En 2018 la fórmula «la extrema derecha está a las puertas del poder» ha caducado. Ya está en el poder en Polonia, Hungría, Austria, y ahora en Italia, cuarta potencia económica del continente. Y este gobierno italiano de coalición Movimiento Cinco Estrella (M5S)/Liga es ya un caso de estudio. Una increíble lección sobre lo que […]
En 2018 la fórmula «la extrema derecha está a las puertas del poder» ha caducado. Ya está en el poder en Polonia, Hungría, Austria, y ahora en Italia, cuarta potencia económica del continente. Y este gobierno italiano de coalición Movimiento Cinco Estrella (M5S)/Liga es ya un caso de estudio. Una increíble lección sobre lo que es la demagogia.
¿La promesa social a las clases populares y en particular a los parados del sur, realizada por el M5S? Olvidada. La «renta universal» está atrasada. ¿La promesa social a los pequeños y grandes burgueses adinerados realizada por la Liga? olvidada. El ultraliberal «flat tax» (tarifa plana- un impuesto sobre la renta reducido y ya casi nada de progresivo) es atrasado. Demasiado caras, y por otra parte contradictorias entre sí, puesto que la segunda, muy popular en el norte, impediría financiar la primera, ¡muy popular en el sur!.
Pero no importa mucho si lo esencial de su programa «común» es enterrado. La Liga y el M5S cuentan con que se harán perdonar por la estupidez de la gente echándole un hueso que roer: golpear a las personas migrantes. El nuevo gobierno ha inaugurado por tanto su reinado con el golpe al Aquarius y toda una serie de infamias del mismo calibre.
Pero, ¿qué decir de la indignación proclamada por la Comisión Europea y Emmanuel Macron? Pues que en el fondo rivalizan en gran medida en bajezas con Salvini y di Maio y que con ello les refuerzan. La Comisión (y los gobiernos francés y alemán con ella) ha aparentado querer bloquear la constitución del nuevo gobierno italiano. Pero era exclusivamente para tener una garantía de los déficits y los compromisos financieros de Italia. Macron ha declarado «irresponsable» la decisión de cerrar los puertos italianos al Aquarius. Pero, él mismo, más que nunca, rechaza a las personas migrantes al otro lado de los Alpes, se niega a abrir los puertos, quiere multiplicar las expulsiones. Como resume muy bien, precisamente, el cínico Salvini a propósito de las personas migrantes socorridas en la mar: «Malta no se mueve, Francia rechaza, a Europa le importa un pimiento».
Más allá de las posturas, tienen un acuerdo de respetar los intereses de los poderosos y rechazar cada vez más lejos a las personas migrantes, aunque tengan que morir, en la mar o en el desierto libio. Es lo que hace tan importante seguir atentamente la situación en Italia, las razones del éxito de este nuevo gobierno, de hecho de extrema derecha, y analizar su política (YC).
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El nuevo gobierno «amarillo-verde» cuyo presidente es Giuseppe Conte, y los viceprimer ministros Luigi di Maio (M5S) y Matteo Salvini (Liga 1/, ha entrado en funciones el pasado 6 de junio. Es el comienzo de una experiencia cuyo resultado sigue siendo incierto en muchos aspectos, pero que está ya claramente marcado a la derecha.
El programa aprobado por los dos partidos políticos que componen el equipo gubernamental, concretado por el «contrato de gobierno», no tiene equívocos: más allá de formulaciones a menudo imprecisas y voluntariamente vagas sobre las cuestiones sociales, el mensaje antiobrero y antimigrantes que le anima es muy claro. Asume sin discusión el lugar central de las empresas y la voluntad de hacerles nuevos regalos fiscales, y también la toma en cuenta de los intereses de las grandes multinacionales italianas, y por tanto de las intenciones imperialistas del país, ocultándose detrás de la fórmula clásica de la «defensa de los intereses italianos».
