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¿Quién está detrás de la campaña anticomunista?

Un dogo enano en Estrasburgo

Fuentes: Sovietskaya Rossia

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S.Comín

«Debe ser fuerte el perrito, cuando ladra al elefante». Estas palabras del gran escritor de fábulas ruso A. Krilov, son lo primero que me viene a la cabeza, cuando te enteras de que en estos días en Estrasburgo, en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE), se va a debatir el proyecto de resolución sobre «La necesidad de condena internacional de los regímenes comunistas«. Tampoco es que haya nada nuevo en esta iniciativa de los parlamentarios europeos. Como se suele decir, todo lo nuevo no es sino lo bueno viejo olvidado.

El pequeño rencoroso dogo enano europeo, pretende ahora conseguir lo que no logró Hitler con el que hasta 1941, era su invencible ejército: acabar con el comunismo. En qué acabó el intento de Hitler, es de todos conocido. Lo que no se acaba de entender es, a cuento de que, los burgueses europeos han decidido que esta vez les va a salir mejor que al endemoniado Fürher.

Ya sabemos que este ladrido chillón en Estrasburgo no va a ejercer ninguna influencia en el devenir de la historia mundial. Sin embargo, uno siente curiosidad por indagar que mosca le habrá picado al Consejo de Europa.

El caso es que la misión de Hitler tuvo sus continuadores. Todos con la misma suerte. Me estoy refiriendo a «los mejores alemanes», los señores Gorbachov y Yeltsin. El primero, por miedo y de las ganas apasionadas que tenía de aferrarse al sillón presidencial, prohibió el Partido Comunista, que hasta entonces el mismo había dirigido. A Gorbi, esto no le ayudó. Del sillón, pasó directamente a estar de patitas en la calle. Pero no se desanimó. Se fue a dar conferencias -muy bien pagadas- por todo Occidente.

Cuando dejaron de acudir a sus conferencias, pasó a hacer anuncios de pizza. Hoy día, dicen que se le puede ver recorriendo los basureros europeos buscando algo que llevarse a la boca, o algo que pueda calmar a su insaciable Fundación.

El segundo, siguió caminando. Mejor dicho yendo en coche. O mejor aún, volando. Yeltsin voló a Washington y allí como en una confesión, informó a los congresistas que había acabado con el comunismo de una vez y para siempre. Los ingenuos congresistas le creyeron y se alegraron mucho. Le dedicaron una ovación, que se prolongó durante 40 minutos. Ya sabemos que Yeltsin era un personaje de mucho fuste, sincero. Lo mismo te soltaba a la cara verdades como puños, que se ponía a mear delante de todo el mundo, en el tren de aterrizaje de su avión. ¿Cómo no creerle? Pero Yeltsin mintió. Después de su triunfo en el Congreso de los EE.UU. tuvo que ver como el candidato del PCFR le ganaba las elecciones (como aseguran ahora la gente del entonces entorno presidencial), y como ese mismo partido obtenía la mayoría en el parlamento. Yeltsin tuvo que agachar la cabeza y abandonar el cargo.

Ya vemos que no les han faltado predecesores de prestigio a los actuales denunciantes de los crímenes del comunismo.

Así pues, ¿qué mosca le ha picado ahora a la PACE? ¿no será que la pérfida mosca esta, viene cruzando el Atlántico?

El proyecto inicial del informe, en opinión de los observadores, apareció en alguna de la repúblicas bálticas.

Es de todos conocido el nivel intelectual de los leones locales de la democracia. Desde los tiempos de la ocupación fascista, que sus padres tan ardorosamente celebraron, su ideología sigue siendo la misma: el anticomunismo cavernario. Pero ellos siempre encuentran acomodo sea cual sea el poder.

Cuando se expulsó a los fascistas y regresó el Poder Soviético, se convirtieron al instante en fervorosos miembros de los comités del Partido. En cuanto el poder varió de signo, pasaron a ser apasionados acusadores del comunismo. Unos auténticos maestros del cambio de chaqueta.

Resulta cómico ver a la respetable Europa, convertida en marioneta de un puñado de politicuchos de las repúblicas bálticas. Hace unos 4 años, el amante de la Europa defensora de los derechos humanos, S.A. Kovaliov, entró en le juego de los chaqueteros y recuperó el sentido solo al ver como en casa le retiraban los dólares que había ganado honradamente calumniando a Rusia. Ahora es Europa Occidental la que permite dejarse llevar del hocico, por un grupo de bribones desvergonzados de la Europa el Este.

Lo próximo será ver, como esos mismos canallas acusarán a sus colegas de Europa Occidental, de ser «cómplices de los crímenes comunistas» y llegarán a sus casas a pedirles de vuelta el dinero. Igual que hicieron antes con Kovaliov.

Pero volvamos a la mosca chupasangre. Esta mosca -los EE.UU.- parece estar muy interesada en ver como Rusia y Europa Occidental se enzarzan en una pelea a cabezazos. A poder ser que salten chispas. Igual así prende el gas en los gaseoductos. Será entonces cuando se hagan necesarios los apagafuegos norteamericanos. Europa se está volviendo demasiado indisciplinada. Distinto era en la época de la URSS. Bajo la supuesta amenaza de una inmediata agresión de los «Soviets», los EE.UU. mantenían un poderoso ejército en Europa. La agresión nunca se produjo (no pretendían los «Soviets» atacar a nadie). Pero al menos, durante medio siglo, los europeos desfilaban al ritmo que les marcaban los estadounidenses.

