando un rato. Luego, con una ternura que yo jamás había escuchado le dijo:
– No te ahuevés13, Chiyo. Yo también soy tu hermano.
Chiyo levantó la cara. Y se sonrió». (Vigil, M.)
Subjetividades resistentes
Las subjetividades resistentes, una de cuyas expresiones más radicales sería lo que en aquellos lejanos tiempos se expresaría con la idea de una moral revolucionaria, no es algo lineal. D. Feierstein plantea que son resultado de la encarnación de distintos procesos sociales en el sujeto, que no es un sujeto transparente, sino atravesado de contradicciones, pero que, y esto es lo importante, ofrece lucha y resistencia frente a las contradicciones que siente como negaciones de él y de sus relaciones (incluso de colectivos mucho más amplios).
La subjetividad resistente, que se encuentra en diversos testimonios de quienes han escrito su experiencia, puede articularse en torno a las ideas de revolución y cambio social. No solo como ideas que expresan una racionalidad instrumental, sino un complejo conceptual y afectivo de enorme valor en el sujeto que lo encarna.
Esto fue lo que sirvió de marco para la realización de una experiencia de lucha continua, contradictoria, desesperada y, en sus mejores momentos, emancipatoria, de los hombres y mujeres guatemaltecos que se aprestaron a asaltar el cielo.
BIBLIOGRAFIA
Bravo, M. (2008) «Carranza y un amanecer de auroras y esperanzas» en Revista de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Julio/Septiembre No. 9.
Camus, A. El hombre rebelde/ El mito de Sísifo. Ensayo sobre el absurdo (1959). Trad. Luis Echávarri. Buenos Aires. Editorial Losada, S.A. (1953).
Colom, Y. (2000). Mujeres en la alborada. Guatemala, Editorial Artemis.
Feierstein, D. (2000) Seis estudios sobre genocidio. Buenos Aires, EUDEBA.
Figueroa, C. (1999) Los que siempre estarán en ninguna parte. La desaparición forzada en Guatemala . Guatemala, Grupo de Apoyo Mutuo.
Flores, M. (2000) Los compañeros. Guatemala, Editorial Piedra Santa.
Fraijó, M., comp. (2005) Filosofía de la religión. Madrid, Trotta, 3ª edición.
Hobsbawm, E. (2003) Revolucionarios. Trad. Joaquín Sempere. Barcelona, Crítica.
Lorenzano, S. & Buchenhorst, R, eds. (2007) Políticas de la memoria. Tensiones en la palabra y la imagen. Buenos Aires, Universidad del Claustro de Sor Juana-Editorial Gorla.
Mèlich, J. (2010) Ética de la compasión. Barcelona, Herder Editorial, S.L.
Steiner, G. (2005) Gramáticas de la creación. Trad. Andoni Alonso & Carmen Galán Rodríguez. Madrid, Ediciones Siruela, 4ª edición.
Tischler, S. (2009) Imagen y dialéctica. Mario Payeras y los interiores de una constelación revolucionaria. Guatemala, F&G Editores.
Vigil, M. Las mil y una historia de la Venceremos. San Salvador, UCA Editores.
Notas:
1 El Ejercito Guerrillero de los Pobres (EGP) fue una de las organizaciones revolucionarias guatemaltecas más importantes.
2 Resulta paradójico, al menos, porque la confrontación posterior tuvo como principales actores al ejército guatemalteco y a las organizaciones revolucionarias que se enfrentaron en una verdadera guerra sucia. Además, marca claramente el inicio del conflicto armado interno que dura oficialmente hasta la firma de la paz en 1996.
3 Un balance crítico debe reconocer que incluso hubieron crímenes cometidos por varias unidades guerrilleras, especialmente durante lo más cruento del conflicto.
4 Falta todavía, según creo, una historia crítica de la guerrilla guatemalteca. Existen varios testimonios y trabajos muy buenos sobre dicho período. Un análisis muy interesante lo realiza S. Tischler en su libro Imagen y dialéctica. Mario Payeras y los interiores de una constelación revolucionaria de 2009.
5 Debo indicar que la expresión gramática de la revolución está inspirada en la expresión gramáticas de la creación del libro del mismo título de G. Steiner, aunque resulte obvio que está muy alejada por muchísimas razones del contenido y de otros aspectos de tal trabajo. Para una definición de una «gramática de lo humano» se puede ver el libro Ética de la compasión de J. Mèlich.
6 Para E. Hobsbawm, las personas que se hacen concientemente revolucionarias lo hacen a partir de que ciertas expectativas de vida no pueden llevarse a cabo en las condiciones normales. En otras palabras, hay un fuerte sentimiento de insatisfacción frente a expectativas existentes: «Una vez más, lo que empuja a la gente hacia un revolucionarismo consciente no es lo ambicioso de sus objetivos, sino el aparente fracaso de todas las vías alternativas para alcanzarlos, el cierre de todas las puertas que conducen a ellos» (Hobsbawm, E. 2003: 350).
7 Quien realiza una aproximación literaria de su participación y que evidencia la cólera y frustración del autor por el rumbo que tomó la guerrilla guatemalteca.
8 Vale recordar que Guatemala ha experimentado una cruda explotación especialmente de la población indígena y una de las dictaduras más sangrientas que se han dado en América Latina.
9 Que justo es decirlo, como lo recuerda el sociólogo guatemalteco Figueroa Ibarra, merecían juicio y no el cruel suplicio de la desaparición forzada. Ver Figueroa, C. 1999.
10 Hace algún tiempo, un militante de larga trayectoria me contaba en un correo electrónico «luego de graduarme, en 1975, me ofrecieron en marzo de 1976 una beca para ir a estudiar una maestría a Francia en ciencia, técnica y desarrollo rural. Ya te imaginarás, estaba requeteentusiasmado con la idea de irme, porque además, después de eso, me daban la opción para quedarme estudiando el doctorado. Pero yo ya estaba involucrado en la Juventud Patriótica del Trabajo, así que el día que me reuní con mi responsable para comunicarle que me iba, éste, con voz de trueno me espetó «Y vos ¡porqué putas querés convertirte en un profesional liberal si tu lugar está en la revolución!. ¡Dejate de mierdas que tu lugar está junto a las luchas de tu pueblo…!».
11 Indudablemente que esto recuerda la idea de instituciones totales de E. Goffman.
12 Niño en el habla salvadoreña.
13 Modismo que en la expresión significa: «No te atemorices» «No te preocupes».
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