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Para comprender la génesis de este gobierno, hay que tener en cuenta al menos seis elementos:
1) Tres decenios de políticas neoliberales, realizadas indistintamente por gobiernos de centro derecha y de centro izquierda que han destruido las conquistas sociales del movimiento obrero, desestructurando el viejo mundo del trabajo y reestructurándole según las exigencias de competitividad internacional de la gran burguesía. El resultado es una fragmentación de la solidaridad de las y los trabajadores y un retroceso de la conciencia de clase;
2) La transformación definitiva de la vieja socialdemocracia en social-liberalismo: se convierte en un partido enteramente al servicio de la patronal, y su base social y electoral cambia poco a poco 2/;
3) La crisis de dirección política de la burguesía, huérfana de un referente político estable y capaz de cuidar de forma eficaz sus intereses;
4) La autoliquidación de la vieja «izquierda radical», resultado de decisiones erróneas de sus grupos dirigentes, que han dilapidado un patrimonio que, ciertamente, no era enorme pero que era consistente, implantado y consensual; esto ha producido en la izquierda una desorientación difusa que ha abierto la vía a una fuerza interclasista como el M5S;
5) La complicidad de los aparatos sindicales, que han acompañado las reestructuraciones del sistema productivo de la burguesía: no solo han renunciado a construir una resistencia social fuerte, sino que esta renuncia misma es la que ha favorecido los procesos de fragmentación de la unidad de clase;
6) El refuerzo progresivo de ideologías xenófobas, e incluso racistas, en amplias masas, en particular sectores de la pequeña burguesía en dificultades (el corazón de la base social de la Lega y del M5S), pero también sectores no insignificantes de la clase obrera.
La imbricación de estos factores, que se añaden a la recesión de 2008, ha creado el terreno en que las opciones llamadas «populistas» han podido desarrollarse y aparecer como una alternativa creíble a los partidos de la austeridad neoliberal. Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi -y el Partido Demócrata, que han sufrido una debacle electoral.
La confianza condicional de la gran burguesía
El gobierno ha gozado desde su nacimiento de la confianza condicional de la gran burguesía que, gracias a la acción del Presidente de la República, Mattarella, ha impuesto la tutela y la supervisión de las políticas económicas generales y el mantenimiento de Italia en el seno de las políticas de la Unión Europea (UE). La acción de Mattarella debe ser firmemente denunciada: no solo ha sido un golpe de fuerza antidemocrático, sino también, en último análisis, una ayuda sustancial a la Lega y al M5S, que han podido presentase como víctimas de las injerencias de la UE, y portaestandartes de los intereses del «pueblo» y de «Italia».
El problema para Mattarella es que esta tutela a cuenta de la gran burguesía era muy necesaria en la medida en que existe una fuerte desconfianza respecto a lo que este gobierno podría poner en marcha, algo confuso e inédito, en una situación económica particularmente difícil en Italia y marcada, en Europa y en el mundo, por contradicciones persistentes y nuevos elementos de competencia intercapitalista. Lo que preocupa a la patronal no son las pocas medidas significativas que este gobierno podría tomar en favor de las clases populares, sino las múltiples tensiones que provocarían las respuestas que estaría llevado a dar a las expectativas sociales muy diversas suscitadas por la propaganda política de las dos fuerzas gubernamentales.
En el plano económico, lo que preocupa a las instituciones internacionales del capitalismo es el crecimiento económico de la UE y sobre todo, el muy débil de Italia. Las presiones ejercidas para la reducción de la deuda italiana y, en consecuencia, para restricciones presupuestarias, podrían influir con fuerza en la búsqueda de los recursos necesarios para armonizar exigencias diversas. Esto tanto más cuanto que, con excepción de las grandes multinacionales capaces de disponer de recursos importantes, las pequeñas y medianas empresas sufren un aumento del endeudamiento general de las empresas, lo que constituye un factor de tensión permanente, sobre todo si las tasas de interés aumentaran. Es en esos sectores en los que se encuentra sobre todo la base social de la Lega, pero también la del M5S, y deben ser producidos bastante rápidamente resultados tangibles, pues la crisis duradera ligada a la competencia internacional golpea también a las pequeñas y medianas empresas.
La Lega en posición de fuerza
No es por casualidad si, en su asamblea, celebrada el pasado mes de febrero, el grupo dirigente de la Confindustria (la asociación de la patronal) y la gran burguesía veían con buenos ojos al gobierno del Partido Demócrata saliente, que les había hecho importantes regalos fiscales y había puesto en marcha las contrarreformas sobre el trabajo, mientras que su base, es decir la pequeña y mediana burguesía, ha vuelto sus miradas hacia la Lega como referente político.
Por otra parte, el gobierno actual, aunque esté compuesto en su mayoría de representantes del M5S, es políticamente de dominante Lega, y su hombre fuerte es el Ministro del Interior Salvini. Mientras que los personajes del M5S son inexperimentados, los hombres de la Lega son muy experimentados en la gestión política, económica e institucional. La Lega ha estado en el gobierno del país durante largos años con Forza Italia de Berlusconi y, sobre todo, gestiona desde hace años regiones importantes del Norte como Lombardía y Venecia (y también, más recientemente, Piemonte). Lombardía es no solo la región más poblada sino también la más desarrollada desde el punto de vista económico y productivo, y es también el corazón financiero del país.
