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Una «quijotada» francesa

Fuentes: BBC

Pablo Bartolomé lleva cinco de sus 57 años de vida sin un lugar donde dormir en París, y a menudo le ha tocado hacerlo en plena calle. Pero este albañil español dice que desde hace unas semanas, cuando conoció a Los Hijos de Don Quijote, al menos tiene una esperanza a la que aferrarse. «Es […]

Pablo Bartolomé lleva cinco de sus 57 años de vida sin un lugar donde dormir en París, y a menudo le ha tocado hacerlo en plena calle.

Pero este albañil español dice que desde hace unas semanas, cuando conoció a Los Hijos de Don Quijote, al menos tiene una esperanza a la que aferrarse. «Es una esperanza; no es una realidad», aclara.

Los Hijos de Don Quijote es una pequeña organización no gubernamental francesa fundada en octubre, que en poco tiempo ha colocado el problema de la vivienda a la cabeza de la agenda política francesa.

Su estrategia ha sido instalar desde diciembre cerca de 200 carpas pequeñas para Bartolomé y muchas otras personas en su situación a la vista de todos, a orillas del canal Saint Martin, una zona de moda en el corazón de París.

Reacciones

El impacto de la medida fue tal que llevó al presidente francés, Jaques Chirac, a pedir en su mensaje de fin de año que se consagre por ley el derecho a reclamar un alojamiento digno.

El primer ministro, Dominique de Villepin, anunció que en los próximos días se presentará un proyecto de ley que garantice ese derecho para todos en el año 2012, como ya ocurre con la salud y la educación.

El gobierno también ha prometido alojamiento digno para los más necesitados.

Los principales candidatos presidenciales para las elecciones de abril también han hablado del tema.

«Como nosotros»

En Francia hay unas 86.500 personas sin techo, según datos oficiales del año 2001.

Sin embargo, algunos grupos de ayuda humanitaria estiman que cerca de tres millones de ciudadanos tienen problemas importantes de vivienda en todo el país.

«La sociedad sabe que estos problemas existen», dice Michael Wieviorka, un francés que preside la Asociación Internacional de Sociología.

Pero agrega que los vientos electorales y la visibilidad que ha logrado el tema con la acampada de Los Hijos de Don Quijote llevaron el asunto a la palestra.

«(Ahora) es muy fácil ver a estas personas que no tienen techo y descubrir que no son marginales; son gente como nosotros», explica.

Bola de nieve

La bola de nieve ha crecido de tal forma que ahora surge una pregunta: ¿cómo terminará esto?

Los Hijos de Don Quijote han instalado recientemente tiendas de campaña en otras ciudades de Francia, una iniciativa que cubre a cerca de medio millar de personas, y analizan exportar la idea a Barcelona, España.

No obstante, también anunciaron que podrían comenzar a levantar la acampada de París en las próximas semanas, si el gobierno comienza a cumplir sus promesas.

Jean-Baptiste Legrand, uno de los hermanos de la familia Legrand que fundaron y presiden Los Hijos de Don Quijote, explica a BBC Mundo que las carpas se levantarán «caso por caso».

«Hay un comité de vigilancia y veremos cómo funcionan las cosas», anuncia. «Si no funcionan bien, estaremos aquí».

Legrand asegura que la respuesta que han tenido del poder «es oportunismo político», pero niega que eso le importe. «Si cambian las cosas de verdad, estaré feliz».

Y Sancho

Dentro del campamento hay quienes aseguran que se quedarán de todos modos.

Uno de ellos es Paco Gaucher, un activista que actúa en la zona y piensa en crear otra organización, denominada Sancho Panza.

Bajo su carpa, al borde del canal Saint Martin, Bartolomé asume una actitud desafiante y promete seguir adelante hasta que las promesas se cumplan.

«Si la policía viene y nos quita de aquí, ensayaremos ponernos en otro lugar -anuncia- a vista de todo el público de París: que se vea que el gobierno no ha hecho nada».