Ahora ya, se están pasando de la raya, se han vuelto unos desobedientes, que ni siquiera quieren mandar tropas a Iraq. Por eso, para empezar, a los europeos para que no se acabasen creyendo vete a saber que, les metieron en una guerra en los Balcanes.

En cuanto han vuelto en si, se les ha ordenado llevar una guerra contra el comunismo.

De que esto es cosa de los norteamericanos, no me cabe ninguna duda. ¿Qué son las repúblicas bálticas, sino marionetas y agentes de los EE.UU en la Unión Europea?

Cuando el proyecto de resolución se debatió por primera vez, la mayoría de los miembros de la comisión política de la PACE desestimaron ese informe incomestible. No han pasado ni dos meses, cuando vemos a esos mismos comisarios volver con aspecto de perro apaleado a votar esa basura venenosa. ¿Qué ha pasado con los orgullosos europeos? ¿Qué ha tenido que suceder para convertirlos en perros apaleados? Solo los EE.UU son capaces de obrar el milagro. Para eso tiene sus embajadas en todos los países europeos, y lo más importante: Tienen cárceles secretas en Europa. Todos creen que en esas cárceles han estado torturando talibanes. En realidad lo más probable es que hayan estado clavando alfileres bajo las uñas a los miembros de la PACE. Para que no escuchen a Ziuganov con sus razonamientos lógicos, y voten en la dirección que interesa a los agentes estadounidenses en las repúblicas bálticas.

Lo cierto es que los parlamentarios europeos han abierto una discusión interesante. Ahora, para no quedarse parada y evitar las acusaciones de tener ideas preconcebidas, la PACE necesita ponerse a desenmascarar los regímenes democráticos de la propia Europa.

Recordemos aquello, que a Europa le gusta tanto olvidar: como los batallones de castigo fascistas compuestos por lituanos, letones y estonios acabaron entre 1941 y 1943 con cientos de miles de civiles rusos, bielorrusos, ucranianos, polacos, serbios y por supuesto, judíos.

Todos se vuelven airados contra el presidente iraní por permitirse dudar del holocausto. ¿Y qué hay del holocausto en las repúblicas bálticas? Nosotros afirmamos que existió, ya que en Lituania, Letonia y Estonia, fueron asesinados -a manos de los padres ideológicos de los actuales representantes bálticos en la PACE- cientos de miles de ciudadanos soviéticos de origen judío.

A juzgar por la completa inactividad de la PACE, que parece no tener ninguna prisa en exigir de Letonia, Lituania y Estonia, el reconocimiento del genocidio, resulta que la PACE no reconoce el holocausto.

Mira por donde, los miembros de la PACE, resultan estar en el mismo bando que el tan por ellos denostado Ajmadineyad.

No son los únicos casos. Que decir de los terribles desmanes de los nacionalistas estonios en los años 20 o del horrendo crimen cometido por los polacos, que eliminaron a decenas de miles de prisioneros del Ejercito Rojo en esa misma década, mucho antes de los campos de exterminio alemanes como el de Osventsim, cuando nadie había oído hablar del fascismo. Ahí es donde debería la PACE dirigir su atenta mirada.

¿Y qué ocurre con Rusia? pocos son los que conocen, que para el mantenimiento de la abiertamente antirusa PACE, de los presupuestos generales rusos salen 25 millones de dólares. Es decir, Rusia paga un 15% de los 170 millones de presupuesto anual de los que dispone esta organización infame.

Mientras el gobierno de la Federación Rusa no para de gimotear lamentando no tener dinero para construir una vivienda digna para nuestros militares, para aumentar las ayudas familiares por hijo, o para el desarrollo de la ciencia.

Por lo visto, no solo nos gusta sacudirnos la espalda con una ramas en la sauna, sino que estamos pagando para que nos den latigazos. La PACE no es más que una cámara de tortura para Rusia, donde parece que no tienen otra cosa que hacer que denunciarnos. De no ser por nosotros se colgarían del aburrimiento.

Mientras agachamos obedientemente el espinazo para que nos fustiguen a gusto, al tiempo que pagamos generosamente por las ejecuciones trimestrales. Parece que en Moscú hay alguien que disfruta con esto…

En cuanto a la esencia misma de la resolución de la PACE, recordemos para finalizar unas palabras que sonaron, en condiciones similares, hace 160 años: «Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la Vieja Europa se han unido para la sagrada caza de ese fantasma…»

Desde entonces, el comunismo se ha convertido en una poderosa fuerza internacional. Pero su fantasma continúa inquietando las conciencias de los políticos occidentales.

A comienzos de los 50, el ministro de marina de los EE.UU, James Forrestol, al que su antisovietismo llevó a perder la chaveta, se arrojó desde una ventana, al grito de: «¡que vienen los rusos!».

Los miembros de la PACE, parecen haber caído también en un estado de locura colectiva. Prestarían un incuestionable servicio a la comunidad internacional si dejaran de tomarle el pelo a la gente y siguiendo el ejemplo de Forrestol, se encaminaran ordenadamente hacia las ventanas de la sede de la PACE en Estrasburgo.