Discurso anti personas migrantes y reforzamiento de la explotación
La cuestión de la inmigración demanda una atención particular. La Lega ha construido sus éxitos políticos sobre la base de un discurso antimigrantes, xenófobo, racista y, desde hace algunos años, nacionalista. Este discurso es también el de una gran parte del electorado del M5S, lo que ha reforzado la base ideológica que hace posible un acuerdo de gobierno, incluso si éste tropieza con algunas contradicciones (entre ellas la necesidad para el M5S de dar respuestas concretas urgentes a las y los parados y trabajadores del Sur, que le han votado masivamente). Salvo para una parte marginal del grupo dirigente del M5S no hay sustanciales divergencias de puntos de vista entre los dos partidos: el «no» del gobierno italiano a la modificación del reglamento de Dublín, el aumento de la firmeza en la cuestión del desembarque de las personas migrantes, la voluntad de reforzar los acuerdos con los países de tránsito, los centros de detención… no han suscitado ninguna protesta entre la dirección del M5S. Ni siquiera la boutade de Salvini diciendo que quería expulsar a 500.000 migrantes ha planteado objeciones.
Desplazar una cantidad tan grande de personas al otro lado de las fronteras sería no solo inhumano, sino también objetivamente imposible, y Salvini lo sabe muy bien. El objetivo es oponerse todo lo posible, y más que nunca, a la obtención de permisos de estancia y derechos cívicos para centenares de miles de migrantes. Esto a fin de limitar su capacidad de lucha y de unión con los sectores autóctonos de las clases trabajadoras.
Como consecuencia del trágico homicidio de Soumalia Sacko, sindicalista maliense, organizador de las y los jornaleros de la llanura de Gioia Tauro en Calabria, una manifestación determinada y radical de las y los inmigrantes ha demostrado que ese sector de la clase es combativo y resuelto. Sus luchas, que van desde las fábricas a los depósitos de material y al campo, del Norte al Sur, pueden ser un factor de movilización de sectores de trabajadoras y trabajadores y de unificación de clase.
Además el hecho de hacer más compleja la lucha de clases desde un punto de vista patronal, esta situación podría también provocar daños en el sector particular de la agricultura en el que muchos pequeños patronos apoyan a la Lega. En efecto, este sector tiene necesidad, porque está sometido a enormes presiones de la competencia, de una fuerza de trabajo precaria y sin derechos. El racismo juega un papel irremplazable de división de las clases trabajadoras y de apoyo a las políticas de explotación.
La izquierda frente a dos adversarios
Para las izquierdas políticas y sociales, la tarea se anuncia difícil, pues deben saber adaptarse a esta nueva situación, pero también porque está claro que el nuevo gobierno goza hoy de unas expectativas positivas por parte de sectores sociales significativos, incluyendo a mucha gente trabajadora; todos esperan que el «nuevo gobierno» resolverá al fin sus problemas específicos.
Las izquierdas de lucha de clases deben oponerse a dos tipos de adversarios diferentes, a dos componentes diferentes de la patronal: por una parte a las fuerzas más significativas del gran capital financiero e industrial y por tanto luchar contra las políticas de austeridad de la Unión Europea, por otra, a las fuerzas reaccionarias y xenófobas, pero también neoliberales, de la pequeña y media burguesía y a sus propensiones soberanistas y nacionalistas, representadas en el gobierno.
Para lograrlo, las izquierdas de clase no deben ceder ni a ilusiones politiqueras fáciles pero engañosas, ni a atajos electoralistas, sino implicarse a fondo en el conflicto social cuya prioridad absoluta no está ligada a una opción «ideológica» sino a tener en cuenta el hecho de que solo si las correlaciones de fuerzas entre las personas explotadas y las explotadoras comienza a invertirse en los centros de trabajo serán posible situaciones políticas más avanzadas.
En el reagrupamiento político constituido en las elecciones con Potere al Popolo, que intenta hoy construir una oposición social, se lleva a cabo una discusión en profundidad entre quienes quieren crear rápidamente un partido bastante centralizado y vertical en su modo de organización, y quienes estiman prioritaria la construcción de un vasto movimiento de lucha política y social, amplio y plural, capaz de implicar a muchas fuerzas políticas, sociales y sindicales, incluyendo a sectores cada vez más amplios que permitan una real acción de masas.
Más que nunca, la construcción de tal frente social, de una oposición clara y neta a este gobierno, será la tarea fundamental en el próximo período.
Notas
1/ La Lega (Liga) era conocida antes con el nombre de Liga del Norte. El cambio de denominación corresponde a la voluntad del partido de extrema derecha de presentarse como un partido nacional (ndlr npa)
2/ Se trata en los años recientes del Partido Demócrata de Matteo Renzi, originado en el Partido Comunista italiano (ndlr npa)
Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur