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Vuelta al hospital del terror (Atenas)

Fuentes: La Vanguardia

Si en algún momento alguien suelta en algún intercambio de opiniones sin fundamento en alguna red social aquello de que los trabajadores públicos griegos, por ejemplo los de la sanidad, son vagos y picarescos, interesados unicamente en el fekaleki (sobre) lleno de euros, el soborno al médico corrupto, he aquí algo que le puedes enviar […]

Si en algún momento alguien suelta en algún intercambio de opiniones sin fundamento en alguna red social aquello de que los trabajadores públicos griegos, por ejemplo los de la sanidad, son vagos y picarescos, interesados unicamente en el fekaleki (sobre) lleno de euros, el soborno al médico corrupto, he aquí algo que le puedes enviar sin ni tan siquiera tener que perder el tiempo o los nervios escribiendo una respuesta.

Es el último mini documental de Aris Chatzistefanou, uno de los periodistas griegos que hizo Debtocracy, una crítica demoledora a los ajustes en Grecia, y a la olgarquia local y multinacional que los receta. Échale un vistazo mientras lees este post y entenderás por qué el partido de la izquierda anti austeridad Syriza ha salido de la nada en los últimos meses para (con un poco de suerte) hacerse con la mayoría parlamentaria en las elecciones el domingo.

El documental cuenta la historia terrorífica y heroica del hospital de Nikaia en las afueras de Atenas tras dos años de recortes salvajes. Es el mismo hospital que yo visité en noviembre del año pasado cuando hice este artículo «Hospital del terror» que creo que es un buen complemento del reportaje audiovisual de Aris.

No he podidido llevar el Diario (cada vez menos) Itinerante a Atenas para estas elecciones, (el presupuesto de viajes de La Vanguardia ya no es lo que era)  lo cual me resulta exasperante. Porque ya, tras un par de años cubriendo Grecia, había empezado a entender cómo contrarrestar con datos y testimonio el peligroso deseo oculto  de muchos españoles de despreciar  a quienes se encuentran en el mismo agujero que ellos con el fin de buscar alianzas quiméricas con  el poder y el dinero.  De modo que con la ayuda del excelente reportaje de Aris, trataré de actualizar la crónica de hospital desde Madrid,  una tarea ya no tan difícil si has visitado un hospital madrileño ultimamente en este momento de greciazación de la crisis española.

Nikaia -el hospital más grande de Atenas en número de pacientes atendidos pero no en número de camas, 650- ya tambaleaba cuando lo visité  hace seis meses en un barrio obrero de Atenas, cerca del puerto de Pireus, tras recortes del 40% en los presupuestos hospitalarios desde el inicio del programa de ajustes de la Troika (UE, BCE, FMI).

Y la situación va de mal en peor, tal y como se puede comprobar en el documental de Aris.  A finales del año pasado, faltaban médicos y los 200 enfermeras no daban abasto. «En el turno de noche, tenemos solo dos enfermeras para 60 pacientes», me dijo Olga Kosmopoulou, doctora del hospital, que sale varias veces en el reportaje de Aris. Ahora -como se ve- faltan más.

Olga me explicó entonces  cómo el recorte del 42% del gasto en IKA, la aseguradora pública que ofrecía asistencia primaria y médicos de cabecera a millones de jubilados pensionistas, habia forzado a enfermos a ir directamente a urgencias que estaba totalmente colapsado. Los tiempos de espera se habían alargado un 30%. «Hay gente que viene por la mañana; espera todo el dia y luego regresan el dia siguiente», me dijo Olga en inglés muy aceptable.

Siete meses después , el colapso del hospital se  trasmite de forma directa, casi palpable, en el documental de Aris. Cientos de pacientes esperan hora tras hora,  día tras día mientras enfermeras y médicos trabajan bajo un estrés que pronto, es obvio, les enfermará a ellos.  «Esto no se debería ver en un hospital de un país desarrollado», dice un joven enfermero. Mientras se recorta el presupuesto de la sanidad griega, el número de pacientes que acuden a hospitales públicos ha subido el 30% desde el 2009 quizás porque, tras recortes de la renta media de la familia griega del 30% al 50%, la gente ya no puede permitirse el lujo de pagar un seguro privado.»Tenemos que llevar los camillas con pacientes en el mismo ascensor que la basura», se lamenta el mismo enfermero en el documental de Aris. «Es un problema», añade y, no se sabe si por rabia o vergüenza, desvía su mirada de la cámara.

