Pese a que la concesión de un nuevo tramo del préstamo financiero a Grecia ha alejado temporalmente el fantasma de la bancarrota, un buen número de economistas griegos vaticina que dentro de pocos meses se volverá a hablar de la insostenibilidad de la deuda y de los apuros de un Estado en quiebra. Y todo […]
Pese a que la concesión de un nuevo tramo del préstamo financiero a Grecia ha alejado temporalmente el fantasma de la bancarrota, un buen número de economistas griegos vaticina que dentro de pocos meses se volverá a hablar de la insostenibilidad de la deuda y de los apuros de un Estado en quiebra. Y todo ello, mientras los ciudadanos de a pie ven cómo han perdido ya una cuarta parte de sus ingresos y se enfrentan a un nuevo endurecimiento de la presión fiscal.
El Eurogrupo autorizaba el pasado día 13 el pago de 34.400 millones de euros a Grecia correspondientes al siguiente tramo del préstamo financiero concedido por la troika (Comisión Europa, Banco Central Europeo y FMI). La noticia fue recogida por el gobierno heleno con muestras de júbilo y el primer ministro, Antonis Samarás, anunció «un nuevo día para Grecia y para Europa», al tiempo que aseguraba que «los sacrificios del pueblo griego no fueron en vano», pues ya no existía posibilidad alguna de ver al país fuera de la eurozona.
Para reforzar estas altisonantes declaraciones, la prensa local, mayoritariamente afín a los grupos económicos que apoyan las medidas de austeridad, mostró su satisfacción ante el esperanzador futuro de desarrollo que a partir de ese momento se abría. El miércoles el periódico conservador Kathimerini, el de mayor tirada del país, sintetizaba en un editorial el ideario propagandista del nuevo tiempo: [los países de la eurozona] «están preparados para ayudar realmente al país. Ahora es el momento para la propia Grecia de empezar a creer en que va a ser capaz de salir de la crisis y volver al crecimiento. Lamentablemente, hay quienes insisten en la propagación de los escenarios alarmistas que alimentan el clima de inestabilidad».
Estos catastrofistas han resultado ser la inmensa mayoría de los ciudadanos griegos -que en un 88% de los casos respondieron al Eurobarómetro que «las cosas van en la dirección equivocada» para el país- y un buen número de economistas que alertan con datos contra la euforia gubernamental. Y ya resulta cruel cargar sobre sus espaldas un clima de inestabilidad que no tiene más culpables que quienes insisten en llevar a cabo unas políticas inhumanas e ineficaces.
Pese a los intentos de la troika para hacer más «sostenible» la deuda griega -y tras rebajarla en 127.000 millones de euros gracias a la quita de marzo y la recompra de bonos de diciembre-, lo cierto es que 2012 se inició con un pasivo de 340.000 millones de euros, equivalente al 165% del Producto Interno Bruto (PIB), y está a punto de finalizar con una cifra 12.000 millones de euros superior y rozando el 176% del PIB. El profesor de economía política Leonidas Vatikiotis se pregunta cuál es el criterio seguido por la troika para determinar que la deuda de 2009 -con una ratio del 129%- era insostenible y la actual no solo es manejable sino que además conduce al camino de la recuperación. Otro reconocido economista crítico, Yanis Varoufakis, asegura que lo que la troika da con una mano recoge con la otra después de haber llevado a cabo un tramposo ejercicio de contabilidad.
Recompra de bonos
Atendiendo de manera general al flujo de capitales vemos cómo de los 34.400 millones de euros concedidos al Estado, 11.300 millones se destinarán al pago de los bonos re-comprados por un tercio de su valor a los bancos griegos, unos 16.000 millones irán a la recapitalización del sistema bancario y cerca de 10.000 millones servirán para saldar las deudas estatales con acreedores privados y también al pago de devoluciones de hacienda, jubilaciones anticipadas e indemnizaciones por despidos, demoradas durante meses.
Es cierto que en el primer trimestre de 2013 Grecia podría recibir 18.100 millones de euros más de los prestamistas internacionales, siempre y cuando se cumplan las exigentes condiciones del nuevo memorando. Pero aún está por ver que el gobierno sea capaz de llevar adelante la reforma tributaria, con la que obtener cerca de 2.000 millones de euros adicionales, y el resto de recortes proyectados sobre los salarios del sector público, las pensiones y el sistema sanitario estimados en 7.700 millones. «Uno de los principales problemas en Grecia son las desviaciones entre los ingresos previstos y los reales, así como los agujeros negros que aparecen continuamente en las cuentas públicas», explica Vatikiotis. Sirva como ejemplo el plan de privatizaciones en cuyo anuncio se habló de ingresos superiores a 47.000 millones de euros, posteriormente reducidos a 17.900 y en la actualidad tasados en 7.000.
Las entidades financieras recibirán unos 16 mil millones de euros pero, en su estado de bancarrota actual y teniendo en cuenta las pérdidas superiores a 11.000 millones al verse obligados a deshacerse de la deuda pública que atesoraban, el dinero utilizado en la recapitalización será como lanzarlo a un pozo sin fondo. En este punto, Varoufakis afirma que las necesidades de los bancos han sido seriamente subestimadas y que necesitan «mucho, mucho más de 16.000 millones para ser adecuadamente recapitalizados, por lo que ningún inversor privado invertirá en ellos (especialmente en los que se encuentran en estado de insolvencia)».
Resultan por tanto infundadas las expectativas del gobierno de que la recapitalización animará a la inversión en el sistema financiero y que este, a su vez, comenzará a conceder créditos que impulsen la reactivación de la economía y con ello poder hacer frente a la deuda nacional. Por desgracia, añade Varoufakis, «no hay ninguna garantía de que la industria vaya a crecer más rápido que el sector financiero. De hecho, ocurrirá todo lo contrario: al reflotar el sector financiero la economía real no deja de reducirse».
