Las autoridades francesas del sector nuclear indicaron que el riesgo de la central Fukushima va hacia el camino de Chernobyl. La Comisión Europea pidió la convocatoria de una reunión extraordinaria de la Agencia Internacional de la Energía Atómica.
¿Cuál es el verdadero alcance de la catástrofe nuclear que amenaza a Japón? El director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), Yukiya Amano, consideró ayer que era «muy improbable» que la crisis de la central de Fukushima I sea similar al accidente de Chernobyl (Ucrania, 1986). Sin embargo, las autoridades francesas del sector nuclear indicaron que se va por ese camino. André-Claude Lacoste, presidente de la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa hizo una evaluación que colma las lagunas e imprecisiones de las informaciones provenientes de Japón: «Tenemos el sentimiento de que estamos al menos en el nivel cinco, y sin dudas en el 6», dijo Lacoste. Luego, el responsable aclaró: «Estamos más allá del nivel de Three Miles Island (el accidente nuclear en la central norteamericana que alcanzó el nivel 5 en 1979), sin alcanzar el de Chernobyl. Estamos en un nivel intermediario».
Los niveles estimados por André-Claude Lacoste difieren de los comunicados por Tokio. Japón colocó el accidente nuclear en el nivel 4, que equivale a un «accidente de alcance local», mientras que el 5 corresponde a un accidente «con consecuencias de mayor alcance». A modo de comparación, la catástrofe de Chernobyl llegó al nivel 7, el máximo de la escala INES, que lo califica de «accidente grave». Lo cierto es que la catástrofe que sumió a Japón en un estado de alerta nuclear considerable suscitó en Europa un inmediato debate sobre la pertinencia de la energía nuclear y los dispositivos de seguridad existentes. Sus opositores históricos, los ecologistas y las ONG antiátomo, salieron a reclamar debates y medidas, al tiempo que algunos Estados como Alemania y Suiza ya adelantaron disposiciones. La canciller de Alemania, Angela Merkel, decidió suspender el plan que debía ampliar la vida de las centrales nucleares del país (ver aparte). Suiza (cinco centrales) suspendió las licencias con vistas a la construcción de nuevas centrales hasta que no se verifique la seguridad de las cinco plantas en funcionamiento.
En un terreno más global, la Comisión Europea pidió la convocatoria de una reunión extraordinaria de la Agencia Internacional de la Energía Atómica para la semana próxima, así como otra reunión urgente con los operadores de las centrales del Viejo Continente y los responsables de la seguridad nuclear. Para la Unión Europea se trata de «evaluar» las consecuencias de lo ocurrido en Japón. El recurso a la energía nuclear no fue puesto en tela de juicio como principio, pero sí las cuestiones de seguridad. Las opiniones difieren en el seno de la UE, donde 15 de los 27 países cuentan con estructuras nucleares en funcionamiento. El 15 por ciento de la energía que consumen los 27 países que componen la UE proviene del sector nuclear. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, descartó ayer con énfasis cualquier idea de renunciar al átomo. No es para menos, Francia es, después de Estados Unidos, el segundo consumidor mundial de energía nuclear. Con 58 centrales nucleares en funcionamiento, el 75 por ciento de los suministros de energías provienen del sector nuclear. En Europa le siguen Gran Bretaña, 19 centrales; Alemania, 17, y España, 11. El problema se trasladó ahora al debate en torno de la seguridad. Austria, un país hostil al átomo, pidió a través de su ministro de Medio Ambiente que se lleven a cabo pruebas de resistencia en las centrales europeas a fin de medir la solidez de la seguridad de las plantas.
Los ecologistas se metieron en la brecha con la exigencia de una transparencia mayor. Daniel Cohn-Bendit, el ex líder de las jornadas de Mayo del ’68 y hoy eurodiputado del partido Europa Ecología, pidió a la izquierda que incluyera en su plataforma electoral «un referéndum sobre la energía nuclear». Los partidos de gobierno, socialistas y conservadores, no apoyaron esta iniciativa. La Red salir de lo Nuclear (RSN) consideró que todo lo que tiene que ver con el átomo «es un gigante con pies de barro». El debate y la espada de Damocles de una catástrofe nuclear en Japón supone un golpe en el corazón de esa industria.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-164192-2011-03-15.html