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Terremoto en el SPD alemán

Una reconquista que conduce a la derrota

Fuentes: Il Manifesto

El jefe de la socialdemocracia alemana, Kurt Beck, deja el timón. La sorpresiva noticia la dio el ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, designado para desafiar a Merkel en las próximas elecciones.

«Los partidarios de Schroeder reconquistan el SPD»: así titulaba ayer el Spiegel-online, exitoso vástago en la red del conocido semanario alemán. Un título triunfal en el que se resume toda la tragedia del partido socialdemócrata. Vale que los schoederianos han reconquistado el partido, pero no el consenso del electorado. Estarán ganando una batalla, pero está claro que la guerra no. Para mayor ironía, fue Frank-Walter Stenmeier, actual ministro de Exteriores del gobierno Merkel, cuando era el brazo derecho del canciller socialdemócrata, quien concibió una política que aún ahora está ahuyentando al pueblo socialdemócrata: recortes sociales y regalos de lujo a las grandes empresas. El desastre de la tercera vía a la alemana ha regalado un exitazo en pocos años al Linkepartei, cosa que este partido jamás habría imaginado. Lo que han regalado a la Linke, liderada -no es casualidad- por un antiguo secretario socialdemócrata como Oskar Lafontaine, no es tan solo gran parte del electorado del SPD sino también su proyecto histórico. Luego, si se mira el propio personaje del nuevo candidato, más que de tragedia cabe hablar de «miseria»socialdemócrata. Entre todos los candidatos posibles, el papel se le asignó al único no-político. De hecho, Frank-Walter Steinmeier es un funcionario público de carrera, un burócrata que se ha pasado toda su vida profesional en las oficinas. ¿Cómo es que ha llegado ahí? El politólogo Franz Walter, que conoce los entresijos del SPD, ha comentado con sarcasmo: «Se vota al más popular», aludiendo al hecho de que el ministro de Exteriores Steinmeier lleva años siendo el político socialdemócrata más popular. Quien lo considera un mérito personal, que examine las encuestas al respecto de sus predecesores, desde el Verde Joscha Fischer en adelante: la popularidad del ministro de Exteriores está garantizada, con tal de que no haga política y se muestre lo más a menudo posible estrechando manos de grandes del mundo en lugares a ser posible distantes de Alemania. Para afrontar una campaña electoral se habría de buscar una personalidad bien distinta. Puede ser que muchos electores se sientan más seguros con un ministro ocupadísimo que recita siempre las mismas declaraciones leídas de folios preparados por su personal. Sin embargo, durante una campaña electoral, el candidato tendrá que responder a cuestiones que se le plantearán acerca de las pensiones y el aumento del costo de la vida.
Por desgracia, la miseria socialdemócrata también en esto se observa: hace falta un cerebro entrenado (o mejor lavado) en los baños del palacio para elegir (o mejor no oponerse a) un candidato semejante. En efecto, es el candidato del palacio. Además de la Linke, lo tendrá fácil una canciller conservadora y mucho más postideológica de lo que sus adversarios creen ser. Y quizá todo lo anterior no sea ni siquiera un mal: la política alemana, siempre tan ordenada y aburrida, tras el setiembre de 2009, está destinada a cambiar lo suyo. Y a volverse mucho más colorada.

Fuente: http://www.ilmanifesto.it/Quotidiano-archivio/09-Settembre-2008/art37.html