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El ex alcalde progresista de Londres explica el fin del acuerdo con Venezuela que ha impuesto la derecha

Un acto de vandalismo sin sentido

Fuentes: The Guardian

El nuevo alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, decidió cancelar el acuerdo que su antecesor, Ken Livingstone, estableció con el Gobierno venezolano y su presidente Hugo Chávez. Este acuerdo suponía que la compañía estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) suministraba combustible por debajo del precio de mercado al transporte público londinense. Este ahorro en la factura del combustible se destina a sufragar el transporte de cientos de miles de parados o discapacitados con residencia en la capital británica. A cambio, expertos en planificación, vivienda y transporte urbano asesoran al Gobierno de Chávez. En este artículo, el ex alcalde Ken Livingstone expresa su posición.

La suspensión por el nuevo alcalde de Londres, Boris Jonson, del acuerdo que tenía esta ciudad con Venezuela es un acto de dogmatismo de derecha que termina siendo igualmente costoso tanto para el pueblo de Londres como del de Caracas. Este acuerdo consistía en que a los londinenses que reciben subvención del estado por su precariedad económica tuviesen subvencionado a mitad de precio el transporte público en autobús a través de petróleo venezolano barato. A cambio, Londres proporcionaría a Venezuela asesoramiento con expertos en transporte, planificación y otras áreas a Venezuela.

El principio básico del acuerdo Londres-Caracas fue simple, razonable y una claro ejemplo de libro de texto de las ventajas que puede tener el comercio exterior. Cada una de las partes suministró a la otra aquello en lo que es rica, y que para ambos es relativamente barato -petróleo, por un lado, y la experiencia en la gestión de una ciudad moderna avanzada por el otro- a cambio de algo que era escaso, y por lo tanto, relativamente caro, para el otro.

Los beneficios para los más pobres en Londres eran evidentes, más de 130.000 se han beneficiado hasta la fecha de transporte en autobús a mitad de precio.

Las ventajas para Venezuela eran igualmente grandes. La experiencia acumulada y adquirida por ciudades y empresas grandes y desarrolladas es uno de sus activos más valiosos. Para Venezuela desarrollar esta capacidad por su cuenta tomaría mucho tiempo y sería muy cara, mientras que la contratación de empresas consultoras internacionales costaría varias veces lo que le pagó a Londres.

Londres se benefició de inmediato y ambas partes acordaron desde el principio que la capital británica debería centrarse en ayudar a Venezuela en la elaboración de planes para lograr a largo plazo mejoras en áreas como el transporte, la planificación urbana y el medio ambiente.

Los proyectos de corto plazo tales como la aplicación de normas del tráfico, la mejora de la ingeniería de las señales de tráfico para reducir la congestión y la mejora de los intercambios de transporte se planificaron para completarlos antes de la renovación del acuerdo en agosto.

Los proyectos a más largo plazo de la gestión urbana y la planificación fueron de carácter estructural; por ejemplo el desarrollo de una estrategia de transporte para Caracas, un plan de desarrollo urbano y la elaboración de una estrategia de calidad del aire para todo el país. Estos proyectos de más largo plazo no podrían ser llevados a cabo en un plazo de meses en Londres, lo que era aún menos posible en Caracas. No obstante, se desarrolló un significativo impulso – todas las partes involucradas confiaban en que se lograría un claro avance al momento de la renovación del acuerdo.

Venezuela no puede hacer grandes progresos en la mejora de la calidad de vida de su pueblo sin este tipo de proyectos y, por tanto, Londres y Caracas salían ganando.

Toda insinuación de que la decisión de poner fin al acuerdo fue motivada por la preocupación por la pobreza en Venezuela, como Johnson alegó, es totalmente refutada por el hecho de que la nueva administración conservadora de Londres ha cancelado de inmediato delegaciones desde Londres de expertos del transporte y el medio ambiente para llevar adelante este trabajo.

Si Johnson elimina el transporte en autobuses a mitad de precio para aquellos que reciben ayuda económica suplementaria en Londres, como parece haber declarado el 25 de Mayo, ello es un ataque a los londinenses más pobres. En una declaración a The Guardian, Dave Hill, desde la Alcaldía, pareció dar marcha atrás con respecto a la postura de Johnson diciendo: «Le ha pedido a los funcionarios de Transporte de Londres considerar si puede haber otras formas de prestar este apoyo.»

Sin embargo «considerar» no es una promesa de continuarlo y mientras los londinenses deben presionar para asegurar que el transporte en autobuses a mitad de precio para aquellos que reciben ayuda económica suplementaria continúe, esta subvención será financiada por los londinenses – mal negocio si se tiene en cuenta la alternativa. Debido a que el acuerdo original era bueno tanto para Londres como para Venezuela, su terminación es mala para ambos.

http://commentisfree.guardian.co.uk/ken_livingstone/2008/06/a_piece_of_mindless_vandalism.html