En 2014, Italia rescató a no menos de 170.000 personas que intentaban cruzar el mar Mediterráneo para llegar a Europa. Eso representa un aumento del 277 por ciento con respecto a 2013. Hasta el momento, la Unión Europea ha preferido «mirar para otro lado». Se trata de un flujo incontrolable de seres humanos que buscan […]
En 2014, Italia rescató a no menos de 170.000 personas que intentaban cruzar el mar Mediterráneo para llegar a Europa. Eso representa un aumento del 277 por ciento con respecto a 2013. Hasta el momento, la Unión Europea ha preferido «mirar para otro lado».
Se trata de un flujo incontrolable de seres humanos que buscan desesperadamente una alternativa a sus condiciones de miseria y al horror de la guerra, y que no tienen otra opción que aceptar las imposiciones económicas y los altos riesgos del viaje impuestos por criminales que lucran con la tragedia humana.
De acuerdo a las cifras oficiales del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), son casi 3.500 las personas que perdieron la vida en el intento durante los últimos 15 meses.
Más de la mitad de ellas fallecieron en lo que va del año, es decir treinta veces más en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Las graves situaciones de violencia, persecución y guerra que sufren las poblaciones de países como Libia, Egipto, Eritrea y Siria, unido a las condiciones atmosféricas favorables de estas últimas semanas, han agudizado aún más la emergencia.
El Centro Astalli del Servicio Jesuita para los Refugiados estima que en 2014 se presentaron en Italia unas 65.000 solicitudes de asilo, 143 por ciento más que el año precedente.
Durante las primeras dos semanas de mayo han sido rescatados 5.600 inmigrantes, mientras ya se cuentan por decenas las personas que se suman a la lista de muertos y desaparecidos en el naufragio de barcos.
Pietro Ruffolo, coordinador de las políticas europeas de la Federación de Trabajadores de la Agroindustria (FLAI-CGIL), organización afiliada a la UITA, analizó esta situación durante su conversación con La Rel.
-La crisis migratoria ya ha alcanzado una dimensión de emergencia humanitaria. ¿Qué está ocurriendo en el Mediterráneo?
-Hay países como Libia y Siria donde el horror de la guerra interna y las condiciones de miseria y persecución están generando una fuerte presión sobre la población, que no tiene otra opción que arriesgar su vida y escapar, aceptando cualquier chantaje y condición impuesta por las redes criminales que controlan los flujos de migrantes hacia Europa.
La fuga desesperada de las personas, unido a la condiciones atmosféricas favorables, están creando una presión enorme sobre el Mediterráneo.
De acuerdo con previsiones no oficiales, en los próximos meses Italia podría estar enfrentando una emergencia que involucraría a más un millón de inmigrantes.
El fracaso de la política europea. Una indiferencia criminal
-¿Qué papel está jugando la Unión Europea ante esta emergencia?
-Esto es el verdadero problema, porque no existe una solución europea ante la emergencia migratoria. El pasado 23 de abril, los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países que conforman la Unión Europea (UE) convocaron a una reunión extraordinaria del Consejo Europeo, para analizar la situación en el Mediterráneo. El resultado fue decepcionante.
Los mismos Jean-Claude Juncker y Frans Timmermans, respectivamente presidente y vicepresidente de la Comisión Europea, reconocieron que no se pudo llegar a un acuerdo.
-¿Por qué tanta resistencia de parte de la Unión Europea?
-Para nadie es un secreto que existe una relación directa entre el fenómeno migratorio y la política interna de cada país que integra la UE.
En este sentido, la reunión extraordinaria fue fuertemente condicionada por la cercanía a eventos electorales que iban a desarrollarse en Finlandia, Reino Unido y Polonia.
Sobre todo de parte del reelecto primer ministro británico, David Cameron, hubo una fuerte presión para que no se alcanzase una posición europea sobre el tema de la migración.
Si analizamos los movimientos migratorios en territorio comunitario, nos damos cuenta que la inmensa mayoría de migrantes que logran llegar a Italia tienen como objetivo final el de establecerse en países del norte de Europa, particularmente en Alemania, Suecia y ocho países más.
No es casualidad, entonces, que en estos países del norte de Europa estemos asistiendo a un avance y un fortalecimiento político-electoral sin precedentes de partidos antieuropeístas, con una marcada tendencia xenófoba, y hasta de los neonazis.
Nadie quiere involucrarse directamente, ni buscar una solución a esta emergencia por temor a perder consenso electoral. Antes bien, los partidos de centro, centroderecha y derecha hacen un uso instrumental del drama de la inmigración para sumar consenso y votos.
En fin, la Unión Europea continúa lavándose las manos y proponiendo medidas que son insuficientes. Aumenta el presupuesto de la Operación Tritón, pone a disposición más buques para cumplir misiones de patrullaje en el Mediterráneo, pero en definitiva no quiere resolver la problemática.
-Recientemente hubo un nuevo acuerdo entre los países de la UE.
-Después de una reunión con Naciones Unidas, la UE dio a conocer algunos acuerdos que prevén la identificación, captura y destrucción con uso de drones de las embarcaciones utilizadas por los traficantes de personas, así como establecer cuotas para repartir a los refugiados entre los países de la UE.
Tanto la FLAI como la Federación Europea de Sindicatos de los Sectores de la Alimentación, la Agricultura y el Turismo (EFFAT), creemos que no es esta la vía correcta.
En este sentido, durante la reunión del Comité Ejecutivo de la UITA en Ginebra presentamos una moción sobre el tema de la migración.
La vía militar en el tapete. Bombardear embarcaciones, una falsa solución
-¿Cuáles son los contenidos de la moción?
-No estamos de acuerdo con medidas de tipo militar como el bombardeo de las embarcaciones. Además de poner en riesgo la vida de los migrantes, se le cercena el derecho de escapar de una situación dramática y solicitar el estatus de refugiado en otro país.
Asimismo, sin una intervención seria, profunda y coordinada de los aparatos de inteligencia de los diferentes países de la UE para rastrear los canales de financiamiento, estas redes criminales tienen toda la capacidad económica y logística de movilizarse y trasladar su negocio por distintos puertos del Mediterráneo.
El segundo punto de la moción tiene que ver con volver a implementar el programa humanitario y de rescate Mare Nostrum1, esta vez con el apoyo logístico y económico de los países de la UE.
Finalmente, hay que crear corredores humanitarios para los migrantes que huyen de situaciones de violencia, persecución y guerra, priorizando la atención a las personas que solicitan el estatus de refugiado.
El problema de la migración no puede ser sólo de Italia, y para resolverlo necesitamos del esfuerzo serio y la participación decidida de los 28 países de la Unión Europea.
Notas:
(1) El programa humanitario Mare Nostrum, iniciado en 2013 por Italia, preveía patrullajes en el Mediterráneo fuera de las aguas territoriales de la Unión Europea, para ayudar a las miles de personas que trataban de llegar al país. Por su alto costo fue reemplazado por la operación Tritón, que es financiada por la UE y que tiene un enfoque de defensa del territorio.