En mi articulo de noviembre, Kosmopoulou  advirtió que los suministros de productos no esenciales -desde algodón a vasos de plástico- se estaban agotando. «Son cosas baratas, sencillas; es como si lo hicieran para humillarnos», dijo. En el documental de Aris, el desabastecimiento va agravándose . Ya son jeringuillas los suministros  que se han agotado. ¿Cuál va a ser el próximo foco de escasez? Bajo el nuevo presupuesto de austeridad draconiana exigida para que Grecia siga recibiendo el tramo actual de créditos europeos, el presupuesto del Ministerio de Sanidad se ha recortado otro 6,5%.  Mientras, los proveedores de fármacos que llevan meses o años sin cobrar empiezan a cortar los suministros.

No es por nada que Syriza dice que quedarse en el euro no puede ser un pretexto para el asesinato. Y, muchos de estos pacientes obreros y parados del barrio de Nikaia, con sus gestos de rabia y hastío ante la cámara de Aris, se identificarán con el discurso con el joven ingeniero Alex Tsipras, lider de Syriza.

En el documental, -quizás ya lo estas viendo-, hay una tensión permanente, y uno es testigo a distancia de las constantes discusiones entre médicos de nervios crispados y pacientes cuya paciencia ya se ha agotado también tras todo el día esperando. «Si un caso urgente llega y pasa al principio de la cola, la gente protesta porque han esperado tanto», dice Olga.

Y es que, mientras  Bild o La Razón, con sus voceras tan rubias en tertulias televisivas, dibujan un esterotipo del griego individualista e insolidario, necesitado de corrección inmediata y severa, a manos de la Troika, la realidad es que son los ajustes los que engendran ya una insolidaridad radicada en la desesperación.

Pasa lo mismo con la corrupción. La Troika no es un policía honrado del norte que llega para purgar los pecados del sur sino el detective ignorante y prepotente de  Scotland Yard que por poco hunde la investigación del inspector Jaritos en Con el agua al cuello la última novela de Petros Markaris. No está «corrigiendo» Grecia sino que crea más incentivos para delinquir.  Según un estudio sobre los efectos de los recortes a la sanidad de la revista médica The Lancet (numero 378, 22 de octubre de 2011), lejos de resolver el problema de la corrupción, los recortes presupuestarios pueden estar agravando la cultura del fekalaki (sobre lleno de dinero). «Se soborna a los empleados para evitar las colas en hospitales colapsados», advierte.

Kosmopolou, especialista en enfermedades contagiosas, me comentó hace siete meses que existe una «crisis humanitaria» debido al aumento disparado de casos de pacientes seropositivos. Según The Lancet, el diagnóstico de seropositivos habia subido el 52% entre el 2010 y el 2011. «Hay tratamiento  pero no hay apoyo de asistentes sociales ni psicólogos», me dijo entonces Olga. Y esto va empeorando, como se ve en el reportaje. Un enfermo de Sida en las sombras del olvido europeo explica que ya sólo tratan a gente en la ultima fase de la enfermedad.

Recorriendo los pasillos de hosital con Olga entonces, topamos con una mujer de la limpieza y explicó que trabaja para una empresa privada subcontratada. Cobraba 500 euros al mes por una jornada de 15 horas sin derechos sindicales.

Y, para terminar nuestro retorno en mente y corazón -aunque no en cuerpo- a Atenas, he aquí algunas de las medidas propuestas en la próxima fase de ajuste que Syriza y Alex Tsipras, si ganan las elecciones, se negarán a adoptar aunque su insumisión cueste Grecia su lugar en el club del euro:

-recortes del gasto en sanidad y fármacos por valor de 1.100 millones de euros

-recortes de 50 millones de euros parta las pagas de horas extras de médicos

-recortes de inversion pública por 400 millones de euros

-otro recorte del 22% de los salarios negociados en el sector público.

-un 10% más -ademas del 22%- para los nuevos contratados.

-el desmantelamiento de convenios colectivos

-congelacion de salarios hasta el 2015.

-recortes de 300 millones de euros a las pensiones.

-supresión de 150.000 puestos de funcionarios

Fuente: http://blogs.lavanguardia.com/diario-itinerante/?p=1051