Ciudadanos esquilmados
Los grandes perjudicados de este ejercicio de contabilidad perversa serán de nuevo los ciudadanos griegos, que seguirán soportando el peso de la crisis. Empezarán 2013 con una deuda mayor, habiendo perdido una cuarta parte de sus ingresos, enfrentados al endurecimiento de la presión fiscal -que afectará fundamentalmente a las rentas bajas y medias- y esquilmados por una subida de las tarifas eléctricas que oscilará entre el 14 y el 49% dependiendo del nivel de consumo.
Asegura Vatikiotis que «la gestión de la crisis financiera no responde a cuestiones técnicas sino que constituye una ofensiva del mundo del capital contra el mundo laboral». Debe de ser esa la razón por la que ningún gobierno parece preocuparse por una evasión fiscal que, dicen, supera los 50.000 millones de euros, una cuarta parte del PIB griego.
El resultado para ambos economistas es que dentro de pocos meses se volverá a hablar de la insostenibilidad de la deuda griega y de los apuros de un Estado en quiebra.
ENTREVISTA A YANIS DRAGASAKIS, DIPUTADO DE LA COALICIÓN DE IZQUIERDA RADICAL (SYRIZA)
«El nuevo memorando entierra cualquier perspectiva de recuperación en la presente década»
Yanis Dragasakis, licenciado en Ciencias Políticas y Economía y uno de los responsables del área económica de la Coalición de Izquierda Radical Syriza, analiza los efectos para Grecia que seguirán al pago por parte del Eurogrupo de los 34.400 millones de euros correspondientes al préstamo financiero concedido por la troika. Dragasakis es en la actualidad vicepresidente del Parlamento griego.
Tanto el primer ministro griego, Antonis Samarás, como sus socios de coalición (Pasok y Dimar) se han mostrado exultantes por la decisión del Eurogrupo ¿Hay motivos para tanto optimismo?
Como mantienen eminentes economistas, el reciente acuerdo del Eurogrupo sobre Grecia no se basa más que en previsiones imaginarias y deseos formulados sobre una hoja de papel. Todas las medidas que proponen, como la rebaja de los tipos de interés del préstamo, el aplazamiento de los vencimientos, la recompra de bonos, etc., no dan respuesta al problema principal que es la sostenibilidad de la deuda griega, tanto para los mercados como para nuestro pueblo. Y para que este problema se resuelva, la economía griega tiene que volver lo antes posible al camino del crecimiento.
¿Ayudará esta decisión a la reactivación de la economía?
La decisión del Eurogrupo no solo no aporta solución a esto sino que, al contrario, aumenta la presión para continuar aplicando políticas de austeridad que ya han puesto de rodillas a la economía y a la sociedad griega. Al mismo tiempo, los sucesivos gobiernos continúan aceptando una cesión de soberanía sin precedentes, al viejo estilo colonial.
¿A qué tipo de medidas se refiere?
En concreto, el nuevo contrato de préstamo entre Grecia y los acreedores internacionales explicita que nuestro país no puede invocar razones de soberanía nacional para impedir el embargo de bienes en caso de incapacidad para el pago de los préstamos contraídos. Y además se ha creado una cuenta especial en el Banco de Grecia para el servicio de la deuda. El gobierno deberá depositar obligatoriamente los ingresos de las privatizaciones y los excedentes presupuestarios en esa cuenta destinada a los acreedores, sin que por otro lado haya previsión para impulsar inversiones, cubrir necesidades sociales o apoyar a los sectores con menores ingresos.
Teniendo en cuenta todo esto, no hay ninguna razón para ser optimista porque, en realidad, el acuerdo entierra cualquier perspectiva de recuperación de la economía griega en la presente década.
¿Qué valoración hace Syriza del nuevo memorando y cómo piensan que evolucionará el panorama económico?
El nuevo memorando y las políticas de austeridad que se aplicarán, por lo menos hasta el año 2016, acelerarán la fatídica espiral en la que se encuentra la economía griega.
Aunque el gobierno y la troika estiman que la economía volverá a crecer a partir del año 2014, en Syriza dudamos seriamente de que esas predicciones sean realistas. Los recortes por valor de 19.000 millones de euros previstos para el periodo 2013-2016 nos llevan a la conclusión de que la economía prolongará su recesión al menos hasta 2015-2016. La deuda continuará en niveles muy altos a pesar de las recientes intervenciones (recorte de las tasas de interés, recompra de bonos, etc.). De modo que la decisión del Eurogrupo para alcanzar una deuda equivalente al 124% del PIB en 2020, no es nada más que un sueño. En tales circunstancias de colapso económico, vemos imposible tener un superávit primario del 4,5% del PIB a partir de 2016.
¿Qué efectos tendrá sobre la sociedad?
En este contexto, el desempleo, que en la actualidad se encuentra en el 25-26%, se estima que pueda alcanzar y superar el 30%. Una cifra que provocará una crisis social y económica sin precedentes para nuestro país desde el periodo de la posguerra.
En Syriza pensamos que para frenar el curso del país hacia la destrucción tenemos que reemplazar el memorando con un plan de reestructuración productiva y recuperación social. Un plan basado en las ventajas comparativas de Grecia y cuyo epicentro sean las necesidades sociales.
Fuente:
http://gara.naiz.info/paperezkoa/20121226/379633/es/Un-ano-austeridad-que-no-despeja-amenaza-quiebra/
http://gara.naiz.info/paperezkoa/20121226/379634/es/El-nuevo-memorando-entierra-cualquier-perspectiva-recuperacion-presente-decada/