El paro es masivo, los planes de despidos se suceden. Lo que ocurre en France Telecom, el stress que conduce al suicidio, es terrible. El conjunto de la gente trabajadora está sufriendo mucho, pero lamento que con los suicidios como con todo, las estadísticas nunca se tratan desde la perspectiva de género. Porque la situación […]
El paro es masivo, los planes de despidos se suceden. Lo que ocurre en France Telecom, el stress que conduce al suicidio, es terrible. El conjunto de la gente trabajadora está sufriendo mucho, pero lamento que con los suicidios como con todo, las estadísticas nunca se tratan desde la perspectiva de género. Porque la situación de las mujeres es todavía mas difícil. Tienen los trabajos más penosos y cada vez con más frecuencia educan solas a sus hijos. En Francia, le sucede al 11% de las mujeres, tasa que llega al 24% en los suburbios pobres.
El paro es para ellas una catástrofe que les sumerge en la miseria. Nunca hay que dejar de denunciar el sistema capitalista, pero existe otro sistema de explotación que los hombres, y muchas mujeres, olvidan, es el sistema patriarcal. Las mujeres realizan 41 mil millones de horas de trabajo doméstico que no son contabilizadas en ninguna parte, que no entran en los cálculos del PIB. 41 mil millones de horas que nos agotan y que hacen que nuestra pensión esté recortada. Solo la mitad de las mujeres tienen una pensión completa, dos tercios están bajo el umbral de pobreza.
El trabajo es una dimensión de la independencia de las mujeres. Cuando se comienzan a ganar cuatro perras, no estamos obligadas a mendigar al marido. El trabajo es un salario, no siempre una liberación. El tiempo parcial, los horarios flexibles de las vendedoras, de las cajeras, no es vida. A menudo he sido dura con los sindicatos ya que la diferencia de salarios entre hombres y mujeres no les molestaba. No recuerdo que hayan fomentado huelgas para que las mujeres cobren igual por el mismo trabajo. Pero las mujeres tienen una compensación, tienen una media de seis años más e vida. Con frecuencia es un periodo de extrema pobreza y es un tiempo de gracia, un tiempo donde pueden hacer cosas, hablar… Un tiempo que puede ser un periodo de creatividad. Cuando voy fuera de la capital, más allá de las grandes urbes, me encuentro mujeres de medios muy modestos que mantienen los vínculos sociales. Y me resulta admirable porque ellas tienen un papel profundamente ciudadano.
Militante feminista, promotora de la Casa de Babayagas en Montreuil.