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Italia: habla Susanna Camusso, Secretaria general de la central sindical CGIL

Un no firme a los despidos

Fuentes: Página 12

«Creemos que de lo que menos tenía necesidad el país era de facilitar los despidos, cuando en estos años se han perdido 700.000 puestos de trabajo», precisó la dirigente sindical italiana a propósito de las reformas de Monti.

La economía italiana «estaba ya enferma de ‘enanismo’ cuando llegó la crisis de 2008. La declinación del sistema industrial había comenzado mucho antes, había serios problemas estructurales, fraccionamiento del sistema productivo y una progresiva caída de las inversiones, tanto a nivel privado como público», dijo la secretaria general de la principal central sindical italiana, la CGIL (de izquierda), Susanna Camusso, en un encuentro con periodistas extranjeros en Roma.

«Se creía -agregó- que ‘piccolo era bello’, que no hacía falta competir, sino producir cosas bellas, y ahora el país se encuentra que no puede competir a nivel internacional. El otro problema fue que en ese período buena parte de los capitales fue invertido a nivel financiero y no industrial. Y luego llegó la crisis, provocando una inmediata restricción del crédito, lo que significó a su vez no poder invertir y, a veces, ni mantener las empresas. A todo esto se le agregó que el primer ministro Silvio Berlusconi se pasó tres años diciendo que en Italia no había crisis.»

Camusso y sus colegas de las centrales sindicales UIL (socialista) y CISL (filocatólica) han llevado adelante en estos últimos meses una dura negociación con el gobierno de Mario Monti y los industriales, en defensa de los derechos de los trabajadores, en particular para evitar los «despidos fáciles», tema, en cambio, sobre el que no se ha llegado a un acuerdo. Pese al desacuerdo, el gobierno, a través de la ministra de Trabajo, Elsa Fornero, está elaborando una propuesta de ley para presentar al Parlamento. Por eso Camusso ha amenazado con 16 horas de huelga a lo largo del próximo mes y varias manifestaciones en todo el país.

Con una larga trayectoria en la lucha sindical comenzada en 1975, militante entonces del Partido Socialista Italiano, Camusso ha pasado por distintas áreas sindicales, ocupándose del sector agroalimentario, automovilístico, metalúrgico, para finalmente ser elegida, en 2010, secretaria general de la CGIL. Mujer enérgica y con las ideas muy claras, Camusso ha debido lidiar curiosamente en esta negociación con otras dos mujeres, la ministra Fornero y la jefa de la Confindustria, la principal organización empresaria de Italia, Emma Marcegaglia. Y como contó a los periodistas extranjeros, el estar entre mujeres tal vez no hizo necesario alzar la voz para imponer el propio punto de vista.

Para ayudar a los jóvenes que no encuentran trabajo (la desocupación es del 28 por ciento en este sector), en vez de aumentar la edad jubilatoria, como impuso la reciente reforma del sistema jubilatorio de Monti, se debería haber hecho al revés, dejando espacio libre para ellos, dijo Camusso. La sindicalista descartó además que la reforma laboral que se ha estado discutiendo pueda crear por sí misma «nuevas fuentes de trabajo». «Esto no quiere decir que no sea necesaria -indicó-. Pero nos causa gracia cuando algunos aseguran que la reforma permitirá disminuir la desocupación al 5 por ciento (N. de la R.: del actual 9 por ciento)». Y agregó que la propuesta del gobierno de todas maneras «tiene algunas cosas positivas, otras negativas, como el asunto de los despidos, y algunas incompletas». Sobre todo es positivo que se trate de limitar la precariedad de los trabajadores y los contratos con esas características. «En cambio no estamos de acuerdo con que los llamados ‘amortiguadores sociales’ (varios tipos de seguro de desempleo, jubilaciones tempranas y los llamados contratos de solidaridad, entre otros) no sean aplicados a todas los sectores de trabajadores como pedimos nosotros», subrayó.

El artículo 18 del Estatuto de Trabajadores, que rige desde la década del ’70 y que garantizaba la estabilidad laboral, es el punto principal del desacuerdo con el gobierno. «Creemos que de lo que menos tenía necesidad el país era de facilitar los despidos, cuando en estos últimos años se han perdido 700.000 puestos de trabajo», precisó. El gobierno, en efecto, propone eliminar la reintegración laboral en caso de un despido injusto, aplicándola sólo para el caso de que se haya tratado de un despido discriminatorio, pero no por razones económicas. Para este último caso prevé una indemnización y no la reintegración al trabajo como antes. «Nosotros creemos que lo que se debe sancionar es que, tratándose de un despido ilegítimo, así calificado por la Justicia, haya reintegración, cualquiera sea el origen del despido, económico o discriminatorio. La empresa no dirá jamás que despide a un empleado porque es mujer o porque lee el diario de izquierda que no le gusta al patrón. Dirá que lo hace por razones económicas. Y así justificará cualquier cesantía», enfatizó. ¿Pero por qué el gobierno de Monti insiste en cuestionar la estabilidad laboral? «Creo que este gobierno piensa que los despidos determinan un mayor desarrollo y nosotros creemos, en cambio, que determinan una extraordinaria crisis del sistema», dijo.

Camusso, que recordó que la CGIL ha mantenido siempre relaciones intensas con los sindicatos argentinos, no sólo por la numerosa comunidad italiana residente en el país, sino incluso durante la última dictadura militar, interesándose por el problema de los desaparecidos, descartó que pueda presentarse como candidata en las próximas elecciones italianas previstas para 2013. En cambio, no eliminó completamente la posibilidad de alguna revuelta social si las cosas siguen mal. «Italia es un país asustado y eso ha inducido al gobierno a recortar algunos derechos de los trabajadores. Pero hay límites para todo», indicó. La manifestación nacional convocada por la CGIL para el 13 de abril podría servir como medidor del descontento.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-190655-2012-03-29.html