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12,3 millones de personas viven en situación de esclavitud en el mundo

Fuentes: Diagonal

El 2 de diciembre se celebró el Día Internacional contra la Esclavitud, recordando la firma en 1949 de la Convención para la Abolición de la Trata de Personas. Pero el trabajo esclavo no ha llegado a desaparecer.

No existe más la esclavitud tal como la cuentan los libros del colegio: la trata de esclavos africanos a América y las naves negreras que surcaban el Océano Atlántico son un episodio histórico. Pero esto no significa que en nuestro mundo la explotación haya desaparecido. No hay que esforzarse mucho para ver que existen otras tratas de seres humanos y muchos otros barcos, o pateras, llenos de esclavos que surcan los mares. Según la organización británica Anti-Slavery International el verdadero problema es que la gente piensa que la esclavitud ha realmente terminado, que es un asunto del siglo XIX.

La Organización Internacional del Trabajo señala que hoy 12,3 millones de personas en el mundo viven en condición de esclavos. Y no se trata sólo de trabajadores de los países más pobres, sino de personas que son diariamente explotadas en Europa o en Estados Unidos.

La trata de seres humanos

El problema de la esclavitud está estrechamente relacionado con la trata de seres humanos, que es el mecanismo de constante abastecimiento de nuevos esclavos. Un informe del Gobierno de Estados Unidos relata que cada año entre 600.000 y 700.000 personas son víctimas de la trata internacional, de las cuales aproximadamente un 80% son mujeres y niñas, y hasta un 50% son menores. Esta violación de los derechos humanos se ha convertido en el tercer negocio ilícito más lucrativo del mundo, tras el tráfico de drogas y el tráfico de armas.

Sobre este aspecto se ha redactado en el mayo de 2005 el Convenio Europeo sobre la Trata de Seres Humanos. El Estado español no figura en la lista de los 33 países del Consejo de Europa que ya han firmado el protocolo. Y esto no es por que la situación en el país sea menos grave. En España, el fenómeno de la trata con fines de explotación aparece especialmente vinculado a la inmigración y afecta principalmente a las mujeres. La mayoría de las víctimas tienen entre 18 y 25 años y han sido captadas en sus países de origen por redes criminales organizadas. Estos grupos se sirven de sus expectativas de mejorar sus vidas para traerlas en Europa por medio de engaño y amenazas y con el fin de explotarlas, ya sea en la prostitución, el servicio doméstico, la agricultura, la mendicidad, la venta ambulante o los matrimonios serviles.

Niños esclavos

Según la ONG Save the Children, en el mundo 8,5 millones de niños están sometidos a trabajos forzosos en condiciones de esclavitud; esta práctica produce más de 20.000 millones de euros al año. España es uno de los principales países de destino y tránsito de niños víctimas de trata ilegal, que provienen primordialmente de Rumanía, Rusia, Brasil, Colombia, Nigeria, Ecuador, Guinea, Sierra Leona, Bulgaria, y Ucrania. Entre ellos hay también menores explotados sexualmente, principalmente niñas entre 17 y 18 años que son introducidas en el país de forma ilegal por mafias. Sin embargo, la situación de explotación no afecta únicamente a menores extranjeros.

Un estudio de UNICEF (que considera trabajo todas aquellas actividades que realicen los niños y niñas durante tres o más horas diarias y durante cinco días a la semana) asegura que hay unos 180.000 niños y niñas trabajadores en España. Más de 100.000 realizando trabajo doméstico, unos 15.000 en negocios o comercios, unos 10.000 en tareas agrícolas y ganaderas y poco más de 1.800 dedicados a la venta ambulante. La esclavitud lejos de ser abolida parece sólo multiplicar sus formas.

Esclavos de la moda
Los esclavos de la moda existen. Pero no se trata de la gente que llena las calles entrando y saliendo de las tiendas. Los esclavos de la moda son personas que trabajan 10 o 12 horas diarias en factorías textiles donde se confeccionan las prendas de las firmas italianas que se venden a cientos de euros en las tiendas de todo el mundo. Recientemente, un programa de la televisión pública italiana ha documentado en un reportaje cómo se fabrican los trajes made in Italy. A través de un hilo de intermediarios, el pedido en muchos casos acaba en factorías donde hay trabajadores en condiciones de esclavitud. Muy a menudo se trata de empresas chinas, donde la mano de obra está compuesta por clandestinos que trabajan, viven y duermen en el mismo edificio, sin salir casi nunca a la luz del día. Los sueldos son irrisorios y las condiciones terribles. Quienes se lucran con este sistema no son sólo las fábricas, sino también las firmas que imponen a sus proveedores subastas a la baja. Se trata de una costumbre bastante común, ya que en estas factorías se encontraron productos de todas las mayores firmas de la moda. Según ha documentado el reportaje, un bolso que a la empresa china le ha costado 28 euros, se encuentra en las tiendas del centro de Milán a 440. Éste es el lujoso precio del ‘hecho en Italia’, poco importa si lo hacen clandestinos tratados como esclavos.