Estamos a tiempo de construir la unidad. El Estado Plurinacional como proyecto largo, solo podrá ser el resultado de la unidad.
La unidad de todos y todas (organizaciones, ONGs, comités, asociaciones, comunidades, barrios, cantones, caseríos, autoridades locales, ancestrales, mujeres, hombres, ancianos, ancianas, niños, niñas, académicos, artistas, poetas, músicos, y más).
Para impulsar un nuevo Estado, es importante que nos preguntemos lo siguiente: ¿Un Estado Plurinacional, con la misma estructura del Estado-Nación, que tiene como sistema la democracia burguesa y occidental? ¿Qué modelo de democracia se impulsa en un modelo plurinacional, cuando la democracia es occidental y griega? ¿Un Estado Plurinacional, que respete y promueva las autonomías territoriales? ¿Un Estado Plurinacional, para que los pueblos se sientan integrados? ¿En un Estado Plurinacional, las comunidades que hasta ahora han recuperado muchas caballerías de tierra y territorio, donde quedan? ¿Qué concepto de “nación” alimenta el modelo plurinacional, la occidental o el komon de los pueblos originarios? ¿En el plurinacionalismo se promueve el desarrollo, el extractivismo, etc.? ¿Cuáles son los principios y valores básicos para un modelo plurinacional, es occidental o el nuestro? ¿La diferencia entre el plurinacionalismo impulsado desde las organizaciones y el plurinacionalismo histórico de los pueblos? ¿Cuál es la diferencia entre el plurinacionalismo impulsado por la izquierda, la derecha, los pueblos originarios, las mujeres, etc? ¿Cuál es el modelo de gobierno de un Estado plurinacional o solo los pueblos originarios van a gobernar? ¿En un sistema plurinacional se resolverán los despojos de tierra y territorio sufridos por los pueblos originarios y se les devolverá lo que se les quitó o todo quedará igual?
Proponer la construcción de un nuevo Estado, requiere de muchas y variadas condiciones. No se da por antonomasia, es decir, solo sustituyendo un nombre por otro o poniéndolo como slogan, como es común en todos los movimientos sociales. Porque en vez de encontrarle la cura a los problemas del país, podemos crear nuevos y profundos problemas. Porque el nuevo Estado que urge en Guatemala, no solo debe resolver el problema de la corrupción y la impunidad, sino reconocer y respetar las autonomías territoriales o comunitarias, resolver el problema de la pobreza y extrema pobreza, que se resuelve con programas sociales, sino con la devolución de las tierras y territorios. Esto no es fácil porque los grupos de poder (cámaras empresarias, militares, religiosos, políticos, comunidad internacional, etc) se resistirán a estos cambios, porque lo que quieren es el control total de los territorios indígenas. Veamos lo que pasa en Bolivia, Ecuador, Perú, etc., en donde se torna cuesta arriba los derechos políticos, económicos, sociales y culturales de los pueblos y las autonomías aun no son plenas.
Cuando se habla de plurinacionalismo, no solo se habla del reconocimiento de los pueblos como nación, sino del derecho que tienen de fortalecerse y desarrollarse como nación, pero desde su particular punto de vista. Es decir, desde su identidad, cultural, comunidad étnica, pueblo, territorio, tierra, valores y principios. Es reconocer que los pueblos son diferentes a la nación guatemalteca, a la nación europea, a la nación criolla, etc., y que tiene formas propias de gobierno, como el komon y de organización comunitaria. En una palabra, el plurinacionalismo que reclaman los pueblos originarios, es el que vienen construyendo muchos años antes de la colonia y que ha sido trastocado por el sistema colonial y sus otras formas de Estado.
En este sentido, el modelo plurinacional desde los pueblos originarios, no pasa necesariamente por una asamblea constituyente, tampoco está determinada por la participación en partidos políticos, ni mucho menos que sea reconocido en una constitución, sino que pasa por construir lo que hace muchos años llamábamos autonomías de hecho, como el modelo que impulsan el EZLN y algunas comunidades de Perú, Bolivia, o como lo están implementando diferentes comunidades mayas, cuando están recuperando sus territorios y tierras, para la perpetuidad de su identidad, su cultura, su espiritualidad, su gobierno, etc.
Entonces, no está sujeto a una disputa política-partidista, sino al nivel de organización que hay en los territorios y al nivel de autoidentificación que tienen los pueblos como naciones o como Estados. Las comunidades de los pueblos originarios, deben tener claro su forma de autoridad, que no son necesariamente los que ahora llaman “autoridades ancestrales”, y su territorio y su tierra. De esta manera, Guatemala, sin haber sido reconocido por la constitución como un Estado plurinacional, en su realidad ya es un Estado plurinacional, sobre todo, cuando hay casos en donde comunidades se han dado a la tarea de recuperar sus territorios: Chuarrancho, alguna comunidades Ixiles de Nebaj y Chajul, Q’eqchi de Alta Verapaz, Poqomchi de la Sierra de las Minas, Chorti en Jocotán y Camotán, Chiquimula, Xinkas en Xalapan, etc.
Ahora bien, el impulso que actualmente está teniendo el Estado Plurinacional por parte de ciertos movimientos sociales (campesinos, indígenas, mujeres, etc.) y cuando se plantea la instalación de Asamblea Constituyente Plurinacional, está en el marco de los cánones trazados por la democracia occidental. Es hacer del mismo sistema, medio funcionable a las expectativas y demandas de los pueblos. Y está en el marco de la doctrina de los derechos humanos y del derecho a la participación política, dentro del Estado-Nación.
Entonces, hay dos formas o más para demandar la construcción de Estados Plurinacionales, solo anotamos dos: 1) el sistema que los mismos pueblos están construyendo y que no necesitan ser reconocidos por una constitución, ni tampoco debe pasar por la instalación de una Asamblea Constituyente, que está en la línea de las resistencia y las rebeldías; y 2) que es la forma más occidentalizada, para buscar la igualdad, que sería lo mismo que la integración, asimilación o reconocimiento de los pueblos y que está en el marco del neoindigenismo, ahora denominado multiculturalismo, interculturalismo, pluralismo o dentro de la doctrina que se llamó, “el reconocimiento del Otro”. Esta última es la ruta que siguen las propuestas sobre refundación del Estado que ahora tenemos en el país: CODECA, CPO, WAQIB KEJ.
La primera forma, que es la que van construyendo los pueblos cuando avanzan en su resistencia, en su descolonización y su autonomía. Esta siempre es más criminalizada por el Estado nación y a veces incomprendida por los grupos de izquierda o los movimientos sociales. La segunda forma, puede ser mucho más aceptada por el Estado-Nación, porque se produce desde sus propias normas y principios y muy raras veces atenta con el Estado de Derecho. Mientras la primera, requiere de un proceso más organizativo desde las comunidades y pueblos, la segunda puede hacerse desde los movimientos sociales, utilizando el sistema de partidos políticos. La primera es lo que originariamente han construido los pueblos, la segunda, puede ser el maquillaje del Estado criollo, es decir, cambiar todo para no cambiar nada. La primera podríamos decir que está construido desde los principios y valores comunitarios, la segunda se construye desde los principios y valores del occidente, hoy denominado “derechos humanos”.
Construir Estado Plurinacional desde los parámetros del Estado occidental, tiene sus propios peligros y uno de ellos, es que se puede perder lo que se ha avanzado como la recuperación de territorios y tierras indígenas y que podrían dar cabida a construir modelos de autonomía de hecho, que no son hechos ilusos, sino que ya están avanzando desde el principio de recuperar “tierras y territorios comunales”.
Entonces, ¿cuál es la ruta?
(continuará)